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Cuando excavar en el patio del cole te lleva al Neolítico: así es la escuela de Barcelona que esconde un valioso yacimiento arqueológico
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HISTORIA VIVA BAJO EL SUELO

Cuando excavar en el patio del cole te lleva al Neolítico: así es la escuela de Barcelona que esconde un valioso yacimiento arqueológico

El hallazgo, convertido en espacio museizado, permite a los alumnos explorar cómo se vivía hace más de 6.000 años sin salir del colegio

Foto: Vista general del yacimiento arqueológico, conservado y musealizado en su emplazamiento original. (Ayuntamiento de Canovelles)
Vista general del yacimiento arqueológico, conservado y musealizado en su emplazamiento original. (Ayuntamiento de Canovelles)

Hay lugares donde el pasado permanece agazapado, esperando a ser redescubierto. No hay campanas ni timbres que anuncien este hallazgo: solo el crujir del pasado abriéndose paso en silencio. En una escuela aparentemente normal del Vallès Oriental, los pupitres y las pizarras conviven con algo mucho más antiguo que cualquier manual de Historia. Cada día, al bajar al sótano, los alumnos cruzan un umbral invisible que los traslada miles de años atrás, hasta un tiempo en que aún no existían las aulas... pero sí las viviendas.

En Canovelles, Barcelona, una escuela pública esconde bajo sus aulas uno de los yacimientos neolíticos mejor conservados de la Península Ibérica, con más de 6.000 años de antigüedad, donde los alumnos pueden vivir la historia sin salir del edificio. Mientras en las aulas se imparten matemáticas y lengua, en el sótano los escolares exploran los orígenes de la vida sedentaria y la revolución agrícola.

Un viaje al pasado sin salir de clase

Basta con cruzar el umbral de la escuela Els Quatre Vents para retroceder milenios en el tiempo. Aquí, donde los pupitres se alinean y los libros se abren cada mañana, el sótano revela un secreto fascinante: restos de un poblado neolítico donde las lecciones conviven con hornos de arcilla y soleras de piedra. La historia no se estudia solo en los manuales; se pisa.

Este singular enclave, conocido como Ca l'Estrada II, fue descubierto justo antes de la construcción del centro educativo. Lejos de paralizar las obras, el hallazgo motivó una solución insólita: conservar el yacimiento y adaptarlo al entorno escolar. Hoy, gracias a esa decisión, los estudiantes de 5º y 6º de Primaria visitan este espacio como parte de su aprendizaje. "Lo estás viviendo, no leyendo", resumía una alumna ante las cámaras de Telecinco.

Ca l'Estrada II: una joya arqueológica bajo tierra

Los arqueólogos identificaron en este emplazamiento los restos de dos cabañas circulares con chimeneas, hornos y hasta estructuras funerarias. Todo ello fechado en torno a hace 6.000 años. Se trata de uno de los pocos asentamientos neolíticos que presenta arquitectura con elementos identificables, lo que lo convierte en un caso excepcional en Cataluña.

La buena conservación del conjunto se debe, en parte, a los sedimentos arrastrados por las rieras cercanas, que sellaron los vestigios con el paso del tiempo. La comparación con La Draga, en Banyoles, resulta inevitable: mientras aquel poblado destacaba por sus construcciones en madera, el de Canovelles revela edificaciones de piedra, un hecho aún más insólito en yacimientos de este periodo.

Foto: Natalia Garriga Ibáñez, consejera de Cultura de la Generalitat, y Eudald Carbonell, coodirector del yacimiento. (EFE/Siu Wu)

Una lección viva de historia en Barcelona

El proyecto de musealización, que ocupa más de 1.000 metros cuadrados, ha sido llevado a cabo por las empresas especializadas Patrimonio Inteligente y Arrago. La excavación no ha interferido con el uso del colegio gracias a su profundidad, situada a unos dos metros bajo tierra. El descubrimiento no solo aporta valor patrimonial, sino que plantea nuevos desafíos para las instituciones. Para los niños y niñas de Canovelles, aprender historia ya no es una tarea abstracta, sino una vivencia cotidiana: el pasado late justo bajo sus pies. Esta conexión directa con sus raíces les permite comprender mejor el entorno, valorar el patrimonio local y despertar vocaciones científicas desde edades tempranas

Mientras suena el timbre del recreo, a escasos metros de distancia y bajo una capa de hormigón, reposan los vestigios de un poblado que existió miles de años antes de que se inventaran los pupitres. Allí, donde hoy se reparten bocadillos, antaño se encendían fuegos y se alzaban cabañas con paredes de piedra. Así, Canovelles se convierte en un caso único donde la educación y el patrimonio conviven en armonía. En un mismo edificio, los niños aprenden matemáticas y, al descender unas escaleras, descubren cómo vivían los primeros agricultores del territorio. Un ejemplo de cómo mirar al pasado puede enriquecer el presente sin renunciar al futuro.

Hay lugares donde el pasado permanece agazapado, esperando a ser redescubierto. No hay campanas ni timbres que anuncien este hallazgo: solo el crujir del pasado abriéndose paso en silencio. En una escuela aparentemente normal del Vallès Oriental, los pupitres y las pizarras conviven con algo mucho más antiguo que cualquier manual de Historia. Cada día, al bajar al sótano, los alumnos cruzan un umbral invisible que los traslada miles de años atrás, hasta un tiempo en que aún no existían las aulas... pero sí las viviendas.

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