El desayuno castizo de Barcelona que arrasa en Gràcia: churros 'healthy' y menos grasientos a solo 1,50 €

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Una nueva propuesta gastronómica está sorprendiendo a los barceloneses: un desayuno que recupera lo tradicional con una vuelta inesperada hacia lo saludable. La receta conserva la esencia de siempre, pero con una elaboración que desafía lo que se espera de uno de los caprichos más clásicos de la cocina española. Cada churro es una declaración de intenciones: menos grasa, más sabor y una experiencia castiza reinventada en pleno corazón de la ciudad.

La nueva churrería Moja (Plaça de Galla Placídia, 4), ha conquistado el barrio de Gràcia con su versión saludable del clásico desayuno castizo: churros más ligeros, menos grasientos y a precios imbatibles. Su propuesta se basa en un proceso artesanal que reduce el contenido graso sin sacrificar el sabor ni la textura crujiente.

Una reinvención castiza desde el corazón de Barcelona

Moja ha abierto sus puertas en mayo en Gràcia con un propósito claro: transformar el concepto tradicional de churrería. Su fundador, Alberto Planelles, lo resume con una frase que guía toda la marca: "churros con propósito". El objetivo no es otro que ofrecer un capricho sin culpa, cuidando tanto la elaboración como los ingredientes.

Elaborados en un obrador propio y bajo la supervisión de un churrero artesano, los churros de Moja pasan por una pre-fritura en aceite de oliva virgen extra antes de ser sometidos a un proceso de abatimiento rápido. Este método —que modifica la estructura del almidón y lo hace más resistente— consigue que el producto final sea más ligero, fácil de digerir y menos aceitoso. A todo ello se suma una forma única: seis puntas en lugar de las tradicionales ocho, lo que ayuda a reducir la absorción de grasa y mejora la textura.

Sabores originales y una carta pensada para todos

Además de la versión clásica, el local ofrece churros con canela o aromatizados con especias como canela, jengibre y clavo, conocidos como churros chai. Próximamente, también incorporarán una opción sin gluten, pensada para personas con intolerancias. Todos comparten la misma base: agua, harina de trigo y una pizca de sal, sin aditivos innecesarios.

Para mojar, el establecimiento apuesta por salsas caseras y bajas en azúcar, con opciones que van desde el pistacho hasta el cacao 80 %, pasando por frambuesa, maracuyá y avellana. El chocolate caliente, uno de los favoritos, se elabora con cacao puro al 70 %, leche de avena y un toque de sirope de agave. El resultado: una experiencia golosa, pero sin excesos.

Calidad, estética y precios que sorprenden

La propuesta de Moja no solo destaca por su sabor o por su cuidada imagen, sino también por su accesibilidad. El pack básico de tres churros cuesta solo 1,50 €, lo que lo convierte en una opción irresistible para vecinos y visitantes del barrio. También ofrecen combos de seis o doce churros con salsas incluidas, manteniendo siempre una excelente relación calidad-precio. El local abre las puertas de martes a viernes, de 8:30 a 13:30 horas, y de 15:00 a 20:00 horas, y sábados y domingos, de 9:00 a 20:00 horas, con cierre los lunes.

Con esta fórmula, se ha convertido en un punto de referencia del desayuno barcelonés. Su reinterpretación saludable y estética del churro castizo está marcando tendencia en Gràcia, y todo indica que su popularidad seguirá creciendo. Una propuesta que demuestra que lo clásico puede reinventarse sin artificios, conquistando paladares con autenticidad y buen gusto.