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El independentismo busca nuevo plan en pleno retroceso: desobediencia e hispanofobia
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DIADA DE CATALUÑA

El independentismo busca nuevo plan en pleno retroceso: desobediencia e hispanofobia

La futura estrategia pasa por denunciar la "extinción del catalán" e insistir en que son una nación oprimida por un Gobierno totalitario. El 11-S, pese a la desmovilización, sirvió para alentar la rebelión ante los tribunales

Foto: Manifestación de la Diada en Barcelona. (Europa Press/Alberto Paredes)
Manifestación de la Diada en Barcelona. (Europa Press/Alberto Paredes)

Batacazo en toda regla es la definición de la manifestación independentista de este año. Las peores previsiones se han cumplido y, según cifras de la Guardia Urbana de Barcelona, únicamente asistieron 28.000 personas a la convocatoria oficial de la Diada, menos de la mitad del año pasado. Las fotos cenitales certifican que el dato incluso es demasiado optimista. Pero los foros soberanistas más radicales y las mesas de las principales organizaciones estudian ya cómo aplicar su estrategia para recobrar el oxígeno en los dos temas que más réditos electorales pueden dar. El objetivo es revitalizar el ‘Movimiento’ y volver a tomar las calles.

El primer punto es una gran campaña desde diferentes ámbitos y organizaciones o partidos para denunciar la “extinción del catalán”. Es un tema muy manipulable y los independentistas lo saben. En realidad, los informes oficiales que esconden el Govern y la Plataforma per la Llengua hablan de que pasa por el mejor momento de su historia y no está, ni mucho menos en peligro, porque es el uno de los idiomas oficiales del territorio y la lengua utilizada por las distintas capas de la Administración pública. Pero eso no va a ser un obstáculo para persistir en la mendaz afirmación de que España quiere matar el catalán.

El segundo eje estratégico es ahondar en el mensaje hispanofóbico de que Cataluña no tiene libertad y es una nación oprimida por un Gobierno totalitario. Este aspecto tiene dos vertientes. Por un lado, el acoso a Salvador Illa y su Govern. Como acto propagandístico, los principales gurús soberanistas se refieren al presidente de la Generalitat como “Isla”, la traducción de Illa al castellano. Es el primer paso de la deshumanización del enemigo.

Y la segunda es poner a España y a todo lo español en la diana y dar carta blanca para el discurso antiespañol. En su discurso final de la manifestación, Lluís Llach, presidente de la ANC, pidió a los partidos independentistas que abandonen sus pactos y puso la diana en España: "¿Acaso este Estado no nos encarniza con los continuados fraudes multimillonarios de ministros en lugar de darnos dinero para escuelas u hospitales? Es un escarnio absoluto".

Foto: diada-desmovilizacion-independentismo-horas-bajas

En ese hilo encaja también el discurso del falso expolio fiscal, el supuesto recorte de competencias (cuando en realidad Cataluña va adquiriendo más competencias) y el frente judicial, acusando al Ejecutivo de dictar lo que dicen los jueces mientras consideren que es perjudicial para Cataluña. “Es la vieja jugada del pujolismo: Jordi Pujol aducía que los ataques contra él eran un ataque contra Cataluña y el independentismo trata de demostrar que cualquier cosa que le debilite o desmerezca como movimiento es un ataque contra Cataluña. Son las viejas estrategias trasladadas a un entorno nuevo. No han inventado nada, sólo han reciclado”, comenta un veterano dirigente nacionalista de la órbita de CiU.

Pinchazo el 11-S

En algunos círculos independentistas se llegó a achacar el bajón de asistencia a la meteorología, pero es una excusa de mal pagador, porque lo cierto es que en Barcelona no llovió. El procés se acabó, aunque el independentismo más irredento sigue en la brecha. Lo único que cambia con la anterior década son las consignas… y la aceptación ciudadana. De la revolución de las sonrisas apenas queda un rictus permanente. En cambio, se han recuperado algunos de los cánticos.

El independentismo se quiere tirar al monte. La gran manifestación de Barcelona comenzó con cinco encapuchados quemando una bandera española ante las miradas complacientes de Lluís Llach (presidente de la ANC), Xavier Antich (presidente de Òmnium) y Jordi Domingo (presidente del Consell de la República).

Y terminó con Llach apelando a la violencia. “Somos los de Urquinaona”, arengó a los presentes, vinculándose a las violentas manifestaciones que tuvieron lugar en la plaza Urquinaona en otoño de 2019. “¿Quién fue el burro que dijo que quemar contenedores es violento? ¿Quién fue el burro?”, repitió en un par de ocasiones para apelar a un supuesto espíritu combativo y señalar el camino del nuevo independentismo. Y subrayó: “Podemos hacerlo y que todos lo tengan claro: sin la fuerza de la calle, el independentismo no tendrá nunca mayorías sólidas en el Parlament. Sólo por la fuerza de la calle alcanzaremos a la independencia”.

Llamada a la desobediencia

Llach lanzó también un desafío: “Este es el gran aprendizaje del 1 de octubre: la desobediencia civil organizada, persistente y obstinada, que sólo será efectiva si sabemos convertir los espacios de resistencia en espacios de contrapoder, autoorganización y de reconstrucción nacional”.

Foto: independentismo-cataluna-diadas-fracturas-1hms Opinión

Este año, la sentencia del TSJC anulando gran parte del decreto del catalán que Pere Aragonès (ERC) aprobó cuando ya había perdido las elecciones y su Govern estaba en funciones, fue un acicate que subió el clima político de la Diada, aunque poco y sin tener incidencia en la asistencia.

Respecto a ese tema, Llach aprovechó la ocasión y lanzó sus consignas más extremistas: “Exigimos a nuestras instituciones que no permitan que la obsesión de un juez dinamite nuestra escuela. Sin demasiada esperanza, pero lo exigimos. Y si el Estado y sus tribunales quieren imponernos esta sentencia, desobedezcamos. Desobedezcamos en las aulas, en las calles y en las instituciones porque ningún juez nos ha de decir en qué lengua hemos de hablar ni qué escuela hemos de tener”, clamó el dirigente, que terminó con un lema muy claro: “Ni olvido ni perdón”, el lema también adoptado por de la extrema derecha nacionalista.

Batacazo en toda regla es la definición de la manifestación independentista de este año. Las peores previsiones se han cumplido y, según cifras de la Guardia Urbana de Barcelona, únicamente asistieron 28.000 personas a la convocatoria oficial de la Diada, menos de la mitad del año pasado. Las fotos cenitales certifican que el dato incluso es demasiado optimista. Pero los foros soberanistas más radicales y las mesas de las principales organizaciones estudian ya cómo aplicar su estrategia para recobrar el oxígeno en los dos temas que más réditos electorales pueden dar. El objetivo es revitalizar el ‘Movimiento’ y volver a tomar las calles.

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