Margallo pierde a los puntos en su debate televisado con Junqueras
Es la primera vez que un miembro del Gobierno central y uno de los candidatos de la lista de Junts Pel Sí se ven las caras. La conservación de la nacionalidad y la permanencia en la UE, centro del debate
El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, perdió su debate contra el presidente de ERC, Oriol Junqueras. Aunque fue a los puntos. Ganó la primera parte gracias a la geopolítica. Y en la segunda, Junqueras acabó imponéndose en un debate de altísimo nivel intelectual, desarrollado en un clima de absoluta cordialidad muy de agradecer en una campaña tan crispada como ésta.
Junqueras aprovechó el lastre de partida con el que salía el ministro de Exteriores, ante las recientes dudas evidenciadas por Mariano Rajoy en Onda Cero sobre la manera de perder la ciudadanía española. En ese punto, la parte jurídica estuvo del lado de Junqueras de forma clara y contundente. El líder de ERC ha ido desde el principio a buscar ese flanco de Margallo. “Quedó claro que ningún ciudadano perderá su condición de ciudadano español y como mínimo la condición de ciudadano europeo estará ligada a la ciudadanía española”, manifestó el número cinco de la lista de Junts Pel Sí.
Margallo replicó entonces que “la ciudadanía europea no es algo abstracto, va anexo a la nacionalidad de uno de los estados miembros. Pero con la independencia se renuncia a la Constitución y a todas las leyes que nacen de ella. El ejemplo de Argelia, en este sentido, es claro”. Aunque ese ejemplo fue un patinazo del ministro, ya que dio a Junqueras la oportunidad perfecta para contraatacar: “Si nos compara con Argelia es que piensa que la relación que mantiene Cataluña con España es la de una colonia con su metrópoli”.
Por momentos, pareció que Margallo no iba a salir del hoyo. Pero Junqueras se metió en la trampa del mecanismo legal de la sucesión de estados y allí el titular de Exteriores dejó el derecho internacional para saltar a la geopolítica, un cambio de registro que le permitió ganar la primera parte del debate. “La sucesión de Estados está regulada por un convenio internacional de 1983, que no ha entrado en vigor. Y hay que vivir con el derecho que uno tiene. A mí, lo que me preocupa es que los catalanes y catalanas sepan las consecuencias de lo que vayan a votar este domingo. Territorios que tienen apoyo mayoritario de sus poblaciones, como Palestina, no han sido reconocidos por la ONU por los intereses de China y de Rusia. No hay la menor posibilidad de que eso en este momento cambie”, detalló el ministro.
El coste económico
A partir de aquí, Margallo esgrimió el grueso de sus razones alrededor de los costes económicos de la independencia. Muy altos para los catalanes, según el ministro. El dirigente popular alertó del efecto frontera que supondría la secesión, con aspectos tan variados como la tasa de paro, “que pasaría del 19% al 37% por la caída del comercio exterior. Y eso supondría un caída de las pensiones de más del 30%... Habría corralito bancario”. En fin, un largo etcétera sobre inconvenientes económicos.
Aquí Junqueras, sin embargo, se revolvió con solvencia. En parte, gracias a la ayuda del gobernador del Banco de España, Luis María Linde, que ayer mismo ya había matizado sus declaraciones iniciales sobre el riesgo de "corralito". Como en el caso de la entrevista de Rajoy en la emisora Onda Cero, Margallo saltaba a volar con plomo en las alas después de que parte de sus argumentos hubieran perdido fuste unas horas antes.
Remontada final
El problema del discurso económico es que estaba ya agotado. Margallo tenía difícil subir el tono después de la panoplia de argumentos aterradores esgrimidos durante la última semana, desde la patronal bancaria AEB hasta la multinacional Pronovias. “El más interesado en que formemos parte de la UE será el Gobierno español. Y nosotros, como ustedes, no estamos interesados en que haya ningún tipo de control arancelario”, manifestó Junqueras, quien aseguró que “los bancos catalanes tendrán acceso al BCE porque formaríamos parte de la UE”.
Margallo replicó contundente. "Es mentira". Pese a los reproches, parecía que Junqueras, con su tono calmado y monocorde, había ganado por KO cuando Margallo se sacó dos ases ocultos bajo la manga: “Ustedes quieren romper España, pero quieren mantener la nacionalidad española, quieren conservar el mercado español y seguir en Europa”, ironizó el ministro.
Y acabó avisando de que “hay gente en Cataluña que no está por la independencia, que va a votar por el sí para ganar una situación negociadora con otros temas. Pero nadie va a negociar en la comunidad de vecinos con aquel residente que lo primero que dice es que va a quemar el edificio”. Al final, quedó claro que las posturas de las dos partes se encuentran muy alejadas. Pero el debate se llevó a cabo en un clima de amabilidad y de corrección que resultó raro dentro de la crispación general de la campaña. Algo es algo.
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El ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, perdió su debate contra el presidente de ERC, Oriol Junqueras. Aunque fue a los puntos. Ganó la primera parte gracias a la geopolítica. Y en la segunda, Junqueras acabó imponéndose en un debate de altísimo nivel intelectual, desarrollado en un clima de absoluta cordialidad muy de agradecer en una campaña tan crispada como ésta.