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Árboles salvavidas: Barcelona podría evitar 178 muertes al año con un incremento de las zonas verdes
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Árboles salvavidas: Barcelona podría evitar 178 muertes al año con un incremento de las zonas verdes

Un estudio de Instituto de Salud Global demuestra los beneficios para la salud que tendría un pequeño incremento de los espacios verdes (3,64%). Se mejoraría la salud mental y se reforzaría el sistema inmunológico

Foto: Un nombre pinta bajo la sombra de un árbol en el Parc de la Ciutadella de Barcelona. (EFE/Marta Pérez)
Un nombre pinta bajo la sombra de un árbol en el Parc de la Ciutadella de Barcelona. (EFE/Marta Pérez)

El proyecto de los Ejes Verdes en Barcelona tenía como objetivo transformar la ciudad en un entorno más habitable y saludable. Y aunque la iniciativa que pretendía convertir una de cada tres calles en corredores verdes, se encuentra actualmente paralizada, un estudio reciente del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha analizado los impactos potenciales de llevar a cabo la propuesta en su totalidad, respondiendo a la pregunta de qué habría sucedido si los Ejes Verdes se hubieran completado. En este sentido, uno de los hallazgos más relevantes es que, de haberse llevado a cabo, se habrían evitado anualmente 178 muertes prematuras.

La propuesta fue impulsada por el anterior gobierno municipal de Ada Colau. Si bien es cierto que se implementaron algunas fases del proyecto en barrios como el Eixample y Sant Antoni, la expansión total nunca se completó. A pesar de ello, estudios científicos y voces vecinales siguen defendiendo los beneficios de reverdecer la ciudad, no solo por la mejora en la calidad de vida, sino también como una necesidad urgente para la salud pública y la lucha contra la crisis climática.

Tamara Iungman, investigadora y coautora del estudio, explica que este se centró en analizar la reducción de muertes prematuras asociadas a la mayor exposición de áreas verdes. Los resultados muestran que la creación de Ejes Verdes por toda la ciudad representaría tan solo un aumento del 3,64% en espacios verdes. Algo que sorprendió a la investigadora es que los resultados positivos en salud son significativos pese al modesto aumento. Además de reducir la contaminación y el ruido, Iungman destaca los beneficios indirectos como la mejora de la salud mental, la reducción del estrés y el refuerzo del sistema inmunológico.

Foto: Vista aérea del barrio residencial del Eixample, en Barcelona. (Cedida)

Paralelamente, desde la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona (FAVB), el discurso es claro: reverdecer la ciudad no es solo positivo, sino imprescindible. Joan Maria Soler, responsable del área de medio ambiente, lo expresa sin rodeos: “Más allá del debate sobre los Ejes Verdes, todo lo que implique reverdecer la ciudad no solo es bueno, sino absolutamente necesario”. Para la FAVB, ampliar estas zonas verdes es clave para reducir la contaminación, mitigar el efecto isla de calor y mejorar el bienestar emocional.

Las barreras sociales y políticas

A pesar de los beneficios evidentes, el proyecto se ha visto frenado por obstáculos políticos y resistencias sociales. Iungman señala que estos planes son difíciles de aplicar en un solo mandato: “Son proyectos muy complejos de implementar durante un solo gobierno, ya que suelen ser de largo plazo y necesitan consensos”. Los cambios de administración y las prioridades políticas cambiantes suelen dificultar estas transformaciones urbanas.

“Quitar los coches privados de las calles siempre ha generado resistencias del llamado lobby del motor, que con gran influencia mediática intenta crear fantasmas sobre el caos de estas medidas”, defiende Soler. No obstante, sostiene que, una vez aplicadas, las transformaciones son bien valoradas por los vecinos, y prácticamente irreversibles. Otro obstáculo es la falta de información sobre los beneficios. Iungman afirma: “Siempre hace falta más pedagogía. A veces la gente se opone por desconocimiento”. Además, destaca que estudios como el del ISGlobal ayudan a visibilizar la conexión entre el diseño urbano y la salud pública.

placeholder Un operario de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Barcelona procede a la revisión de una palmera datilera. (EFE/Quique García)
Un operario de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Barcelona procede a la revisión de una palmera datilera. (EFE/Quique García)

Aunque los estudios generan interés, Iungman reconoce que materializar los cambios cuesta. Esta desconexión entre investigación y política refleja una de las grandes frustraciones de quienes luchan por ciudades más sostenibles y humanas.

El modelo de la capital catalana

A pesar de las dificultades, la coautora defiende que Barcelona sigue siendo un referente en intervenciones urbanas, “tanto en el ámbito académico como fuera de él”. La ciudad ha destacado internacionalmente con proyectos como las Superillas, que buscan recuperar el espacio público para las personas, reduciendo los vehículos y fomentando la vida comunitaria.

Foto: La contaminación de los coches es una amenaza directa a la salud. (iStock)

La ciudad condal también ha enfrentado retos ambientales. Tras una sequía prolongada que provocó la pérdida de más de 2.000 árboles, el Ayuntamiento anunció en septiembre un plan para plantar 7.500 nuevos árboles entre octubre de 2024 y diciembre de 2025.

Mientras tanto, estudios como el del ISGlobal recuerdan la urgencia de repensar la ciudad. En palabras de Iungman: “Queremos poner sobre la mesa que la manera en que diseñamos nuestras ciudades afecta a la población y su salud”. Las evidencias son claras; el siguiente paso es transformar la ciudad en un espacio más saludable y sostenible. Se trata de equilibrar las necesidades ciudadanas con las dinámicas políticas, priorizando el bienestar colectivo sin perder de vista la viabilidad de los proyectos.

El proyecto de los Ejes Verdes en Barcelona tenía como objetivo transformar la ciudad en un entorno más habitable y saludable. Y aunque la iniciativa que pretendía convertir una de cada tres calles en corredores verdes, se encuentra actualmente paralizada, un estudio reciente del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha analizado los impactos potenciales de llevar a cabo la propuesta en su totalidad, respondiendo a la pregunta de qué habría sucedido si los Ejes Verdes se hubieran completado. En este sentido, uno de los hallazgos más relevantes es que, de haberse llevado a cabo, se habrían evitado anualmente 178 muertes prematuras.

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