Puigdemont no se fía de Sánchez ni de su regreso a España: matricula a su hija en Maastricht
Es consciente de las dificultades para poder retornar libre de cargos a Cataluña. "Sabe que su acción de agosto del año pasado, apareciendo en Barcelona y volviendo a fugarse, le ha puesto en el disparadero"
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Del dicho al hecho hay un trecho. Así es como ve el fugado Carles Puigdemont los cantos de sirena que le llegan del PSOE prometiendo que volverá a su tierra este año porque le aplicarán la amnistía. Una cosa son las conversaciones de salón y otra, la cruda realidad. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, le prometió que lo traería a España libre de cargos y para ello forzó la aprobación de una Ley de Amnistía que ahora se le atraganta, porque los propios términos del texto imponen límites al perdón oficial del Estado. La interpretación que hacen los jueces del texto legal es estricta y, por ello, ni a Puigdemont ni a algunos de sus compañeros de viaje se les ha aplicado aún la amnistía.
Fuentes cercanas al prófugo reconocen a El Confidencial que el propio Puigdemont es consciente de las dificultades para poder retornar libre de cargos a Cataluña. “Sabe que su acción de agosto del año pasado, apareciendo en Barcelona y volviendo a fugarse le ha puesto en el disparadero de la justicia, que se ha sentido burlada. Él mismo dice que se le ha complicado la vida a nivel judicial, por lo que no cree que pueda volver este verano. De momento, su horizonte está en quedarse aún en Bélgica entre uno y dos años”, explican las fuentes.
Una de las consecuencias de esa lectura de futuro que preocupa al también presidente de Junts per Catalunya (JxCat) es la decisión de que su hija mayor, Magalí Puigdemont, se traslade a estudiar a la Universidad de Maastricht. Al fin y al cabo, la ciudad holandesa está en la frontera entre Países Bajos y Bélgica, a sólo hora y media de Waterloo, donde vive el fugado.
Magalí, de 18 años, es la hija mayor del expresident. Aficionada a la hípica, es socia del Poniclub Girona, con sede en Sant Gregori. Con su caballo Bouffon du Roy compitió en el concurso de saltos de la liga ACEEGI en del año pasado en la modalidad de salto de 0,8 metros.
Plazas subvencionadas
La Universidad de Maastricht es la número 179 en la lista de las mejores universidades del mundo según el U-Ranking de 2024. En la QS World University, aparece en el puesto 230. En cambio, en el listado de The World University ocupa el lugar 132, aunque empatada con otros centros. Tiene casi 22.000 estudiantes y la mayoría de sus asignaturas son impartidas en inglés. El coste por estudiante es de 2.601 euros por matrícula en programas de licenciatura y maestría a tiempo completo. Las plazas de los estudiantes de la UE, ya sea para licenciatura o para maestría, están subvencionadas con dinero público. El precio final, sin embargo, depende del método de estudio elegido, puesto que hay tres niveles de tasas de matrícula con tres precios diferentes.
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A nivel político, Puigdemont atraviesa una etapa en la que se está resituando desde la cúpula de Junts. Pero tiene un problema: una incesante fuga de votos por la derecha que se van hacia Aliança Catalana, la formación ultra de Sílvia Orriols, que le puede complicar su futuro político. Para detener ese chorro, Junts tantea posicionamientos extremos en materias como la inmigración o la seguridad, con el fin de contentar a su electorado escorado hacia la extrema derecha.
Paralelamente, tiene que marcar perfil y visualizar su posición de mando frente a Pedro Sánchez. De ahí algunos de los exabruptos emitidos en los últimos días. Este lunes, se desataba con unas polémicas declaraciones en las que acusaba a los socialistas Salvador Illa y Sílvia Paneque, portavoz del Govern (que además fue la jefa de la oposición cuando él era alcalde en Girona), de ‘llepar el cul al rei’ (‘lamer el culo del rey’).
“Vive obsesionado”
También acusó a Illa de presidir un gobierno “que vive de espaldas al país y de cara al sol de Madrid”. Algunos círculos soberanistas consideran que las salidas de tono de Puigdemont no ayudan a recuperar la credibilidad del expresident y de Junts. “Un president debería de tener más cuidado con sus frases. No es propio de un president hablar de esa manera”, dice una fuente soberanista a este diario.
Por su parte, fuentes socialistas explican que “Puigdemont vive obsesionado con Salvador Illa. No acepta que un socialista no independentista presida el Govern. Sigue viviendo bajo la mentalidad de Pujol, que creía que Cataluña era su casa y que sólo él o quien él dijese podía gobernarla. Marta Ferrusola llegó a expresarlo con todas las letras en una entrevista pública. Pues a Puigdemont le pasa lo mismo. Parece no aceptar el resultado de las urnas y vive en una congoja permanente. Pero la democracia es eso: alternancia en el poder. Y él representa el pasado, mientras que Illa representa el presente y el futuro. Él todavía no lo ha aceptado”.
Del dicho al hecho hay un trecho. Así es como ve el fugado Carles Puigdemont los cantos de sirena que le llegan del PSOE prometiendo que volverá a su tierra este año porque le aplicarán la amnistía. Una cosa son las conversaciones de salón y otra, la cruda realidad. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, le prometió que lo traería a España libre de cargos y para ello forzó la aprobación de una Ley de Amnistía que ahora se le atraganta, porque los propios términos del texto imponen límites al perdón oficial del Estado. La interpretación que hacen los jueces del texto legal es estricta y, por ello, ni a Puigdemont ni a algunos de sus compañeros de viaje se les ha aplicado aún la amnistía.