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Las obsesiones de Puigdemont en sus citas en Waterloo: de Illa a la amenaza de Silvia Orriols
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el partido debate cómo frenar a los ultras

Las obsesiones de Puigdemont en sus citas en Waterloo: de Illa a la amenaza de Silvia Orriols

El presidente de la Generalitat y la líder de los independentistas de ultraderecha de Aliança Catalana son los enemigos contra los que clama en cada reunión que tiene con sus altos cargos de Junts

Foto: Carles Puigdemont el pasado 12 de mayo en Waterloo. (Europa Press)
Carles Puigdemont el pasado 12 de mayo en Waterloo. (Europa Press)

A Carles Puigdemont le pueden sus obsesiones. En cada reunión con los suyos, afloran los fantasmas que le atormentan y le preocupan. Dos tiene encima de la mesa: Sílvia Orriols y su partido, Aliança Catalana (AC), a quien los sondeos vaticinan un aumento espectacular de diputados en detrimento de Junts, y el presidente de la Generalitat, Salvador Illa.

El lunes 12 de mayo, Puigdemont convocó a los suyos en Waterloo. La estrella invitada fue Sílvia Orriols, aunque no estuvo presente. Puigdemont está obsesionado con ella y su imparable ascenso en las urnas. Y quiere cortarle el gas cueste lo que cueste. Por eso, se pasó media reunión hablando de AC y de su lideresa.

El lunes 19, más de lo mismo. Junts debatió encarnizadamente la posibilidad de apoyar una moción que Orriols prepara para este jueves en el Parlament, con el objeto de prohibir el bañador musulmán en Cataluña. Orriols no tiene votos para sacar el tema adelante. Pero en Junts hay un debate intenso porque algunos dirigentes apoyan la idea y quieren que el partido vote a favor. “A comienzos de legislatura votamos la consigna de rechazar sistemáticamente las propuestas de Aliança en esta legislatura. Pero ahora hay altos cargos que quieren desdecirse de esa norma y apoyar sólo algunas de las propuestas de los de Orriols. Hay un duro debate en el seno del partido”, reconoce a El Confidencial una fuente de la formación posconvergente.

AC está en la cúspide de las obsesiones de Puigdemont. La intención del líder posconvergente es neutralizar a la pequeña fuerza de Orriols que, desde su sede central en los Pirineos (Ripoll), se irradia por toda Cataluña y amenaza con comerse a Junts, electoralmente hablando. O, al menos, con dejarla tan malherida que destierra toda posibilidad de que el candidato de los posconvergentes pueda ser elegido presidente de la Generalitat.

Foto: Intervención de Puigdemont en el Consell Nacional de JxCAT. (EFE/Álex López)

Lo malo es que las encuestas oficiales le dan a AC un considerable aumento de 2 a 10 diputados, mientras que Junts puede retroceder hasta 7 u 8 escaños. El trasvase de votos es evidente. Y eso es lo que quiere evitar Puigdemont.

La clave del expresidente está en saber esperar. “A Aliança Catalana se le va a hacer la espera muy larga hasta las próximas elecciones. Y Junts puede rematar la faena si obtiene un resultado decente y puede optar a gobernar. La situación ideal sería que los de Junts necesitasen los votos de PP y de AC para gobernar. Sería el abrazo del oso para los de Orriols, porque tendrían que elegir entre sumar sus votos con el PP y Junts o dejar que gobiernen las izquierdas. Dependiendo de lo que haga en ese momento, podría ser el suicidio político de Orriols”.

Foto: Silvia Orriols en el Parlament de Catalunya. (EFE)

Esperando el momento, Puigdemont se dedica a intentar robar los temas estrella a Orriols. Esta semana, el expresidente publicaba un mensaje en las redes sociales apoyando al primer ministro británico, Keir Starmer, que participó a la ciudadanía que “si quieres vivir en el Reino Unido, deberías hablar inglés. Es de sentido común. Así que estamos aumentando los requisitos del idioma inglés en todas las rutas principales de inmigración”.

“Si Starmer hubiese sido catalán, las izquierdas y las derechas españolas le dirían de todo. Como nos han dicho a nosotros por acordar la delegación en competencias en inmigración donde el conocimiento de la lengua catalana es indispensable a la hora de renovar el permiso de residencia”, argumentó Puigdemont, sustentando la selección de inmigración que quieren imponer los independentistas.

En este terreno, JxCAT ha adoptado los últimos meses posicionamientos muy similares a los de Aliança Catalana, intentando adoptar la lengua como el principal caballo de batalla contra España. Puigdemont se apresuró a resaltar las palabras del británico. Curiosamente, Orriols mantuvo un discreto silencio. ¿El motivo? Un activista de Aliança Catalana desvela a Puigdemont la clave: “Ni os habéis dado cuenta de que Keir Stamer no está defendiendo el galés ni el escocés, sino el inglés, que es como defender el castellano en España”, le advierte al fugado.

Objetivo: frenar a Aliança Catalana

Junts se ha propuesto parar a AC en dos escenarios principales: uno de ellos, con el discurso sobre la inmigración; el otro, el discurso sobre la seguridad, un campo en el que los posconvergentes pueden navegar con el viento a favor. Si Puigdemont neutraliza los mensajes de Orriols en esos dos escenarios, puede respirar tranquilo. “En los demás temas, Junts ha llegado tarde. Pero también es verdad que la extrema derecha puede estar a punto de tocar techo. De hecho, en Europa ya hay lugares donde ha comenzado a bajar, pero aquí vamos con un poco de retraso”, explica una de las fuentes consultadas.

La otra obsesión del expresident es el PSC. “Cuando se reúne con alguien, invariablemente termina hablando mal del PSC, de lo mal que lo está haciendo y de que es un traidor a Cataluña. Es una obsesión que tiene con los socialistas y, en especial, con Salvador Illa”, relata a El Confidencial una fuente que le conoce bien.

Foto: Aliança Catalana, con Mónica Orriols en el centro, en el acto inicial de la campaña. (Europa Press/Glòria Sánchez)

Este domingo, reenviaba un mensaje de uno de sus principales colaboradores. De hecho, Puigdemont, reenvía los mensajes de alguno de sus colaboradores cuando el contenido es lisonjero para su persona: otro lo escribe; él lo retuitea. “Las plumas de oro al servicio del PSC se han coordinado para publicar artículos en diferentes medios exigiendo que el 'president' Carles Puigdemont se aparte., El sueño húmedo del unionismo, el gran deseo del PSC y el último escollo para someter a Cataluña”, decía Aleix Clarió, su asesor en comunicación digital, para que él lo reenviase.

Obsesionado con los críticos

Adjuntaba retazos de artículos de Josep Ramoneda, Màrius Carol y Emma Riverola. Ramoneda, que durante años se alineó con el 'procés', era el más claro: “El presidente Puigdemont debe dejar paso. Ya hace tiempo que no es un activo ni para Junts ni para el país, más bien un icono de la melancolía”. Carol argumentaba: “Carles Puigdemont no acaba de encontrar la manera de convertir a Junts en esta herramienta útil, no sólo de la policía de este país, sino también del empresariado, como fue en su día CDC (…) Por más que se lo expliquen sus colaboradores, le falta visión directa de la realidad”. Y Riverola remata: “En Junts prevalece la política del salfumán, esta que dice defender la pureza de una idea, pero acaba corroyendo el escenario, la convivencia e incluso la misma idea”.

A Puigdemont le molestan las críticas, porque considera que se ha ganado a pulso un halo de invulnerabilidad que lo hace inatacable. En los próximos meses, hará lo indecible por erosionar la figura de Salvador Illa y de los socialistas. Está dolido especialmente porque no le ha afectado la amnistía. Y el expresidente ni olvida ni perdona.

Foto: Carles Puigdemont, en un acto en Bélgica. (EFE/Olivier Matthys)

Pero ha de hilar muy fino en su estrategia y cuidarse de no escorarse mucho hacia la extrema derecha. “ERC es hoy un partido muy centrado políticamente hablando. Y si Junts se desplaza mucho hacia la extrema derecha, le estará allanando el camino a ERC y hará que ésta pueda crecer”. No obstante, hoy por hoy, Puigdemont considera más nocivo para su partido la sangría de votos hacia Aliança que hacia el partido de su secular enemigo Oriol Junqueras.

A Carles Puigdemont le pueden sus obsesiones. En cada reunión con los suyos, afloran los fantasmas que le atormentan y le preocupan. Dos tiene encima de la mesa: Sílvia Orriols y su partido, Aliança Catalana (AC), a quien los sondeos vaticinan un aumento espectacular de diputados en detrimento de Junts, y el presidente de la Generalitat, Salvador Illa.

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