Es noticia
"Bienvenidos al infierno": la CUP declara la 'guerra' a los socialistas por infiltrarle un policía
  1. España
  2. Cataluña
sería el sexto caso

"Bienvenidos al infierno": la CUP declara la 'guerra' a los socialistas por infiltrarle un policía

Los anticapitalistas acosan al PSC en Lérida y apelan a "estructuras organizadas al servicio de la causa catalana" para protestar contra el Gobierno de España

Foto: Arran, las juventudes de la CUP, han hecho más presentes sus protestas. (EFE)
Arran, las juventudes de la CUP, han hecho más presentes sus protestas. (EFE)

El extremismo catalán está aletargado, pero en ebullición. Los distintos sectores de la CUP, tras una travesía del desierto, tratan de rearmarse y de alborotar las calles para recobrar parte del protagonismo perdido, cuando dominaban la acción política a través de los comités de defensa de la República (CDR). Hoy quedan apenas tres o cuatro CDR activos con capacidad para mover a unas pocas decenas de manifestantes. Y la CUP busca nuevas fórmulas de electrizar a la población.

Ahora tienen un nuevo motivo para aparecer como víctimas y declarar enemigo oficial del partido al PSC. ¿La causa? Un supuesto agente infiltrado en las filas de Endavant, el núcleo duro de la CUP. “En los últimos meses, se han descubierto 6 policías españoles infiltrados dentro del movimiento popular de los Països Catalans, y en especial de nuestro movimiento político. Estas infiltraciones, constituyen una auténtica operación de Estado ordenada por su Gobierno y suponen un atentado contra las bases de cualquier estado que se llame democrático”, acusaba un comunicado oficial del partido anticapitalista hace pocos días.

La infiltración tuvo lugar en Lérida y es en ese territorio donde ha comenzado una activa campaña que incluye el acoso a la sede del PSC, partido que consideran culpable del supuesto ‘espionaje’. “Seremos vuestra pesadilla. Basta de espionaje de Estado”, rezan los carteles (que la CUP evita firmar, pero que esta organización distribuye por las redes sociales a sus activistas) distribuidos este 10 de abril como consecuencia de la primera manifestación ante la sede socialista.

Foto: Varios esquiadores en la estación de Baqueira Beret. (EFE/Javier Cebollada)

“Ni nos rendimos ni nos resignamos. Seguimos luchando”, advierten los anticapitalistas. Incorporan una fotografía del supuesto policía infiltrado, mostrando su rostro, una acción que en Francia y otros países europeos, por ejemplo, está considerada delito. En el mensaje que acompaña la comunicación hay una citación a protestar ante la sede del PSC, la CUP avisa que es “una manifestación unitaria” y añade: “Salimos a las calles para denunciar el espionaje de Estado y señalar a sus responsables”. O sea, a los socialistas.

La 'tortura' de Marlaska

El pequeño partido Endavant, núcleo duro de la CUP, en el que el supuesto infiltrado llegó a militar, envió a sus activistas varios mensajes en los que aparecía la foto del infiltrado, pero con una cinta en los ojos. “Éste es el sexto caso destapado en los Països Catalans, y da continuidad a los seguimientos, a las escuchas policiales y a la persecución política que padecemos la izquierda independentista de Lleida desde hace dos décadas. Se evidencia que, en palabras de la brigada de información de la policía española (sic), somos un ‘movimiento de contrapoder que amenaza la paz social y la estabilidad del Estado’”. Endavant va más allá y califica la infiltración de “un caso de tortura dirigido directamente por el Ministerio de Interior de Grande-Marlaska”.

La plataforma Alerta Solidària publicó recientemente un cartel con las fotografías sin censurar de los cinco últimos policías ‘infiltrados’, con sus nombres verdaderos y los alias que utilizaban y por los que los conocían en los movimientos sociales. Los calificaba de ‘personas non gratas en los Països Catalanse impulsaba un manifiesto que denunciaba “la grave vulneración de derechos de asociación y políticos”.

"Bienvenidos al infierno"

El Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC), paralelamente a la ofensiva de la CUP, moviliza a los suyos, a quienes envió un cartel con el lema ‘Infiltrados, bienvenidos al infierno’. En el mensaje adjunto, aclaran: “En junio de 2022, el SEPC hacía público el primer policía infiltrado de los seis casos que hay actualmente en los Països Catalans, pero no es un caso aislado, porque este mismo martes se ha hecho público un nuevo caso de infiltración en nuestro sindicato, esta vez en Ponent. Organicémonos contra la barbarie capitalista y reaccionaria y hagamos de cada aula una trinchera. No permitiremos que vivan tranquilos en los Països Catalans”. Las de Ponent son las comarcas occidentales de Lleida. Y el infiltrado del que habla es el mismo que en de la CUP.

Foto: El líder del PP de Cataluña, Alejandro Fernández, en el Parlament. (Europa Press/Kike Rincón)

Los anticapitalistas, por otro lado, también están en pie de guerra por el aumento de gasto en Defensa. “Como independentistas catalanes, socialistas y antiimperialistas, nos oponemos rotundamente a un fortalecimiento de los estados miembros de la UE, que incluye las fuerzas de ocupación de los estados español y francés que oprimen a nuestro pueblo”, reza un texto aprobado el 12 de abril por Poble Lliure, el mayor de los partidos que componen la CIUP.

El texto apela al derecho de autodefensa para hacer frente a las decisiones del Gobierno español. “Nuestra posición como nación ocupada y como internacionalistas pasa por tejer alianzas con las naciones sin estado de Europa y de todo el mundo para alcanzar nuestra liberación nacional y apoyar a los demás pueblos oprimidos. Defendemos la creación de estructuras organizadas al servicio de la causa catalana”.

Afirman los cachorros de la CUP que su objetivo es “la liberación de los Països Catalans” porque el suyo es “un proyecto de liberación nacional” y ,en esa lucha, la organización extremista es “una herramienta de la juventud revolucionaria”. Hasta conseguir el objetivo, advierten, el “pueblo trabajador catalán tiene derecho a dotarse de todos los medios que considere adecuados en cada momento histórico para alcanzar su libertad total”.

El extremismo catalán está aletargado, pero en ebullición. Los distintos sectores de la CUP, tras una travesía del desierto, tratan de rearmarse y de alborotar las calles para recobrar parte del protagonismo perdido, cuando dominaban la acción política a través de los comités de defensa de la República (CDR). Hoy quedan apenas tres o cuatro CDR activos con capacidad para mover a unas pocas decenas de manifestantes. Y la CUP busca nuevas fórmulas de electrizar a la población.

Cataluña Independentismo CUP
El redactor recomienda