CIS catalán | El PSC ganaría las elecciones con más de 40 escaños y la ultraderecha avanza en su mordisco a Junts
Por su parte, la brecha identitaria se agranda en Cataluña, con un nuevo mínimo histórico de los partidarios de la independencia
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La estimación de voto en Cataluña apunta al mantenimiento de los socialistas en unas elecciones autonómicas que se celebrasen ahora. El actual president, el socialista Salvador Illa, está en un momento inmejorable, con su partido manteniéndose, mientras que los sondeos vaticinan un fuerte bajón de su principal rival, Carles Puigdemont, que además, ya produce un fuerte rechazo en la sociedad catalana.
Los datos son del primer barómetro de 2025 del Centro de Estudios de Opinión (CEO, el CIS catalán). La encuesta se realizó entre el 14 de febrero y el 14 de marzo de este año, mientras se llevaba a cabo la negociación del traspaso de Cercanías al Gobierno catalán y en el momento en que se hacía pública la condonación de 17.000 millones de euros de la deuda catalana con el FLA, al tiempo que Pedro Sánchez pactaba con Junts el traspaso de competencias de inmigración a Cataluña. Se entrevistaron a 2.000 personas en su domicilio, todas mayores de edad y con derecho a voto en elecciones autonómicas o legislativas.
Este barómetro anuncia una ligera recuperación de ERC y un aumento espectacular de Aliança Catalana, que podría alcanzar los 10 diputados frente a los 2 que tiene en la actualidad. El sondeo da al PSC una horquilla de 41 a 43 (tiene 42); a Junts entre 27 y 29 (tiene 35), a ERC entre 21 y 23 (tiene 20), al PP entre 14 y 16 (tiene 15), a Vox entre 10 y 12 (tiene 11), a los comunes entre 6 y 7 (tiene 6), a la CUP entre 3 y 4 (tiene 4). Lo más espectacular, no obstante, es el salto cuantitativo de los de Sílvia Orriols (Aliança), que se aprovechan de la debilidad de Puigdemont y le comen terreno por la derecha, confirmando los peores temores de los junteros.
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En unas generales, habría importantes cambios, con la irrupción de Podemos y la CUP y el hundimiento de Sumar. Los socialistas también se mantendrían en cabeza con entre 19 y 21 escaños (tienen 19), seguidos de ERC con un abanico entre 7 y 8 (tienen 7), Junts entre 6 y 8 (tienen 7), el PP con un segmento de entre 5 y 7 (tiene 6) y Vox con entre 2 y 3 (tiene 2). En el ranquing aparecen Podemos y la CUP, con un escaño cada una, aunque lo más revelador es el batacazo de Sumar, que pasaría de 7 a una horquilla de entre 2 y 3 diputados.
Illa, el preferido
En la valoración de los líderes políticos, el socialista Salvador Illa gana en el índice de aprobación, con un 61%, seguido del republicano Oriol Junqueras (54%), la líder de los comunes en el Parlament, Jessica Albiach (50%), la cupera Laia Estrada (47%), Carles Puigdemont (36%), Sílvia Orriols (35%), Alejandro Fernández, del PP (23%) e Ignacio Garriga, de Vox (16%).
La encuesta introduce también el índice de rechazo, con una sorpresa: Carles Puigdemont es el segundo líder que más rechazo produce entre la ciudadanía, sólo superado por el líder de Vox, Ignacio Garriga. El dirigente de Junts per Catalunya ha pasado de ser el timonel de los designios de la independencia y el gran gurú catalán a ser el segundo que más rechazo produce entre la ciudadanía. Los que producen menor rechazo son Albiach (8%) y Salvador Illa (9%). Este revés de Puigdemont se suma al bajón de hasta 8 escaños en el Parlament, lo que le aleja de la posibilidad de que pueda aspirar a presidir de nuevo el Govern de la Generalitat.
Puigdemont es el segundo líder que más rechazo produce entre la ciudadanía, sólo superado por el líder de Vox, Ignacio Garriga
En cuanto a los liderazgos, el socialista Salvador Illa es el preferido para ser presidente de la Generalitat: obtiene el 22% de los votos de los encuestados, seguido de Carles Puigdemont (9%) y de Oriol Junqueras (6%). Sin embargo, el 27% de los encuestados no tiene un líder definido para ocupar la cúspide del poder político catalán y el 23% no sabe o no contesta. Respecto a los líderes soberanistas en el Congreso, Gabriel Rufián (ERC) tiene un índice de aprobación de un 57% y un rechazo del 12%, mientras que Míriam Nogueras (Junts) tiene un índice de aprobación del 45% y un índice de rechazo del 14%.
La brecha identitaria en Cataluña, por otra parte, se va ensanchando: los contrarios a la independencia se mantienen, pero los partidarios van disminuyendo poco a poco, marcando un mínimo histórico: arroja unas cifras que ya poco sorprenden: el 54% de los catalanes están en contra de la independencia, mientras que sólo el 38% están a favor. Los datos dejan en el mismo nivel a los detractores de la secesión, pero bajan del 40 al 38% a los partidarios, lo que marca un mínimo histórico de apoyo a la independencia.
Pactistas
El resultado es un severo varapalo a las formaciones soberanistas y a las organizaciones separatistas, que cada día languidecen más y tienen menor poder de convocatoria. Pasado el sarampión del separatismo, un elevado espectro de, soberanismo más recalcitrante corre ahora el peligro de escorarse hacia posturas más radicales para espolear a una ciudadanía que se ha cansado de los globos sonda y de promesas quiméricas.
Pero aún así, hay una cierta desconfianza (a veces traducida en desafección) sobre la resolución el conflicto catalán. Un 53% de los encuestados aprueba las medidas acordadas entre el Gobierno central y los partidos independentistas para reducir el conflicto, mientras que un 40% de la ciudadanía las desaprueba. Curiosamente, son los ciudadanos que se identifican con Vox, el PP, Aliança Catalana y la CUP los que se muestran más reacios a avalar los acuerdos de Pedro Sánchez con los independentistas.
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La encuesta apunta también a que el 52% de los ciudadanos cree que Cataluña tiene un nivel insuficiente de autonomía, mientras que sólo un 35% cree que tiene un nivel suficiente y un 7% opina que tiene demasiada autonomía. Sin embargo, crece el sentimiento de que los ciudadanos prefieren que Cataluña sea una comunidad autónoma de España. Así lo opinan el 36% de los encuestados (en noviembre del año pasado opinaba eso el 34% y un año antes sólo reivindicaba esa percepción un 31%). El 28% cree que debe de ser un Estado independiente (en otoño del año pasado reivindicaban esa opción el 30%) y el 22% prefiere que sea un estado dentro de una España federal (el mismo porcentaje que en la anterior encuesta).
Los catalanes son también partidarios de pactar para sacar adelante los presupuestos. El 70% de los encuestados creen que 2es preciso conseguir un acuerdo para aprobar los presupuestos, aún cuando los partidos deban renunciar a una parte de sus demandas”. Sólo el 19% opina que los partidos deben mantenerse “en sus principales demandas, aunque ello suponga impedir aprobar los presupuestos”. En este sentido, son más reacios a ceder en las negociaciones los partidos independentistas que los constitucionalistas.
Desconfianza en los políticos
Pese a esta pátina de pactismo, emerge un dato interesante: la mayoría está a favor de “aplicar ‘cordón sanitario’ para excluir a partidos o movimientos extremistas”: el 27% está muy a favor de esta medida y el 25% está a favor, mientras que el 15% no está ni a favor ni en contra. En cambio, los que están más bien en contra son el 12% y los que están muy en contra de establecer cordones sanitarios son el 10%. Los mayores partidarios de establecer estos cordones son la CUP, los comunes, ERC y Junts mientras que los menos partidarios son Aliança Catalana y Vox.
Las instituciones, por su parte, no superan la prueba del algodón de la opinión pública. La nota media ciudadana sólo da aprobado al ayuntamiento de cada encuestado (un 5,3 sobre 10), seguido de la UE (4,8), el Govern de la Generalitat (4,6), el Parlament (4,5), los sindicatos (4,1), las asociaciones empresariales (4), los tribunales de justicia (4) y el Gobierno central (3,8). La Monarquía se sitúa en el último lugar de la escala, con un 2,1 sobre 10. Asimismo, la satisfacción con el funcionamiento de la democracia deja mucho que desear: el 65 está poco o nada satisfecho. Ciertamente, la nota ha mejorado desde noviembre de 2024, en que el grado de insatisfacción era del 71% (había llegado a ser del 82% en 2018). Por contra, los que están mucho o bastante satisfechos con el funcionamiento de la democracia han subido desde el año pasado del 27 al 34%.
Esa percepción positiva del funcionamiento del sistema es paralela a la desconfianza en la clase política: el 53% cree que la corrupción está muy extendida entre los políticos y el 34% cree que está “bastante extendida”. Sólo un 10% cree que está poco extendida. Como reflejo de esta situación, un 35% de los encuestados opinan que la corrupción también está muy extendida entre la ciudadanía, mientras que un 45% cree que está bastante extendida. Un 15% opina que está poco o nada extendida.
La estimación de voto en Cataluña apunta al mantenimiento de los socialistas en unas elecciones autonómicas que se celebrasen ahora. El actual president, el socialista Salvador Illa, está en un momento inmejorable, con su partido manteniéndose, mientras que los sondeos vaticinan un fuerte bajón de su principal rival, Carles Puigdemont, que además, ya produce un fuerte rechazo en la sociedad catalana.