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El soberanismo gana en escaños pero deja a Mas tocado y preso de Junqueras y la CUP
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El soberanismo gana en escaños pero deja a Mas tocado y preso de Junqueras y la CUP

Artur Mas ha perdido su plebiscito: su lista se ha quedado a seis escaños de los 68 de la mayoría absoluta, pero el 'procés' sigue adelante en brazos de una fuerza radical y de extrema izquierda

"A los ojos del mundo, ha ganado el independentismo", manifestaba Oriol Junquerasal anunciar la victoria de Junts Pel Sí con 62 escaños, nueve menos de los 71 que obtuvieron CiU más ERC en 2012. A su lado, Artur Mas, que habló después del líder de ERC,evitaba mencionar la palabra 'independencia'. Su victoria tiene un claro sabor agridulce: no ha conseguido superar los 68 escaños que se marcó como meta para poder argumentar que Cataluña le daba unmandato para seguir con el 'procés'. Además,solo echarse en brazos de la CUP (10 escaños), una formación de extrema izquierdaque no quiere pagar la deuda y pretende sacar a Cataluña de la UE, permitirá a Mas tener la mayoría absoluta del Parlament. Y ojo, porque la CUP amenaza con abstenerse si es el actual 'president' el que se postula. Y entonces no tendría ni la mayoría garantizada para ser elegido.

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En definitiva, las elecciones del 27-S han dejado un proceso soberanista en manos de Junqueras y la CUP;a Artur Mas tocado y a punto de ser hundido por sus propios socios radicales de Junts Pel Sí que, lógicamente, no quieren un presidente de derechas pilotando el siguiente paso; aAlbert Rivera bendecido para su salto a Madrid a jugar en el tablero nacional; a Pedro Sánchez fortalecido en su lucha interna contra Susana Díaz gracias a la remontada de Iceta; a Pablo Iglesias replanteándose su estrategia de cara a unas generales,y al PP lamiéndose las heridas y lamentándose en voz baja de lo que se dice a voz en grito fuera de Génova: que la imagen de Rajoy empieza a ser demasiado pesada no únicamente en Cataluña sino de cara a unas generales para las que solo faltan tres meses.

La amarga victoria

Artur Mas sabía que en porcentaje de votos tendría muy difícil llegar al 50%, y por eso se marcó comolínea roja los 68 escaños que dan la mayoría absoluta en el Parlament. Tras una jornada histórica en la que la participación superó finalmente el 77% -10 puntos más que en 2012-, los independentistas (Junts Pel Si más la CUP) se han quedado en el 47,83% de los 3.987.754 votos emitidos (pese a la movilización y a lo que se jugaba en estas elecciones, ha habido 1.160.386 personas que no han votado). Lejos en porcentaje, al final Junts Pel Sí se quedó en 62 escaños y Artur Mas ha perdido lo que él planteaba como un plebiscito yno tiene más remedio que buscar el apoyo de la CUP de David Fernández y Antonio Baños. Y aquí comienzan los problemas: la CUP, a través de Baños, reiteraba anoche que no va avotar a Mas para presidente de la Generalitat y, con 62 escaños, esa abstención supone que el resto de partidos (Ciudadanos, PSC, PP y Cataluña Síque es Pot) pueden sumar 63 escaños y echar por tierra las aspiraciones del 'president'.

Con esos ingredientes, el triunfo de Artur Mas es un 'sí, pero no'. Su lista ha ganado, pero ha obtenido nueve escaños menos que CiU y ERC por separado hace tres años; logrará la mayoría absoluta de escaños con la CUP pero el partido de extrema izquierda pretende exigir su cabeza y reclamar investir presidente al propio Junqueras -mucho más cercano ideológicamente que Mas- o a Raül Romeva, que ya avisó en campaña de que podría exigir ser el investido. Anoche, el 'president' no dio muchas pistas, se abstuvo de hablar de independencia -como reseñaban desde Génova en un intento de buscar una luz en una noche negra- y se retiró a sus cuarteles donde no son pocos los 'convergentes pata negra' (de los 62 diputados elegidos anoche en la lista de Junts Pel Sí solo 30 son de Convergencia)que se preguntan a dónde van a ir con un socio como la CUP que, con sus 10 escaños y sabiéndose imprescindible para el proceso, decía "a los españoles: España no nos manda más. ¡Viva la República catalana!".

Ciudadanos, el gran vencedor

Si el 'president' vivió una victoria amarga, los verdaderos triunfadores fueron los hombres y mujeres de Ciudadanos y así lo dejaron patente en los decibelios y el ambiente que se respiraba en la sede del partido naranja cuando Inés Arrimadas y Albert Rivera comparecieron al grito de "¡Presidenta!", "¡Presidente!", "Cataluña es España" y "Tres por ciento". Ciudadanos obtiene 25 escaños, 10 más que el PSC y 14 más que el PP, y se convierte en el partido que debe liderar la oposición al soberanismo. El partido de Rivera esgrimió en los últimos años su papel como dique contra el secesionismo en Cataluña y ha acabado por fagocitar buena parte de los votos del PP.

El resultado de anoche supone un espaldarazo para la estrategia de Albert Rivera, a quien le habían criticado que no se presentara él como cabeza de lista y le acusaban de querer saltar demasiado pronto a Madrid. Los 25 escaños ratifican la elección de Arrimadas para el Parlament y,lo más importante, es un trampolín para el salto de Rivera a Madrid, dejando a su partido como cabeza de la oposición en Cataluña. A partir de ahora, Rivera juega en Madrid en la nueva sede de Ciudadanos en pleno Recoletos.

Iceta, una 'victoria'... con cuatro escaños menos

El éxito de Ciudadanos es mayor si se locompara con los otros partidos 'españolistas'. El PSC de Miquel Iceta ha logrado parar el golpe tras la movilización conseguida en el cinturón rojo de Barcelona y un final de campaña en el que tanto Iceta como el propio secretario general, Pedro Sánchez, han dado el do de pecho. Y parar el golpe significa perder 'solo' cuatro escaños con respecto a los 20 que obtuvo el socialismo en 2012. Iceta, que insistía anoche en que la fórmula para recomponer la relación entre España y Cataluña es "una reforma constitucional hacia una España federal", le ha dado un nuevo balón de oxígeno a Pedro Sánchez de cara a las generales y, sobre todo, en clave interna: es un nuevo asaltofrente a Susana Díaz, que apenas ha querido implicarse en esta campaña.

Y los dos grandes derrotados: PP y Podemos

Sin paliativos. El candidato del PP, Xavier García Albiol, fue el único que admitió que sus 11 escaños -ocho menos de los que obtuvo Alicia Sánchez Camacho en 2012- eran un resultado malo de solemnidad. El peor del PP desde 1992. No hubo efecto Albiol y el PP ha sido incapaz de capitalizar la ofensiva de las últimas semanas contra el soberanismo -la gira del Rey, las palabras de Obama y otros líderes, la reforma constitucional...- quizá por eso, porque llegaban excesivamente tarde para la mayoría de sus votantes tradicionales que, al menos en Cataluña, piensan que el papel de ariete contra Mas lo lleva ejerciendo Ciudadanos desde hace tiempo.

Y Cataluña Sí que es Pot, el otro gran derrotado de la noche, que con 11 escaños logra dos menos de los que consiguió ICV en solitario en 2012. Si Iceta paraba el golpe para Pedro Sánchez, Lluís Rabell lo único que ha hecho es dar otra señal de alarma para Pablo Iglesias -'coleta morada' en campaña- que debe empezar a reflexionar si, como dicen los agoreros, el suflé de Podemos se está desinflando definitivamente y hay que actualizar el modelo. En estas elecciones, la CUP le ha comido los votos de la izquierda radical independentista.

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"A los ojos del mundo, ha ganado el independentismo", manifestaba Oriol Junquerasal anunciar la victoria de Junts Pel Sí con 62 escaños, nueve menos de los 71 que obtuvieron CiU más ERC en 2012. A su lado, Artur Mas, que habló después del líder de ERC,evitaba mencionar la palabra 'independencia'. Su victoria tiene un claro sabor agridulce: no ha conseguido superar los 68 escaños que se marcó como meta para poder argumentar que Cataluña le daba unmandato para seguir con el 'procés'. Además,solo echarse en brazos de la CUP (10 escaños), una formación de extrema izquierdaque no quiere pagar la deuda y pretende sacar a Cataluña de la UE, permitirá a Mas tener la mayoría absoluta del Parlament. Y ojo, porque la CUP amenaza con abstenerse si es el actual 'president' el que se postula. Y entonces no tendría ni la mayoría garantizada para ser elegido.

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