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La paz en ERC dura 24 horas: Junqueras apunta ahora al jefe del grupo en el Parlament
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La paz en ERC dura 24 horas: Junqueras apunta ahora al jefe del grupo en el Parlament

El partido encara una nueva crisis interna, con el sector rovirista en la diana. Josep María Jové está en la cuerda floja y puede ser sustituido por un dirigente afín a Junqueras

Foto: Oriol Junqueras y Josep María Jové, en un acto de ERC. (EFE/Enric Fontcuberta)
Oriol Junqueras y Josep María Jové, en un acto de ERC. (EFE/Enric Fontcuberta)
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Las tensiones dentro de ERC no han desaparecido con el congreso celebrado este fin de semana, donde se aprobó su nueva hoja de ruta y las directrices políticas para los próximos años. Oriol Junqueras impuso sus criterios y sentó las bases para que pueda haber corrientes internas dentro de la formación, siempre y cuando los trapos sucios se laven en casa, pero no ahuyentó el fantasma de la crisis. De hecho, en el punto de mira de Junqueras está ahora Josep Maria Jové, el rovirista con un cargo más importante dentro del organigrama del partido, como jefe del grupo parlamentario en el Parlament.

Todo porque las relaciones entre sectores se han agriado durante el fin de semana. En el cónclave de los republicanos se presentó un informe de la Comisión de la Verdad, un órgano creado especialmente para determinar si políticamente había habido mala praxis interna del partido y si se había creado una estructura paralela, dedicada exclusivamente a la guerra sucia contra los rivales, ya fuesen de ERC o de otras fuerzas.

Entre las acciones que se le adjudican a esta trama B de ERC está la de pegar carteles vinculando a su candidato por Barcelona en las municipales de 2023, el exsocialista Ernest Maragall, con la enfermedad de Alzheimer. O el hecho de colgar un muñeco de un puente de Sant Vicenç dels Horts, representando a Junqueras cuando estaba en la cárcel, con el agravante de que se hallaba en el recorrido que sus hijos debían hacer para ir al colegio. Y también las pintadas en las sedes del PSC, Junts y varios sindicatos.

El informe concluye, según manifestó el vicesecretario general de Comunicación, Isaac Albert, que “queda acreditado que hubo esta estructura paralela a los órganos de gobierno y que todo se inicia alrededor del 2019, cuando esta estructura se acaba profesionalizando”. Albert hizo hincapié en que, a partir de entonces, “la inmediatez, la voluntad de ser original, de dar respuesta rápida a hechos políticos acaba generando unas dinámicas perversas". "En palabras de Joan Tardà, aquella dinámica que acaba convirtiendo a los ciudadanos en simples consumidores y a los militantes del partido en simples vendedores”, subrayó.

El desplante de Aragonès

Para intentar soslayar críticas, fue nombrado presidente de esa comisión, precisamente, el exdiputado Tardà, que fue el más votado como miembro del Consell Nacional de ERC el pasado mes de diciembre. Pero el texto, lejos de reconciliar posturas, ha abierto la caja de los truenos. Los roviristas acusaron a los del sector afín a Junqueras de iniciar una caza de brujas, mientras que los partidarios del presidente del partido hablaban de una guerra sucia en su contra.

El trabajo de la comisión se vio devaluado por la negativa de algunos dirigentes a declarar ante ella, como el expresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, o Josep Maria Jové, presidente del grupo parlamentario en la Cámara catalana. Aragonès, además, ni siquiera asistió a la clausura del congreso, lo que evidencia el grado de deterioro en las relaciones internas entre los distintos sectores.

Foto: El presidente de ERC, Oriol Junqueras (c), durante la clausura del 30º Congreso de Esquerra Republicana. (Europa Press/Lorena Sopêna) Opinión
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El informe final de la comisión se realizó sin nombres propios, pero para hacer inteligible el resultado, se citaban los cargos de los responsables del montaje. Todos los militantes saben a quién se señala como culpables: Sergi Sabrià, exportavoz parlamentario, hombre de confianza de Marta Rovira y exviceconsejero de Estrategia y Comunicación, y Marc Colomer, exresponsable de Comunicación del partido. De lo que no parece haber duda es de que las acciones subversivas se financiaban a través de la empresa de marketing de cabecera de ERC, Relevance Marketing.

El informe ha levantado ampollas internas dentro de Esquerra y amenaza con llevarse por delante al mayor peón de los roviristas en el panorama político: Josep Maria Jové. En sus tiempos, fue un fiel escudero de Junqueras, pero las circunstancias les alejaron y ahora son enemigos íntimos.

"Jové estaba en el alero"

“El nombre de Jové hace tiempo que está en el alero. No se hizo nada hasta ahora por deferencia y por intentar apaciguar los ánimos dentro del partido, recoser costuras. El sector tuvo la oportunidad de haber aceptado la mano tendida de Junqueras. Todos sabemos que era preciso investigar lo que ha pasado y una Comisión de la Verdad era el instrumento más idóneo. Los roviristas nunca aceptaron esta iniciativa porque siempre sostuvieron que era una comisión contra ellos. Ya sabrán por qué piensan eso. Y Jové no contribuyó a curar las heridas al negarse a dar su versión. No es que los junqueristas sometan a los roviristas, es que no parece que no haya voluntad de entendimiento. Pero ahora puede ser el momento para apartarlo de su cargo y poner a otro”, explica una fuente interna de Esquerra a El Confidencial.

Foto: Josep Maria Jové en la sesión de control al Govern en el Parlament. (EFE)

Uno de los nombres que circulan para sustituirle es el del exsocialista y exconsejero de Interior Joan Ignasi Elena, hombre de confianza de Oriol Junqueras. Elena, contrariamente a lo que había sucedido con Ernest Maragall, no despierta muchos recelos dentro de las bases republicanas, pese a llegar a ERC desde otra formación. De esa manera, el presidente republicano ya tendrá todos sus peones en puestos clave para dominar no sólo los resortes del partido, sino también de la actividad parlamentaria, ya que como portavoz situó a Ester Capella, a la que captó de otro sector para nutrir sus filas.

Pero lo tendrá difícil. Xavier Godàs, líder del sector rovirista, considera que el trabajo de la Comisión de la Verdad “es un informe acusatorio sin pruebas y un escarnio público hacia la organización que, en el momento de los hechos, lideraba el actual presidente”. Fuentes internas de Esquerra sostienen que “no es de recibo que Junqueras diga que no sabía nada": "Era el presidente del partido y en la cúpula todo se sabe. Es inconcebible que se mantuviese en la ignorancia de las cosas que pasaban dentro”.

Helena Solà, representante del sector Foc Nou, promovido por el exdiputado y exconsejero Alfred Bosch, lamentó también el informe. “No es esto, compañeros, no es esto —dijo parafraseando una canción de Lluís Llach—". "Esperaba rigor, transparencia e imparcialidad de la Comisión de la Verdad, no escarnio”, añadió. El exdiputado Jordi Orobitg, exponente de esta corriente, también considera que fue “un error permitirlo, error no abordarlo cuando salió a la luz y un error someterlo a un juicio político por un órgano ad hoc falto de legitimidad”.

Foto: El presidente de Junts, Carles Puigdemont, y el de ERC, Oriol Junqueras, en su reciente reunión en Waterloo. (EFE/Pablo Garrigós Cucarella)

Ante las críticas de los rivales, Isaac Albert sostuvo que “había el compromiso de dar explicaciones y la militancia reclamaba estas explicaciones". "La militancia se merecía hacer punto final. A veces, esto no gusta y es complicado, pero no podíamos hacer ver como si no hubiera pasado nada. O sea, escarnio no. Sencillamente, ha habido una comisión que realizó una investigación, llegó a unas conclusiones y esto no es un juicio”, declaró.

Isaac Peraire, otro de los referentes del sector, exvicesecretario general de Vertebración Territorial y Partido Abierto y exdirector de la Agencia de Residuos de Cataluña, sacó toda su artillería contra el informe de Tardà, recordando que su sector ya impugnó “la creación de la comisión farsa”. Peraire califica las conclusiones de “un acto político espectáculo y escarnio lamentable, impreciso, de parte, sesgado, incendiario e irresponsable”. El exdirigente republicano piensa denunciar a los autores del informe ante la Comisión de Garantías de ERC y a través del ‘canal ètic’, una ventanilla para denunciar irregularidades o vulneraciones de la normativa interna.

Las tensiones dentro de ERC no han desaparecido con el congreso celebrado este fin de semana, donde se aprobó su nueva hoja de ruta y las directrices políticas para los próximos años. Oriol Junqueras impuso sus criterios y sentó las bases para que pueda haber corrientes internas dentro de la formación, siempre y cuando los trapos sucios se laven en casa, pero no ahuyentó el fantasma de la crisis. De hecho, en el punto de mira de Junqueras está ahora Josep Maria Jové, el rovirista con un cargo más importante dentro del organigrama del partido, como jefe del grupo parlamentario en el Parlament.

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