PSC, Junts, ERC, comunes y CUP marginan al PP en su pacto antifascista en el Parlament
PSC, Junts, ERC, Comunes y la CUP han firmado un acuerdo para intentar frenar el auge de la ultraderecha. Pero sin contar con los populares para sumar así al independentismo
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Esta semana, los grupos parlamentarios del PSC y Units per Avançar, Junts, ERC, Comunes y la CUP han registrado en el Parlament de Catalunya una propuesta de resolución para crear una comisión de estudio sobre el fascismo, el racismo y los discursos de odio. El objetivo político es frenar el avance de la ultraderecha, pero, en la práctica, lo que acaba llevando a cabo es la marginación del PP, que no ha sido invitado a esta iniciativa.
Fuentes del PP catalán aseguran que se enteraron de este proyecto por los medios de comunicación y que nunca se ha contado con ellos. Si en algún lugar el avance de la ultraderecha es un peligro es en el Parlament de Cataluña. Entre Aliança Catalana y Vox suman 13 diputados, que podrían llegar a 21, según la última encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), gracias a la subida que se prevé para los de Silvia Orriols. Eso querría decir que el 14,8% de los escaños sería de extrema derecha si ahora se celebrasen las elecciones, uno de los porcentajes más altos de Europa. Hace cuatro años, la ultraderecha austríaca suponía el 16% de los votos.
Parece absurdo marginar al PP en un pacto antifascista, cuando el PP catalán que no gobierna no mantiene pactos con Vox, como lamentan los de Ignacio Garriga. De hecho, Vox incluso torpedeó esta legislatura que el PP tuviera la representación en la Mesa del Parlament que legítimamente le correspondía por el buen resultado electoral logrado.
El presidente del grupo del PSC, Ferran Pedret, lamenta la situación y recuerda que "nunca han querido estar, en un frente contra la extrema derecha. Sería una magnífica noticia que ahora fuera todo lo contrario".
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Otro absurdo es la preocupación por incluir en el pacto antifascista a la CUP cuando la CUP tiene cuatro diputados y el PP de Alejandro Fernández cuenta con 15. Pero esta es una de las herencias del procés: tanto Junts –segunda fuerza política– como los comunes prefieren pactar con los anticapitalitas mientras que se sienten muy incómodos con los populares.
En un comunicado emitido por los cinco grupos parlamentarios, aseguran que la comisión abordará los trabajos parlamentarios para impulsar un pacto nacional contra el fascismo, el racismo y los discursos de odio, y establecerá herramientas y mecanismos para combatirlos.
La diputada del PP Lorena Roldán ha cargado contra el acuerdo asegurando que “los que nos llaman ñordos, colonos y fascistas desde la tribuna del Parlament, con total impunidad, solo por no pensar como ellos y desmontar sus mantras, pretenden ahora darnos lecciones morales sobre odio. El chiste se cuenta solo. Desde el PP, delitos de odio no toleramos ninguno, pero ninguno es ninguno. Los que llevan años fomentando el odio enfrentando a los catalanes entre sí, harían bien en pedir perdón y dejarse de lecciones hipócritas”.
El PP acusa a los firmantes de 'hipócritas' por la actitud del independentismo
El objetivo es que esta nueva comisión elabore sus trabajos durante un año para poder presentar sus conclusiones, que podrán ser totales, sectoriales o parciales, con un informe final que se podrá remitir a otras comisiones que tengan competencias en los ámbitos temáticos del informe.
Ecos del Pacto del Tinell
Sin embargo, en la práctica parece que la nueva Comisión tenga ecos del Pacto del Tinell en 2003, cuando los miembros del tripartito, en aquel momento PSC, ERC e ICV, forjaron su alianza política. El acuerdo incluía no establecer ningún acuerdo de gobernabilidad -acuerdo de legislatura y acuerdo parlamentario estable- con el PP en el Gobierno de la Generalitat. CiU se sumó de facto cuando pactaron reformar el Estatut, también dejando de lado a los populares catalanes, que entonces encabezaba Josep Piqué.
Gran parte de los problemas políticos de Cataluña y de la polarización social posterior viene de entonces. Fue imposible sumar al PP a ningún acuerdo sobre la lengua y el catalán. Y cuando en 2012 se tenía que haber abierto vías de negociación para evitar el procés, todos los puentes se habían quemado.
Illa y la debilidad
Salvador Illa quería volver a atraer al PP al marco de los pactos en Cataluña. Pero su debilidad parlamentaria y la dependencia del ERC están marcando la legislatura. Y ahí está ligado a la CUP, que por cierto ya ha abandonado el Pacte Nacional per la Llengua por considerar que la Generalitat está siendo poco beligerante. Por tanto, primero se hace un esfuerzo, se aleja al PP y al final los anticapitalistas se desmarcan. Con el pacto contra el auge de la ultraderecha puede acabar pasando lo mismo. Por ahora en el Pacto por la Lengua, cuando la CUP se ha descolgado, Junts ha empezado a marcar distancias. Y mientras el catalán va perdiendo terreno en su uso diario.
Esta semana, los grupos parlamentarios del PSC y Units per Avançar, Junts, ERC, Comunes y la CUP han registrado en el Parlament de Catalunya una propuesta de resolución para crear una comisión de estudio sobre el fascismo, el racismo y los discursos de odio. El objetivo político es frenar el avance de la ultraderecha, pero, en la práctica, lo que acaba llevando a cabo es la marginación del PP, que no ha sido invitado a esta iniciativa.