¿Es Barcelona la segunda ciudad más ruidosa del mundo? La vida en la calle dispara los decibelios
Un estudio elaborado por un operador turístico sitúa a la ciudad condal como la más ruidosa del mundo, solo superada por Nueva York. Los expertos matizan el estudio
Primero, Nueva York y luego Barcelona. Según un estudio de Altezza Travel, la capital catalana es la segunda urbe más ruidosa del mundo, solo superada por la ciudad estadounidense. La firma encargada del informe es un operador turístico con sede en Tanzania, especializado en el análisis de tendencias de viajes y paisajes urbanos. ¿Pero realmente ocupa Barcelona ese puesto, por delante de otras ciudades caóticas y con muchísima más población como Delhi, São Paulo o El Cairo?
Los cinco parámetros principales que evalúa el estudio son: población por kilómetro cuadrado, turistas por kilómetro cuadrado, contaminación acústica, tiempo de tráfico y vida nocturna. La suma de estos indicadores determina la puntuación final, con 150 puntos como nota máxima. En el caso de Barcelona destacan especialmente la densidad de residentes y visitantes, así como la intensa vida nocturna, lo que ha propiciado que saque 112 puntos, solo superada por los 134 de Nueva York. Este resultado es lo que ha avivado las dudas sobre la metodología del estudio y sobre si refleja con precisión la realidad de la ciudad condal.
Alejandro Aparicio, ingeniero de Telecomunicaciones especialista en la gestión y reducción del ruido en ciudades, entornos industriales, ferroviarios y edificios, apunta a que los cinco parámetros que emplea el estudio son, en general, adecuados, pero matiza varios puntos del informe. "El ruido lo produce principalmente la actividad humana", pero "es conveniente diferenciar entre el horario diurno y nocturno, así como el ruido exterior del interior". Además, otro factor clave que él habría tenido en cuenta si hubiese sido el encargado de elaborar el informe es el número de obras, tanto particulares como urbanas, que afectan directamente a quienes viven o trabajan alrededor.
En este contexto, la percepción del ruido va más allá de los números. El ingeniero señala que "el ruido en Barcelona proviene más del bullicio humano que del tráfico, a diferencia de lo que muchos pueden pensar". A ello se suma el clima agradable y la infinita oferta de restauración con terrazas, que favorece la vida en la calle. En este sentido, el experto apunta que pertenecer a una cultura en la que se hace tanta vida al aire libre contribuye a que ciudades como Barcelona escalen posiciones en este tipo de rankings.
Las variaciones sonoras en Barcelona
No es ningún secreto que la distribución del ruido en las grandes ciudades no es homogénea. Hay zonas donde la intensidad sonora varía de forma significativa según la época del año, sobre todo si tenemos en cuenta que el turismo es estacional, incluso en ciudades capaces de absorber mucho como Barcelona. Para comprobarlo, Aparicio compara los datos de febrero y junio de 2025.
Uno de los puntos analizados ha sido la Rambla del Poblenou, que, aunque no se encuentra en el centro, recibe muchos visitantes por su cercanía a la playa. Los resultados son llamativos: el nivel de ruido prácticamente se duplica en verano. "En este caso, hay una variación de hasta 6-7 decibelios (dB) en verano respecto al invierno", señala el experto.
Sin embargo, no todas las zonas presentan estas diferencias en función de la estación. En áreas densamente ocupadas y con un flujo constante de personas y actividades, como Tuset —uno de los epicentros del ocio nocturno—, o ciertos sectores del barrio de Gràcia, el ruido se mantiene estable durante todo el año. Esto demuestra que, cuando una zona ya concentra suficiente densidad de residentes, visitantes y locales de ocio, cualquier incremento adicional apenas modifica el nivel sonoro.
Así, Barcelona combina zonas donde el ruido se intensifica en temporada alta con otras donde la saturación de actividad mantiene los decibelios constantemente elevados. Además, el clima mediterráneo refuerza esta dinámica: las temperaturas suaves invitan a prolongar la vida al aire libre, amplificando la actividad sonora tanto en plazas y calles como en terrazas de bares y restaurantes.
Ahora bien, ¿es fiable ese ranking? Aparicio reconoce que los parámetros utilizados por Altezza Travel no son incorrectos, pero asegura que personalmente no ubicaría a Barcelona tan arriba en un listado global. "El ruido es muy subjetivo y las grandes ciudades presentan contrastes. Personalmente, situaría antes algunas ciudades iberoamericanas como Ciudad de México o Santo Domingo, así como urbes muy motorizadas, como Delhi", explica. Esto pone de relieve que, aunque la densidad y la vida nocturna concentran el ruido en determinados barrios de Barcelona, otros factores culturales y de comportamiento social juegan un papel decisivo en la percepción global del ruido urbano.
Planificación urbana contra el ruido
En una ciudad tan dinámica como Barcelona, el ruido se ha convertido en un desafío constante. Entre los factores que más alimentan la contaminación acústica destacan el ocio nocturno y el tráfico rodado. Frente a esta realidad, Aparicio señala distintas soluciones: las supermanzanas, por ejemplo, que aunque en su momento las criticó, hoy admite que "funcionan".
La reducción de velocidad en determinadas calles también ayuda a mitigar la intensidad sonora, pero el experto advierte que no es realista esperar una disminución significativa del bullicio de terrazas y locales nocturnos sin afectar la vida social. Lo explica con claridad: "No me imagino en España a la gente discutiendo en voz baja en las terrazas después de dos cervezas, o tarareando su canción favorita en un pub. Es algo intrínseco a nuestra cultura".
Paralelamente, entre las estrategias que pueden marcar la diferencia, el especialista subraya la importancia de combinar urbanismo, tecnología y cambios en los hábitos ciudadanos. La planificación urbana es clave —desde diseñar calles que reduzcan la propagación del ruido hasta crear zonas de baja velocidad—, pero también lo es la concienciación de la población, que a menudo no conoce el impacto que genera la contaminación acústica. A ello se suman soluciones prácticas, como pavimentos capaces de absorber parte del sonido o limitadores que controlan el volumen en bares, discotecas y hasta en conciertos o fiestas mayores.
En el contexto actual, la innovación tecnológica también se abre paso en el ámbito acústico con soluciones prometedoras. "Gracias a la inteligencia artificial podemos predecir y gestionar el ruido. Al final, estos modelos se nutren de datos, y en este sector hay muchísimos", explica Aparicio.
Primero, Nueva York y luego Barcelona. Según un estudio de Altezza Travel, la capital catalana es la segunda urbe más ruidosa del mundo, solo superada por la ciudad estadounidense. La firma encargada del informe es un operador turístico con sede en Tanzania, especializado en el análisis de tendencias de viajes y paisajes urbanos. ¿Pero realmente ocupa Barcelona ese puesto, por delante de otras ciudades caóticas y con muchísima más población como Delhi, São Paulo o El Cairo?