Es noticia
El barrio olvidado de Barcelona: de ser un pueblo a la zona con la renta más baja de la ciudad
  1. España
  2. Cataluña
SÍMBOLO DE RESISTENCIA

El barrio olvidado de Barcelona: de ser un pueblo a la zona con la renta más baja de la ciudad

El contraste entre barrios de una misma ciudad puede ser tan pronunciado que parecen mundos distintos. Esta zona de Nou Barris simboliza esa fractura: levantado en los años 60 sobre antiguos terrenos rurales, hoy figura como el barrio más pobre

Foto: Vista de la entrada a Barcelona desde el barrio en decadencia del distrito de Nou Barris (EFE)
Vista de la entrada a Barcelona desde el barrio en decadencia del distrito de Nou Barris (EFE)

El rincón más septentrional de Barcelona guarda bajo sus calles una historia marcada por el abandono institucional y la fuerza de su vecindario. Lo que un día fue un proyecto de expansión urbanística se transformó, con el paso del tiempo, en un símbolo de desigualdad que sigue desafiando al olvido.

Hoy, según datos del Institut d'Estadística de Catalunya (Idescat), Ciutat Meridiana es el barrio con la renta más baja de toda la ciudad. El contraste con zonas como Les Tres Torres —donde la media de ingresos roza los 33.000 euros anuales— es tan nítido como doloroso. Lo que pocos recuerdan es que antes de levantar bloques de hormigón en los años 60, los terrenos de Ciutat Meridiana eran parte de una antigua cuadra rural del desaparecido municipio de Sant Andreu de Palomar.

La construcción masiva de vivienda social bajo el mandato del alcalde Porcioles atrajo a centenares de familias procedentes de barrios como Torre Baró y Vallbona. Pero las filtraciones, los fallos estructurales y la ausencia de servicios básicos desataron un malestar creciente. Nacía así una comunidad forjada en la reivindicación, capaz de llenar las calles para reclamar lo que nunca llegó: escuelas, centros culturales o transporte digno.

La lucha silenciosa de Ciutat Meridiana

Durante décadas, las piscinas bajo el acueducto del Baix Vallès fueron el alma del barrio. Un espacio popular gestionado por el Club Deportivo Meridiana-Torre Baró donde floreció incluso un equipo juvenil de waterpolo que compitió a nivel nacional. Con su cierre a mediados de los noventa, no solo se perdió un símbolo, sino también un punto de cohesión que albergaba a más de 400 niños practicando deporte.

Foto: Maruja Ruiz fue la primera secuestradora de un autobús en Barcelona. (Universitat de Barcelona)

Con el paso de los años, el barrio fue acumulando carencias económicas, desempleo y una elevada tasa de desahucios, que le valieron el apodo de "Villa Desahucio" tras la crisis de 2008. Su aislamiento geográfico, en una zona elevada y mal conectada, ha contribuido a una sensación de encierro que limita las oportunidades laborales y educativas. A esto se suma la pérdida progresiva de infraestructuras sociales y deportivas, como las piscinas del acueducto, que ejercieron durante décadas de punto de encuentro vecinal.

El ingreso medio anual por habitante en Ciutat Meridiana ronda los 8.000 euros, una cifra que contrasta de forma abismal con los 32.958 euros que registra Les Tres Torres, el barrio más rico de Barcelona y el séptimo con mayor renta de toda España. Le siguen Pedralbes (32.462 euros) y Sant Gervasi-Galvany (30.407 euros), ambos en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi.

Foto: El barrio de Sants es uno de los más animados de Barcelona y punto de partida de algunas rutas turísticas. (iStock)

Las promesas no cumplidas y la desconexión física y simbólica con el resto de la ciudad han erosionado la confianza del vecindario. Aunque el Ayuntamiento rehabilitó en 2021 el antiguo espacio como parque infantil, la nostalgia por lo que fue y no se defendió a tiempo sigue pesando. Como señala Filiberto Bravo, presidente de la Asociación de Vecinos: "El barrio fue decayendo despacio… y nos hizo mucho daño".

El rincón más septentrional de Barcelona guarda bajo sus calles una historia marcada por el abandono institucional y la fuerza de su vecindario. Lo que un día fue un proyecto de expansión urbanística se transformó, con el paso del tiempo, en un símbolo de desigualdad que sigue desafiando al olvido.

Barcelona Cataluña Noticias de Cataluña
El redactor recomienda