PSOE y PSC se vuelcan para salvar en el último segundo los puentes con Junts
Conscientes de que la legislatura está en juego, socialistas catalanes y desde Madrid han estado impulsando todo tipo de medidas para recuperar la confianza del partido independentista
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PSOE y PSC se han volcado para salvar “in extremis” los últimos puentes con un Carles Puigdemont que sigue enrocado en que Junts corte amarras con el socialismo español y se vuelva a la radicalidad populista que históricamente es lo que más le ha rentado en las encuestas. En los últimos meses, Junts ha detectado signos que apuntan a que su principal baza electoral, Puigdemont, estaba perdiendo tirón, como la baja audiencia televisiva de su reciente entrevista en TV3. Y el partido ha optado porque no puede seguir esperando otros diez meses a que el Tribunal Constitucional (TC) le otorgue de manera definitiva la amnistía, un logro que tampoco valoran sus votantes.
Desde Sumar, el diputado de los comunes Gerardo Pisarello ha pedido al Gobierno gestos con Junts, aunque apoyan al Ejecutivo en evitar que se tramite en la Mesa del Congreso la moción que insta a Pedro Sánchez a que se someta a una cuestión de confianza. El objetivo es ablandar a Junts. Y tanto desde Madrid como desde Barcelona se han prodigado las señales para que la formación que preside Puigdemont vuelva a la denominada “mayoría progresista” que invistió a Sánchez presidente.
Lo único que quita presión a Sánchez y al PSOE es que el presidente de ERC, Oriol Junqueras junto con la nueva secretaria general del partido, Elisenda Aamany, se reunirán hoy en Bélgica con Puigdemont y con el secretario general de Junts, Jordi Turull. Sobre el papel se trata de recuperar la unidad independentista pero en el contexto más urgente está la cuestión inevitable de que Junts y ERC enfocan de un modo del todo diferente el futuro de la legislatura en Madrid. Moncloa espera que Puigdemont escuche los argumentos de Junqueras para que el líder de Junts vuelva a respaldar al Gobierno español.
La reunión tendrá lugar en Waterloo. Puigdemont y Junqueras no se ven desde julio, cuando Puigdemont estaba intentando recabar apoyos para intentar ser invesstido presidente de la Generalitat, aunque carecía de los votos para ello. Entonces no hubo imágenes del encuentro entre los dos líderes independentistas y al final ERC se inclinó por Salvador Illa.
El principal gesto por parte del PSOE ha sido que el TC ha recusado al magistrado José María Macías, catalán, pero de corte conservador, para allanar la aprobación de la amnistía a Puigdemont y el resto de condenados por el procés cuando tenga lugar ese debate en el seno del Alto Tribunal, algo previsto para el mes de octubre.
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Desde Barcelona, el despliegue ha sido aún mayor. En TVE, la consellera de Economía, Alicia Romero, ha abierto la puerta a que Salvador Illa se pueda ver con Puigdemont. Romero “confía” en que ambos líderes puedan verse pronto y añade que “las relaciones han ido cambiando, y ojalá cambien más", apostando por la normalización entre ambos líderes. En todo caso, desde Palau advierten que la reunión no se celebrará antes del viernes, en parte por miedo a que primero Puigdemont se hiciese la foto con Illa y luego rompiese con Sánchez, una alternativa que no se descarta desde el gabinete del primer secretario del PSC.
Romero también tendió la mano a Junts para negociar la nueva financiación. Del mismo modo, la Generalitat ha anunciado diversas reuniones de comisiones bilaterales Estado-Generalitat para el mes de febrero, en la que se tratarán desde la nueva financiación singular hasta temas que tienen mucho predicamento en Cataluña, como el traspaso de Cercanías en Cataluña a la Generalitat.
Gestos grandes y pequeños
No se han escatimado ni gestos grandes ni tampoco pequeños. Así, los votos del PSC fueron claves ayer para evitar que Artur Mas tenga que acudir a declarar al Parlament por el fracaso de la privatización ATLL, un mal trago que sí que tendrá que asumir su conseller de Economía en 2012, el economista Andreu Mas-Colell. Artur Mas lleva tiempo buscando el momento más adecuado para afiliarse a Junts.
Pero todo este despliegue no parece que vaya a hacer mella en Junts y que cambie de posición. Los signos son más bien los contrarios. Por ejemplo, en el mismo momento en que se está negociando el traspaso de Cercanías, la ANC ha anunciado una gran movilización para denunciar el colapso de este servicio de transporte. A nadie se le escapa que el presidente de la ANC es el cantautor Lluís Llach, un hombre de Carles Puigdemont. Esta protesta no facilitará la negociación del traspaso y sólo parece pensada para entorpecer el reto que tiene que asumir la consellera de Territori, Silvia Paneque.
El aluvión de gestos del socialismo ha hecho nula mella en Junts para ablandarle
A lo único a lo que se abre Junts para esta nueva fase que comienza este 2025 es a respaldar de manera puntual algunas iniciativas que puedan favorecer al partido soberanista. Pero, desde los Presupuestos Generales del Estado hasta las medidas sociales que quiere impulsar Sumar, ahora todas las iniciativas no verán la luz al pasar Junts a modo oposición. La legislatura entra en barrena y no se podrá aprobar el grueso de medidas gubernamentales.
Rueda de prensa en Bruselas
Si el hoy se ven Puigdemont y Junqueras, el viernes está previsto que Puigdemont oficialice la ruptura con el PSOE en una rueda de prensa desde Bruselas, después de reunirse con la permanente de su partido, que viajará para ello hasta la capital belga, según explican fuentes de Junts.
Además de la legislatura, se enterrará también la fase de diálogo entre Junts y el PSOE, que se había mantenido en Suiza y bajo la tutela de un mediador internacional, el diplomático salvadoreño Francisco Galindo, y que ha durado un año. Junts siempre ha asegurado que los resultados de estos contactos han sido muy exiguos, obviando que, ya de manera previa, su partido, junto con ERC, obtuvo la amnistía.
PSOE y PSC se han volcado para salvar “in extremis” los últimos puentes con un Carles Puigdemont que sigue enrocado en que Junts corte amarras con el socialismo español y se vuelva a la radicalidad populista que históricamente es lo que más le ha rentado en las encuestas. En los últimos meses, Junts ha detectado signos que apuntan a que su principal baza electoral, Puigdemont, estaba perdiendo tirón, como la baja audiencia televisiva de su reciente entrevista en TV3. Y el partido ha optado porque no puede seguir esperando otros diez meses a que el Tribunal Constitucional (TC) le otorgue de manera definitiva la amnistía, un logro que tampoco valoran sus votantes.