El PP cree que el debate de Margallo no ha movido un voto en contra... ni a favor

A toro pasado, en la dirección del Partido Popular consideran un asunto menor y casi anecdótico el debate del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, con el dirigente de ERC y número cinco de la candidatura separatista, Oriol Junqueras. "Probablemente no movió un voto, ni a favor ni en contra", reconocen fuentes de la sede nacional, aunque insistan en que el jefe de la diplomacia española "estuvo bien" y dejó claras cuáles serían las consecuencias de la secesión.

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Después del soterrado debate que se abrió en el Gobierno y en el PP por la decisión de José Manuel García Margallo de medirse con el líder independentista en una televisión privada, los dirigentes del partido en el poder prefieren pasar página y repetir que toda voz es poca para denunciar la sinrazón del proyecto de Mas y Junqueras.

El líder de ERC ha presumido del éxito que ha supuesto para su estrategia electoral debatir con el ministro de Exteriores del Reino de España, un título que le viene bien para dar imagen de viabilidad a un hipotético Estado propio (nacionalista) en Cataluña. En el PP se agarraron al hecho de que Margallo concurría al 'mano a mano' como militante y ciudadano, aunque también lo hizo como experto en política europea para explicar que una Cataluña que rompiera España se quedaría fuera de la Unión Europea.

La iniciativa de Margallo de debatir con Junqueras tuvo que ser acatada en Génova y en el Ejecutivo pese a las reticencias semipúblicas de varios ministros una vez que se percataron que el ministro, o bien tenía permiso de Rajoy, o Rajoy ya no quería desautorizarle. Una vez anunciada la participación en el programa, era peor dar marcha atrás, concluyeron. El propio candidato del PP catalán, Xavier García Albiol, dio el visto bueno al programa para zanjar el problema.

Al día siguiente del debate, los dirigentes del Partido Popular procuraron hablar lo menos posible del mismo. Pocos reconocieron haberlo visto, aunque decían que estaban informados de que "Margallo estuvo bien". Fuentes de la dirección sostenían que el electorado más proclive a votar al PP no iba a dejar de hacerlo por el hecho de que el ministro se hubiera avenido a discutir con Junqueras. "Siempre está bien repetir los datos de las consecuencias de la secesión y en cualquier medio", agregaron esas mismas fuentes.

La otra cara de la moneda está en la evidencia de la movilización extrema del bloque político separatista; y también en que la opinión pública próxima a sus postulados tiene asumida la doctrina independentista en una clave emocional o sentimental difícil de combatir con argumentos racionales o datos técnicos y económicos. Esa faceta del sentimiento y la fe en la causa suprema es la que cultiva Junqueras; y para ese electorado convencido, la intervención de Margallo es inocua.

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