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Los lazos del actual Barça con Junts explican la impunidad de Laporta en el caso Olmo
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Personalidades del partido le apoyan

Los lazos del actual Barça con Junts explican la impunidad de Laporta en el caso Olmo

El actual presidente del Barça y el modo en que la sociedad catalana le perdona una y otra vez todas sus salidas de tono solo se entienden por el paraguas político del independentismo

Foto: Carles Puigdemont con Joan Laporta y Florentino Pérez. (EFE/Alberto Estévez)
Carles Puigdemont con Joan Laporta y Florentino Pérez. (EFE/Alberto Estévez)
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Joan Laporta siempre ha contado con el apoyo de importantes personalidades de Junts y, como mínimo, consta una reunión del presidente blaugrana y Carles Puigdemont en Perpiñán en 2020, antes de la última campaña electoral para presidir el club. Pero los vínculos son mucho más estrechos, y en la última crisis de la entidad deportiva por la inscripción de la ficha de Dani Olmo, se han puesto de relieve. Es normal que Puigdemont ironice en redes, porque su partido, insiste, ha sido ajeno a la decisión del Consejo Superior de Deportes. Pero también es cierto que hay fuertes y evidentes lazos entre Junts y el laportismo que en buena parte explican la impunidad con la que opera el líder barcelonista.

El más obvio es Elena Fort, directiva de la junta Laporta, responsable del Espai Barça y de la elección de la empresa turca Limak como constructora del campo y recientemente nombrada portavoz. Elena Fort milita en Junts, ha sido diputada en dos legislaturas en el Parlament y se ha convertido en una extensión de Laporta cuando este prefiere no dar la cara. Esta semana, ya como portavoz, se negó a desvelar los nombres de los inversores que han gastado 100 millones de euros en los palcos VIP del futuro estadio para intentar forzar la inscripción de Dani Olmo.

Si Elena Fort da la cara, entre bambalinas trabaja el jefe de gabinete de Laporta, Jordi Finestres, que en su día ejerció como jefe de prensa de Puigdemont en Waterloo. Laporta envió a Finestres a reunirse con Sergi Sebrià cuando éste era el director de la Oficina del President de Pere Aragonès para tranquilizarle con la elección de Limak como constructora del Nou Camp, asegurándole que había sido un acto de soberanía al dar un portazo a las constructoras del Ibex-35, según explican fuentes conocedoras de ese encuentro.

Entonces, ERC prefirió mirar hacia otro lado, aunque ahora el partido está más cerca de la plataforma Som un Clam, de Joan Camprubí, uno de los opositores a Laporta. Pero más para distanciarse de Junts que por afinidades.

Foto: El Camp Nou, en obras. (AFP7)

Con la crisis de estos días, muchas personalidades de Junts se han posicionado a favor de Laporta. Uno de los más destacados el diputado de Junts, Joan Canadell, que retuiteó al exvicepresidente de la Generalitat Jordi Puigneró, también de Junts, una de las ideas locas que han corrido estos días por los sectores más radicales del independentismo: dejar LaLiga española y usar Andorra como plataforma para jugar la Champions u otras ligas extranjeras. Lo que podríamos definir como la vía Gerard Piqué. Desde Junts no se ha buscado la complicidad de España, se ha querido sobre todo culpar al Gobierno español de los problemas de gestión de Laporta.

Apoyos del 'puigdemontismo'

Otra personalidad muy cercana a Puigdemont, Gorka Knör, ha apoyado en redes a Laporta estos días, criticando a los medios de comunicación que estaban denunciando las malas prácticas del presidente barcelonista. En 2019 fue nombrado delegado de la Generalitat de Cataluña en Madrid. Duró en el cargo dos años.

Otro puente más de la estrecha vinculación del actual Barça con Junts es Xavier Sala i Martín. El economista, conocido por sus chaquetas de colores, es amigo personal de Laporta, le defendió en la junta que aprobó las cuentas con salvedades y ha pedido en diversas ocasiones el voto por Puigdemont, aunque no milita en el partido. La esposa de Sala i Martín, Sivia Tremoleda, fue contratada por Laporta como nutricionista del Barça.

Las voces crítica con Joan Laporta en el seno de Junts son escasas

Pero también ha habido voces discordantes dentro del partido. Jaume Giró, diputado en el Parlament, miembro de la ejecutiva de Junts, y que abandonó la candidatura de Laporta antes de las elecciones, alertó en un artículo en el Ara contra un fenómeno que no se limitaba al fútbol y advirtió que “el mundo de la política empieza a estar lleno de esta clase de liderazgos, y eso debería preocuparnos porque, aunque puntualmente pueden recoger algunos logros tan deslumbrantes como efímeros, el balance final de las direcciones mesiánicas siempre es catastrófico”.

Conexión mágica

Laporta llegó a la presidencia del club, ya en su primer mandato, haciendo la conexión mágica de independentismo y cruyfismo, y eso le ha permitido imponerse hasta ahora a determinado nuñismo sociológico del club. Esa base entre los socios del club también le ha permitido convertirse en un referente para muchos catalanes independentistas que quieren compensar la frustración que han vivido en el procés con las victorias del FC Barcelona. Por eso era tan importante la decisión política del CSD para poner fin, aunque sea por tres meses, al culebrón Dani Olmo.

Sin este clima político, sin la resaca del procés, no se entiende la impunidad con la que opera Laporta, que cada mes capea un escándalo sin que le suponga un coste en lo deportivo. La sociedad catalana no se atreve a poner coto a las actitudes de Laporta, en parte por sus propios complejos. Junts lleva años perdiendo y, como fenómeno, se entiende más como una extensión del laportismo al terreno político que como una prolongación de CDC.

Joan Laporta siempre ha contado con el apoyo de importantes personalidades de Junts y, como mínimo, consta una reunión del presidente blaugrana y Carles Puigdemont en Perpiñán en 2020, antes de la última campaña electoral para presidir el club. Pero los vínculos son mucho más estrechos, y en la última crisis de la entidad deportiva por la inscripción de la ficha de Dani Olmo, se han puesto de relieve. Es normal que Puigdemont ironice en redes, porque su partido, insiste, ha sido ajeno a la decisión del Consejo Superior de Deportes. Pero también es cierto que hay fuertes y evidentes lazos entre Junts y el laportismo que en buena parte explican la impunidad con la que opera el líder barcelonista.

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