De Guardiola a Lluís Llach: los nombres que manejan los independentistas para su lista
En las masivas reuniones de las formaciones independentistas han comenzado a aflorar los nombres de gente que puede integrar la lista que se supone ganadora de las elecciones
Ya hay candidatura unitaria para facilitar la proclamación de la independencia de Cataluña. Fue un órdago de Artur Mas a sus socios de proceso independentista y le salió bien. Si no aceptaban sus condiciones, no convocaría elecciones el 27 de septiembre, porque nadie convoca elecciones para perderlas, y las encuestas le vaticinaban un desastre sin precedentes si acudía en solitario. Consciente de que en sus manos tiene los resortes para convocar o no los comicios, su arma secreta fue, precisamente, el poder que posee el presidente de la Generalitat para adiar elecciones. El órdago le funcionó, porque Mas estaba dispuesto a dinamitar el bloque soberanista de una vez por todas y realizar otra cabriola más en el delgado hilo de la política.
Pero ahora falta vestir el santo. ¿Y cómo? En los cenáculos independentistas catalanes hay una euforia incontenida sobre posibles resultados favorables a la secesión el 27 de septiembre. Pero no es oro todo lo que reluce. Quedan muchas cosas en el tintero que pueden provocar roces graves entre las dos grandes formaciones que participan en esta coalición electoral, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). En otras palabras, no está garantizado que la coalición CDC-ERC obtenga mayoría absoluta. Sí que lograría esa mayoría (muy ajustada) una gran coalición que también incluyese a la Coordinadora d’Unitat Popular (CUP). Sin esta, desgajada del bloque CDC-ERC porque en su candidatura irán políticos en activo, la mayoría no está segura.
El alejamiento de los radicales de izquierda, sin embargo, puede jugar incluso a favor de Mas y su lista: una parte de la izquierda radical jamás votará a una candidatura donde esté la derecha encabezada por Artur Mas. Y por eso la escisión de la CUP se ha visto con alivio: puede recoger los votos independentistas descontentos con la coalición de las fuerzas de Esquerra y Convergència. En estos momentos, CDC y ERC suman 72 escaños. Pero ya veremos si juntas en ese pacto llegan a la mayoría absoluta de 68 el próximo 27 de septiembre. Ese es uno de los problemas con que se encuentran los nuevos socios. Y si no llegan como mínimo a los escaños que tienen ahora por separado, ya veremos qué pasa y cómo cantan victoria.
Personalidades de “reconocida solvencia”
En las intensas y masivas reuniones de las formaciones independentistas que ha habido los dos primeros días de la semana han comenzado también a aflorar los nombres de gente que puede integrar la lista que se supone ganadora de las elecciones.
En esa lista han de entrar “personalidades de reconocida solvencia” en el ámbito secesionista. Y ahí han corrido ya muchos nombres. Evidentemente, los cabezas visibles de las organizaciones de la “sociedad civil” que han estado tirando del carro, es decir, Jordi Sánchez (ANC), Muriel Casals (Òmnium,) y Josep Maria Vila d’Abadal (AMI), a quien se ha de dar cobijo de alguna manera porque al no repetir como alcalde dejará la presidencia de la asociación este fin de semana. Su futuro, pues, está ahora en la lista unitaria, aunque CDC y ERC se han reservado la constitución de las mismas al 60/40% respectivamente. Esta circunstancia da pie a los críticos y escépticos a dudar de la sinceridad de la candidatura: resulta que no es una lista unitaria, sino una coalición creada ex profeso por convergentes y republicanos, que se reparten los cargos entre ambos. ¿Se puede considerar eso una candidatura unitaria? Evidentemente, no.
Aun así, han comenzado a sonar otros nombres de integrantes de la lista, algunos de los cuales tienen pocas probabilidades de acabar formando parte de ella. Los de más peso son los de Carles Viver Pi-Sunyer, comisionado para la Transición Nacional, un jurista que ha controlado todos los textos legales elaborador por el Gobierno catalán los últimos años. Como presidente de la Comisión de la Transición Nacional, ha estado cobrando más de 100.000 euros anuales de las arcas públicas. El juez Santiago Vidal, sancionado por los órganos judiciales por coordinar y dirigir los trabajos de la “futura Constitución Catalana” es otro de los nombres que suenan. Pero hay más: Carme Forcadell, expresidenta de la ANC, tiene un puesto asegurado en pago por los servicios prestados. Forcadell no continúa como presidenta de esta entidad porque sus estatutos no lo permiten, pero está bien vista por los nuevos socios de coalición.
En las reuniones habidas, se han puesto sobre la mesa otros nombres de postín, como el de Josep Guardiola, aunque el entrenador del Bayern ya dejó claro que en sus planes no entraba ser candidato, o el del cantante Lluís Llach, tradicional votante de la izquierda independentista. En alguna ocasión, salió a relucir incluso el nombre de Joan Manuel Serrat, que está alineado con los socialistas y que difícilmente aceptaría formar parte de una candidatura semejante. En cambio, sí que encuadra más en ella Marina Rosell, una cantante emblemática de las últimas décadas.
Queda una incógnita: ¿quién encabezará la candidatura? Alguien de esa “sociedad civil”. Viver Pi-Sunyer es quien tiene más posibilidades. Pero luego, a la hora de formar Gobierno, no hace falta que el cabeza de lista sea el candidato a president: este se elige entre los diputados electos de la cámara. Por tanto, se premiaría a Artur Mas convirtiéndolo de nuevo en presidente del Gobierno catalán, ya que iría en un puesto que le garantizase salir elegido diputado.
La anécdota de la jornada la protagonizó Eduardo Reyes, presidente de Súmate, la organización de castellanohablantes que pide la independencia y que se ha paseado por toda Cataluña de mano de ERC y de CDC. Reyes había pedido personalmente a Artur Mas estar en el encuentro de ayer por la tarde para ratificar los acuerdos de CDC-ERC, pero no fue invitado. Sin embargo, prefirió presentarse en la puerta de la Generalitat “para presionar” a los agentes y que apoyasen la lista única. Como si los que acudían ayer por la tarde al Palau no estuviesen ya convencidos, vamos.
Ya hay candidatura unitaria para facilitar la proclamación de la independencia de Cataluña. Fue un órdago de Artur Mas a sus socios de proceso independentista y le salió bien. Si no aceptaban sus condiciones, no convocaría elecciones el 27 de septiembre, porque nadie convoca elecciones para perderlas, y las encuestas le vaticinaban un desastre sin precedentes si acudía en solitario. Consciente de que en sus manos tiene los resortes para convocar o no los comicios, su arma secreta fue, precisamente, el poder que posee el presidente de la Generalitat para adiar elecciones. El órdago le funcionó, porque Mas estaba dispuesto a dinamitar el bloque soberanista de una vez por todas y realizar otra cabriola más en el delgado hilo de la política.
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