Puigdemont, cada vez más aislado: sus más fieles le reclaman un "golpe de efecto"
Cada vez más críticos se suman a quienes ven imposible que tenga un papel en el futuro de Cataluña sin pisar el territorio ni ejercer como líder de la oposición a Salvador Illa
Muchos círculos independentistas piensan que Carles Puigdemont es un valor amortizado. Han dejado de confiar en el expresident como líder del movimiento soberanista catalán. Su descrédito ante la opinión pública es un peligro que muchos ven muy real. Activistas que hace unos meses lo defendían a capa y espada, abominan ahora del dirigente de Junts, y solo un reducto de incondicionales le dice lo que quiere oír, encerrándolo en una burbuja de encomios que le alejan aún más de la realidad política.
Desde algunos sectores, se le pide un "golpe de efecto" a Puigdemont para remontar el vuelo, aunque sus defensores argumentan que el problema es estar "exiliado fuera de Cataluña y no pisando territorio". A estas alturas, dice un veterano examigo del fugado, pocos golpes de efecto puede dar. "Únicamente, como le dicen desde algunos sectores, una visita por sorpresa a Cataluña, que se deje ver para retar directamente al Estado, pero eso es poco probable porque sospecha que lo están monitoreando y que lo detendrían en cuanto pisase Cataluña", reconoce esa fuente.
En algunos círculos de Junts consultados por El Confidencial señalan que es difícil que Puigdemont vuelva a Cataluña a corto plazo, aunque reconocen que desde algunos segmentos soberanistas se lo están pidiendo para insuflar nuevos ánimos a las alicaídas huestes soberanistas y que su lejanía y la ausencia del Parlament es un hándicap. Por otro lado, tanto defensores como detractores coinciden en afirmar que "en lo último que piensa Puigdemont es en entregarse, por el riesgo de ser encerrado en prisión".
Por tanto, entre la fuga de agosto pasado (cuando había prometido volver a Cataluña y afrontar su detención para, al final, fugarse de nuevo al ver el escaso apoyo en la calle que tenía), el escándalo económico del Consell de la República y su propio desgaste político, a Puigdemont le quedan pocos clavos ardiendo a los que agarrarse. Como ironiza a este medio una de las fuentes consultadas, "a Puigdemont le quedan Boye [por el abogado Gonzalo Boye], Alay [por el jefe de su Oficina, Josep Lluís Alay] y Pilar Rahola". Esta última, defensora acérrima y amiga del fugado, lo ha nombrado su "hombre del año" porque "todos dependen de él, todo gira a su alrededor, es el que ha marcado las agendas políticas y los titulares y, hasta ahora, Sánchez es presidente porque él lo ha aceptado, pero también puede dejar de serlo el año que viene si él [Puigdemont] decide romper. Y Feijóo, moviendo el rabo, resituando el discurso para acercarse de alguna manera", resumía Rahola el 2024.
"Se le ha mojado la pólvora"
"A Puigdemont se le ha mojado la pólvora. ¡Qué deplorable lo del Consell de la República! A medida que sabemos cómo funcionaba, se nos cae a los pies. Si este es la salvación, estamos arreglados", argumentaba el administrador de una plataforma ante la ocurrencia de una activista de pedir un reconocimiento al fugado el pasado 29 de diciembre por su cumpleaños. Es un reflejo del rechazo que el expresident va cosechando en los círculos independentistas que lo defendían hasta hace poco.
Algunos de los dirigentes críticos tiran con bala para justificar la falta de ilusión del independentismo de base respecto a la cúpula dirigente. "Hace 411 días que Sánchez, gracias a ERC y Junts, es presidente del Gobierno. Y aún no hay ninguna reforma legal que reconozca el derecho de autodeterminación de Cataluña: ni directa ni indirectamente. Jugada maestra de ERC y Junts", recordaba este 1 de enero el conocido activista Manel Riu.
Los críticos que arroparon al fugado durante años se están organizando ahora en diversas plataformas. Una de ellas es la de Som-Hi, que ha recibido el apoyo de algunos activistas, como Jordi Alsina, uno de los firmantes de la primera carta exigiendo la presentación de las cuentas del Consell de la República en 2023. "La puesta en marcha de un nuevo movimiento de masas por la independencia requerirá campañas sistemáticas de información y denuncia del vínculo profundo entre el expolio económico y la opresión política de España sobre Cataluña", alertan estos críticos, dispuestos a desprenderse de la 'mochila' que supone la presencia de Puigdemont en la estrategia futura del soberanismo.
Muchos círculos independentistas piensan que Carles Puigdemont es un valor amortizado. Han dejado de confiar en el expresident como líder del movimiento soberanista catalán. Su descrédito ante la opinión pública es un peligro que muchos ven muy real. Activistas que hace unos meses lo defendían a capa y espada, abominan ahora del dirigente de Junts, y solo un reducto de incondicionales le dice lo que quiere oír, encerrándolo en una burbuja de encomios que le alejan aún más de la realidad política.
- Reducir la jornada laboral también pasa por Puigdemont: Junts no asegura ni su tramitación Marisol Hernández
- Puigdemont reitera que su apoyo a Sánchez sigue en el aire: "Han creído que es un cheque en blanco" Lino Vargas
- La cuestión de confianza de Puigdemont atrasa los PGE de Sánchez a Semana Santa Marcos Lamelas. Barcelona