Junts usa la crisis de Cercanías para poner en evidencia el pacto de Illa con Junqueras
ERC y PSC tenían el traspaso de Cercanías a la Generalitat como una de la joyas de la corona de su alianza. Pero el mal funcionamiento de los trenes se ha vuelto contra ellos
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Junts ha utilizado la crisis de Cercanías para dejar en evidencia el pacto de Salvador Illa con Oriol Junqueras para el traspaso de esta red ferroviaria a la Generalitat. Ayer, los trenes estuvieron salpicados por numerosas incidencias pese a que se había desconvocado la huelga y Junts en bloque salió a denunciar desde que se trataba de un “falso traspaso” hasta calificar de “defunción” una asunción de nuevas funciones que justo ahora acaba de empezar, en palabras del portavoz de Junts, Josep Rius.
Toda la jornada fue un cúmulo de despropósitos. De madrugada se consiguió un acuerdo para desconvocar la huelga. Los sindicatos renunciaron a los paros a cambio de que en la nueva empresa mixta que gestionará las cercanías de la Generalitat y que empezará por la R-1 la participación del Gobierno español sea del 50,1% y que la misma esté integrada en Renfe.
Antes de esta cesión, la Generalitat iba a tener la mayoría en el capital de la sociedad mercantil mixta que se va a crear, con un 51%. El consejo de administración será paritario, con el mismo número de miembros de la Administración catalana y de la del Estado, y el presidente será nombrado a propuesta del Govern y tendrá voto de calidad. Pero la administración central se reservaba la carta de que las decisiones estratégicas requerirán de mayoría reforzada para ser aprobada, con lo que en los asuntos cruciales ambas partes deberán ser fruto de un pacto. Ahora la Generalitat pasa del 51% al 49,9% en una sociedad mixta que, en teoría, empezará a operar en 2026.
Con el nuevo cambio, Renfe mantendrá el 50,1%. ERC lo asume como una cesión temporal, que será corregido en dos años. La consellera de Territori Sílvia Paneque zanjó el tema asegurando que “el operador que gestiona Cercanías es Renfe y debe seguir siendo Renfe". Esta decisión para Junts es una traición y demostraba, en opinión de Rius, que “Illa ha convertido la Generalitat en una filial de la Moncloa”.
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Mientras Junts gesticulaba contra Renfe, La Vanguardia desvelaba que el economista Eduard Gràcia, cercano a la ANC, sería nombrado consejero de Renfe como parte de un acuerdo de Junts con el ministro de Transporte Oscar Puente.
“En estos últimos meses, a los problemas de Rodalies de Catalunya se han añadido problemas en el funcionamiento de los servicios por término medio distancia y de alta velocidad y de los servicios de cercanías en otros territorios, que no hacen más que certificar que el problema que sufrimos es estructural y que afecta al conjunto del sistema Renfe-ADIF. No se puede confiar en que este binomio sea capaz de transformar el servicio actual de Rodalies y conseguir un estándar de calidad equiparable a un país avanzado”, sentenciaban en un artículo conjunto en ElNacional dos exconsellers de Territori de la Generalitat, Damià Calvet y Josep Rull, este último en la actualidad presidente del Parlament. Que Junts haya roto la neutralidad de la segunda autoridad de Cataluña refleja la importancia que se le da al tema de los trenes y de cómo está atacando con toda la artillería.
Junts descalifica a Renfe pero a la vez se asegura un puesto en el consejo
Según los autores, que califican el traspaso de “falso”, no se puede confiar en que se ejecute correctamente el Plan de inversiones 2020-30 que, además, no ha sido consensuado con la Generalitat, la teórica titular del servicio, y sobre el cual la misma Generalitat no tiene capacidad para impulsar, supervisar y exigir su cumplimiento.
Ferrocarrils como alternativa
Rull y Calvet proponen que “la Generalitat puede liderar la gestión del servicio. Ferrocarrils de la Generalitat es un buen ejemplo de gestión ferroviaria. La transformación del servicio de la línea de La Pobla es un caso de éxito y la futura prestación de los servicios de Rodalies de Lleida y del Aeropuerto de forma directa serán una buena oportunidad para gestionar de forma eficiente nuevos servicios ferroviarios a la infraestructura que ahora es propiedad de ADIF”.
Pero la apuesta por Ferrocarrils, una empresa pública de la Generalitat, topa con la presencia de Renfe como operador único, lo que simplifica la operativa en una red muy saturada, y también con que Junts apueste por tener un consejero en Renfe.
El independentismo pretende utilizar el malestar alrededor del mal funcionamiento de los trenes de corta distancia como catalizador para volver a conseguir grandes movilizaciones contra España. El próximo 5 de abril ya hay una manifestación en la estación de Sants convocada por la ANC contra el caos de Cercanías. Òmnium apoya la protesta. La misma se quiere extender a otras estaciones alrededor de toda Cataluña.
Junts ha utilizado la crisis de Cercanías para dejar en evidencia el pacto de Salvador Illa con Oriol Junqueras para el traspaso de esta red ferroviaria a la Generalitat. Ayer, los trenes estuvieron salpicados por numerosas incidencias pese a que se había desconvocado la huelga y Junts en bloque salió a denunciar desde que se trataba de un “falso traspaso” hasta calificar de “defunción” una asunción de nuevas funciones que justo ahora acaba de empezar, en palabras del portavoz de Junts, Josep Rius.