Junqueras gana su Congreso, pero Illa pierde sus presupuestos: así cierra su crisis ERC

Las mentiras en política catalana cada vez tienen un vuelo más corto. Un ejemplo fue que los Presupuestos de la Generalitat tenían que esperar a que Oriol Junqueras pudiera cerrar con éxito el largo proceso congresual de ERC. Lo hará este sábado, con éxito. Primero consiguió ser reelegido presidente, después ha logrado poder aspirar a un nuevo mandato y hoy habrá conseguido imponer todas sus líneas ideológicas, pues los críticos se desfondaron en cuanto Marta Rovira decidió irse a vivir a Suiza. Pero, pese a todo eso, ERC no tiene ninguna intención de aprobarle los presupuestos a Salvador Illa, cuya Generalitat seguirá con las cuentas prorrogadas.

El Congreso de ERC se cierra hoy, tras un largo viacrucis que sólo ha servido para enterrar las enmiendas a la ponencia ideológica que impulsaba la oposición, dura en la forma pero pragmática en el fondo. Una vez que Junqueras pactó con Josep Maria Jové su continuidad como presidente del grupo parlamentario de ERC en el Parlament, el Congreso de ERC estaba ganado. Nova Esquerra Nacional carecía de líder –Rovira se había ido– y su ideólogo aceptaba la pax junqueriana. El junquerismo tal vez no sea amor, como proclamaba el propio Junqueras desde la radio hace años, pero ha demostrado que es mayoritario y que ha sabido jugar mejor las cartas del postprocés que los que aspiraban a desbancarle desde sus propias filas.

Aunque tanto PSC como ERC dijeron que con este final congresual habría presupuestos en Cataluña, ahora se produce justo este desenlace y ya nadie habla de que ERC aprobará las cuentas de la Generalitat de Cataluña para 2025. En la práctica, los Presupuestos de la Generalitat dependían sobre todo de los del Estado. Con Junts cerrado en banda a pactar cuentas en Madrid, los republicanos no tenían que esforzarse ni en el Parlament ni en la Carrera de San Jerónimo. Incentivo cero, riesgo cero.

Siendo realistas, evitar el debate sobre por qué Cataluña se queda sin cuentas sirve para enmascarar dos debilidades. La de Illa, que gobierna sin presupuestos, en teoría algo impensable para un político tan de la vieja escuela como él. Y la de Junqueras, quien no se atreve a asumir que su principal alianza es con el PSC por miedo a seguir perdiendo votos de sus bases más irredentas.

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Aunque hoy hará pública la propia evaluación sobre las relaciones con los socialistas y la comisión de seguimiento de pactos, ERC se excusará en que no ha negociado el presupuesto de Salvador Illa ni el de Pedro Sánchez. La imagen de ni un paso atrás que disimula varios trasfondos más complejos.

Así, en las últimas semanas los de Junqueras han exhibido un entendimiento con los socialistas con la concreción de varios acuerdos de la comisión bilateral, la de infraestructuras y la de asuntos económicos y fiscales.

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ERC justificará una aparente distancia con el PSC alegando ciertos incumplimientos del acuerdo de investidura, algo complicado cuando Illa está implementando el programa de los republicanos, tanto en la negociación de una nueva financiación autonómica como en cuestiones como el traspaso de Cercanías a la Generalitat. La excusa de Perogrullo de los republicanos es que la financiación no va a la velocidad necesaria, cuando en realidad forjar un acuerdo de este tipo siempre ha tardado años.

Mientras, por la puerta de atrás, ERC irá pactando con el PSC ampliaciones de crédito en el Parlament por valor de 4.000 millones para mantener a la Generalitat en funcionamiento con las cuentas prorrogadas, según explican fuentes de los republicanos. La consellera de Economía, Alicia Romero, ya da por buena esta fórmula con el PIB de Cataluña creciendo al 3,9% al cierre de 2024. Pero el contexto macroeconómico cambia de manera muy rápida y los bandazos de Donald Trump pueden llevar al mundo una recesión global, en la que, de repente, tener o no tener presupuestos ya no será tan irrelevante como parece ahora.

La imagen de unidad

Estos debates de fondo a Junqueras le dan igual. Para el líder de ERC lo importante es dar portazo a la imagen de un partido dividido. Y eso lo conseguirá hoy con el cierre congresual. Mientras, gana tiempo siendo la muleta del PSC sin que se note mucho y espera que Junts se desangre por el flanco de Aliança Catalana para volver a presentarse ante el electorado como el único representante de un independentismo razonable, integrador y con sensibilidad social.