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CUP y Podemos tienden puentes para negociar un referéndum en 2017
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LA PRESIDENCIA DE ARTUR MAS NO ES SEGURA

CUP y Podemos tienden puentes para negociar un referéndum en 2017

En la CUP reconocen que “es pronto” para hablar de cualquier operación, pero consideran plausible un acercamiento entre la CUP y los grupos cercanos a Podemos para trazar una hoja de ruta común

Foto: El candidato a la presidencia de la Generalitat por la CUP, Antonio Baños. (EFE)
El candidato a la presidencia de la Generalitat por la CUP, Antonio Baños. (EFE)

Las aguas de la política catalana comienzan a agitarse como consecuencia de la resaca electoral. La pírrica victoria de Junts Pel Sí, la lista unitaria donde confluían Artur Mas y Oriol Junqueras, ha abierto muchas posibilidades de pactos en lo que ya se perfila como una nueva era, con la italianización del panorama político. En él, una serie de partidos emergentes pueden condicionar la formación del nuevo Gobierno e incluso su gestión.

En estos momentos, todo está en el aire, ya que la negativa de la Coordinadora d’Unitat Popular (CUP) a apoyar la investidura de Artur Mas como ‘president’ ha complicado las cosas al convergente. El portavoz de ERC, Sergi Sabrià, realizó este lunes un llamamiento a las fuerzas que podrían tener simpatías por el proceso (CUP y Podemos) para que apoyen un Govern independentista. “Tenemos un mandato democrático claro y contundente y hemos de encontrar el punto de encaje. Las conversaciones se iniciarán enseguida. Necesitamos a todos”.

También Artur Mas ha dejado la puerta abierta a negociar con la CUP porque “compartimos objetivos”. Esa afirmación es ratificada por Marta Pascal, portavoz de Convergència, para quien los radicales han de tener “un plus de generosidad” para hacer a Artur Mas nuevo ‘president’.

Fuentes cercanas a la CUP, el partido que obtuvo 10 diputados (tenía tres en la anterior legislatura), indican que, sin embargo, este no está por la labor. En sus planes no entra un pacto con una candidatura integrada por la cúpula de CDC, que está “contaminada” por la corrupción. No hay que olvidar que 13 de las sedes de CDC están puestas en prenda en el juzgado para responder de la responsabilidad civil en el escándalo del Palau de la Música; la sede de la fundación de Convergència también fue registrada a finales de agosto en relación con una investigación judicial sobre las ‘mordidas’ del 3% a empresas constructoras; varios dirigentes convergentes están bajo sospecha o involucrados en sumarios; el presidente honorífico, Jordi Pujol, está encausado, y el secretario general del partido, Oriol Pujol, tuvo que dimitir por el escándalo de las ITV.

Ante ese panorama, una fuente de la CUP señala a El Confidencial: “Yo no le compraría un coche usado a Artur Mas. Con nosotros que no cuenten para hacerlo presidente. La sombra de la sospecha es demasiado pesada”. Esta fuente, en cambio, apunta que “es posible un acercamiento a Catalunya Sí que es Pot”, la formación integrada por ICV, Podemos y otros pequeños grupos.

Los puntos en común

El cabeza de lista de la CUP, Antonio Baños, ya confirmó por activa y por pasiva que su partido no permitirá que Artur Mas sea investido nuevo presidente de Cataluña. Y el líder de Catalunya Sí que es Pot, Lluís Rabell, volvió a confirmar ayer que “no daremos apoyo a un Gobierno con Convergència Democràtica”. Este es una de los puntos en común que tienen la CUP y Catalunya Sí que es Pot. La otra es la prioridad de los temas sociales. Para los radicales independentistas, la creación de un nuevo Estado implicaría cambiar las reglas del juego. No hay que olvidar que su ideario proviene en buena medida de los movimientos anticapitalistas y antieuropeos. De ahí que la CUP propugne no solo la desobediencia civil e institucional, sino también la salida de Europa.

Hay otra cuestión que se valora muy positivamente desde la CUP: “Catalunya Sí que es Pot no se opone al derecho a decidir, lo que podría facilitar un entendimiento con ellos. Y hay algo que no nos puede pasar desapercibido: el propio líder de Podemos, Pablo Iglesias, se mostró públicamente de acuerdo con un referéndum. Por esta razón, podríamos alcanzar acuerdos y variar la hoja de ruta para centrar los esfuerzos en la organización de un referéndum para dentro de dos años, en 2017”.

Con ese calendario, también estarían en condiciones de renegociar con Junts Pel Sí, la lista que ganó las elecciones, una serie de pasos a dar hasta entonces. Claro que habría condiciones encima de la mesa, y la primera de ellas sería que Artur Mas no podría presidir el nuevo Gobierno.

En la CUP reconocen que “aún es pronto” para hablar de cualquier operación a medio plazo, pero consideran plausible un acercamiento entre se agrupación y los grupos cercanos a Podemos para trazar una hoja de ruta común. La estrategia, desde luego, no es descabellada.

Las aguas de la política catalana comienzan a agitarse como consecuencia de la resaca electoral. La pírrica victoria de Junts Pel Sí, la lista unitaria donde confluían Artur Mas y Oriol Junqueras, ha abierto muchas posibilidades de pactos en lo que ya se perfila como una nueva era, con la italianización del panorama político. En él, una serie de partidos emergentes pueden condicionar la formación del nuevo Gobierno e incluso su gestión.

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