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El fantasma de la ingobernabilidad mete miedo a los inversores tras el batacazo del PP
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El fantasma de la ingobernabilidad mete miedo a los inversores tras el batacazo del PP

Los resultados en Cataluña apuntan en una dirección: la debilidad del próximo Gobierno que salga de las elecciones de diciembre. El riesgo político vuelve a pesar entre los inversores

Foto: El candidato del PPC a la presidencia de la Generalitat, Xavier García Albiol, y la presidenta popular, Alicia Sánchez-Camacho. (EFE)
El candidato del PPC a la presidencia de la Generalitat, Xavier García Albiol, y la presidenta popular, Alicia Sánchez-Camacho. (EFE)

Los inversores internacionales también hacen cuentas tras las elecciones autonómicas celebradas en Cataluña el pasado domingo, comicios convertidos por los nacionalistas en una suerte de plebiscito. Con los problemas de gobernabilidad que se avecinan en España en el punto de mira. Y como no hay una crisis sin su argot, el término 'Catalexit' empieza a tener adeptos.

Para Jonathan Loynes, analista de Capital Economics, la reacción favorable de la rentabilidad del bono este lunes refleja que los independentistas no han logrado mayoría de votos. Sin embargo, advierte, “no sería una sorpresa” que el alivio haya sido sólo temporal. Es decir, a corto plazo. Los problemas de fondo (dos millones de catalanes a favor de la independencia) continúan y eso alimenta la volatilidad del bono.

Como sostiene desde Londres el analista principal para España de un gran fondo de inversión de renta fija, lo que habrá en los próximos meses es “mucho ruido” tras la “victoria parcial de los independentistas”. Pero al final, en su opinión, “habrá algún tipo de acuerdo" porque una secesión traumática, tanto para Cataluña como para España, “tendría un coste demasiado grande para los dos partes”.

La mirada más larga de los mercados, por lo tanto, apunta ahora hacia el resultado de las próximas elecciones generales. Y hay consenso en que un Gobierno central débil (en el entorno de los 130-140 escaños) tendría más dificultades para enfrentarse en solitario -ya sea del PP como del PSOE- al proceso independentista. Salvo que lograra un pacto de estabilidad con C’s, algo que hoy puede estar más cerca. Otra cosa es conocer si las dos fuerzas unidas pueden lograr una mayoría suficiente para gobernar. Como difícíl es saber si el bloque del 'sí' (CDC y ERC) seguirá unido o, incluso, si será capaz de formar gobierno.

En suma, remacha Fidentiis, “el resultado reduce la legitimidad democrática para hacer una declaración unilateral de independencia, pero abre un periodo de incertidumbre y radicalización de las posiciones independentistas que también afectará a la política nacional”. No en vano, Cataluña representa el 20% del PIB español.

¿Gobierno de coalición?

Lo que preocupa entre los inversores, en todo caso, es lo que pasará en Madrid en diciembre. O expresado de forma más precisa: si el próximo Gobierno podrá contar con una mayoría suficiente. Este es el verdadero riesgo país. A favor del próximo Ejecutivo estará la inestabilidad política que puede advinarse ya en Cataluña tras el 27-S, algo que puede hacer descarrilar todo el proceso soberanista (Mas no sería presidente ni con la abstención de la CUP). Y es en este contexto en el que los independentistas pueden optar por ganar tiempo para formar Gobierno, al menos hasta que se conozca el resultado. Y actuar en función de los resultados. Este, hoy por hoy, es el escenario central.

Si esta inestabilidad política en Cataluña, sin embargo, no se materializa, las dificultades para gestionar todo lo que venga de allí serán mayores. Por lo que los mercados continúan sin descartar del todo un gran Gobierno de coalición PP-PSOE. Esta última opción daría, en todo caso, un aspecto de excepcionalidad a la cuestión catalana que tensaría todavía más la cuerda entre el Gobierno central y el surgido de las urnas este 27-S si antes no hay elecciones. No hay que olvidar que las dos fuerzas que han gobernado España desde 1982 apenas suman una quinta parte de los escaños del Parlament y sólo la mitad de los votos que la candidatura Mas-Junqueras.

Se visualizaría de esta manera, pero ahora con más intensidad, y sin 'terceras vías', el foso que existe entre lo que los independentistas llaman 'Madrid' y Cataluña. Sin descartar, como sostiene un analista que conoce bien España, que el cambio en Cataluña pase por sustituir a Artur Mas por un candidato más radical, lo que muy probablemente acabaría provocando una crisis interna en CDC.

La paradoja para el próximo Gobierno (tanto como si es del PP como del PSOE) es que las autonómicas catalanas han servido como un auténtico trampolín para C’s, pero su crecimiento en votos debilita, precisamente, a los dos partidos que históricamente han sido ganadores en las generales.

El sistema electoral, que premia a los dos primeros partidos, no es suficiente para asegurar una mayoría suficiente para gobernar. Máxime cuando tanto el PP como el PSOE -si no se produce un giro radical- pueden despedirse de poder obtener un buen resultado en las próximas generales en Cataluña, donde se eligen nada menos que 47 diputados. Se trata, por lo tanto, de una plaza esencial en términos electorales.

En las generales de 2011, los dos partidos obtuvieron algo más de la mitad de los escaños en juego (25), pero proyectando los resultados del 27-S el resultado sería sensiblemente peor: apenas el 50% de los diputados obtenidos en 2011. En el caso del PP, ese escenario sería todavía más adverso, toda vez que sus resultados en Andalucía (el otro gran granero de diputados junto a Madrid) puede ser algo más que discreto, como se demostró en las últimas autonómicas.Y lo sucedido en las autonómicas y municipales no agura nada bueno -o al menos suficiente- pese a la mejora de la situación económica.

La debilidad del Gobierno central es, precisamente, lo que más preocupa a los mercados. Parece obvio que uno de los principales activos que ha tenido España de cara a los inversores en los últimos años (lo que ha facilitado hundir la prima de riesgo) ha sido la existencia de un Gobierno con mayoría absoluta, lo que le ha permitido a Rajoy gobernar en innumerables ocasiones por decreto ley.

Una mala noticia

Esa mayoría es la que se difuminará, previsiblemente, tras las elecciones de diciembre, y esa es una mala noticia para los mercados, que huyen como de la peste de situaciones de ingobernabilidad. Lo que preocupa no es tanto la orientación ideológica sino la incertidumbre política. Aunque es cierto, como sostiene un analista desde la City, que el “riesgo político” ya está descontando en el actual diferencial con el bono alemán.

La otra posibilidad sería un Gobierno PSOE-Podemos, pero si algo ha prometido Pablo Iglesias a los catalanes en estas pasadas elecciones es que escuchará sus reivindicaciones, incluso ejerciendo el célebre derecho a decidir (¿también en el caso del País Vasco?). Y no parece razonable pensar que el PSOE respalde un referéndum a todas luces inconstitucional, salvo que opte por cambiar la Carta Magna, lo cual difícilmente se puede sacar adelante sin el respaldo del PP, salvo que se vuelva a la vieja inestabilidad constitucional que tantos disgustos ha dado a este país en los últimos dos siglos.La parte positiva para los mercados es que, al menos, el PSC se ha situado en las elecciones por delante del Podemos, lo que le permite salir de cara a los próximos comicios como partido mayoritario dentro de la izquierda.

Podemos, en todo caso, es probable que en Cataluña haya visto nacer el comienzo de su disidencia interna de forma relevante. Pablo Iglesias ha reconocido unos malos resultados y lo ha achacado a su 'sentido de Estado', pero esa moderación del discurso (liderada por Íñigo Errejón) es la que puede estar ahora creando la semilla de una rebelión interna. Entre otras cosas porque en Cataluña la CUP ha demostrado a Podemos que con un discurso más radical sus resultados han sido mejores. Lo que en todo caso queda claro, tras las elecciones, es que el globo Podemos se deshincha. O, al menos, pierde fuelle.

Este escenario de incertidumbre es el que preocupa entre los inversores, lo que explica que ya desde hace semanas la prima de riesgo de Italia (113 puntos básicos) sea inferior a la española (en el entorno de los 134 puntos). Y aunque este lunes apenas ha sufrido cambios (incluso se ha comportado algo mejor la española que la italiana), los problemas de fondo siguen ahí. Como antes de las elecciones.

Los inversores internacionales también hacen cuentas tras las elecciones autonómicas celebradas en Cataluña el pasado domingo, comicios convertidos por los nacionalistas en una suerte de plebiscito. Con los problemas de gobernabilidad que se avecinan en España en el punto de mira. Y como no hay una crisis sin su argot, el término 'Catalexit' empieza a tener adeptos.

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