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Guerra independentista: sectores radicales piden darse de baja de ERC y de Òmnium Cultural
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Guerra independentista: sectores radicales piden darse de baja de ERC y de Òmnium Cultural

Colectivos soberanistas condenan el discurso de año nuevo de Antich, dirigente de Òmnium, y el rechazo republicano a la unilateralidad. Se oponen a "ensanchar la base" que pregonan Oriol Junqueras y Joan Tardà

Foto: El presidente de ERC en el cementerio de Montjuic. (EP/Kike Rincón)
El presidente de ERC en el cementerio de Montjuic. (EP/Kike Rincón)
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Año nuevo y guerra nueva en el independentismo. El primer discurso de 2025 de Xavier Antich, presidente de Òmnium Cultural, ha levantado ampollas entre las distintas facciones soberanistas. La entidad ha sido uno de los referentes del movimiento nacionalista e impulsor de las principales movilizaciones en la calle durante la última década, al frente de miles de manifestantes reclamando la independencia, pero el amor incondicional ha dejado paso a un odio visceral. Y lo mismo sucede con ERC, en la diana de los sectores más radicales catalanistas.

Oriol Junqueras, recientemente elegido presidente de la formación, es rechazado por el frente más extremista del independentismo, dando comienzo a una cacería contra los republicanos. En realidad, Òmnium y ERC han estado siempre muy cerca ideológicamente. Mientras la Asamblea Nacional Catalana (ANC) había estado siempre en las cercanías de los posconvergentes, esta organización había integrado en su cúpula a dirigentes de Esquerra. Y aunque el partido y la entidad cívica han llevado trayectorias distintas, ambas son más confraternizadoras que otros sectores.

Mientras la ANC quiere tensar la situación y llegar al caos político, el presidente de Òmnium reclamó este 1 de enero un cambio de rumbo. "El soberanismo tiene la misión de dar un giro de 180 grados para fortalecerse", dijo Antich en un mensaje a los 180.000 socios de la organización. No renunció a nada, pero señaló que "el desánimo y la frustración nos han paralizado como movimiento" y por ello "es urgente cambiar esta inercia a la deriva". "Los próximos 4 años son determinantes para enderezar el rumbo del catalanismo y posibilitar nuevos escenarios futuros para la conquista de la libertad", añadió Antich, que reclamó la necesidad de "sumar nuevos catalanes a un país que quiere volver a ser la tierra de las oportunidades".

Junqueras, por su parte, es el artífice de la estrategia de "ensanchar la base" antes que poner fronteras a Cataluña. Y eso significa atraer a la órbita de ERC a nuevos sectores sociales, dejando de lado la unilateralidad, aunque esta siempre se quedaría como un as en la manga. Ese “ensanchamiento de la base” fue, tradicionalmente, la crítica que Carles Puigdemont y su entorno echaban en cara a los republicanos.

Posturas muy alejadas

Pero lo que ha sentado mal en muchos círculos es el apoyo implícito que el discurso de Antich ha dado a las tesis de ERC y de Junqueras. Y se ha abierto la veda. Amplios sectores piden a los ciudadanos que se den de baja de Esquerra y de Òmnium por traidores. Joan Carretero, exconseller de Gobernación y escindido de ERC para crear Reagrupament Independentista, hoy en las filas de Junts, es uno de los puntales de la campaña. En un mensaje dirigido a Òmnium, Antich y Joan Puig, exdiputado de ERC y hasta hace poco miembro del consejo nacional del partido, advierte: "Si aún eres socio de Òmnium y de Esquerra, tienes una situación 'delicada', por decirlo suave".

Puig es partidario de la unilateralidad y de llevar a ERC hacia el radicalismo. Todo lo contrario que la actual cúpula republicana. El también exdiputado de ERC Joan Tardà publicaba este viernes un artículo de opinión en el que expone que la formación ha de dejar de ser un "partido político exclusivamente independentista". Tardà lo deja muy claro: ERC ha de convertirse "en el gran contenedor de todo el soberanismo nacional". "Tanto de los que perseguimos una República Catalana independiente o asociada al resto de territorios de los Països Catalans como el de quien anhela una República Catalana articulada con el Estado español. Compartir, unos y otros, el camino, de igual a igual y desde un momento cero".

Foto: Carles Puigdemont, en Waterloo con el líder de UGT. (EFE/Gonzalo García Moreno)

Puig contrataca. "Joan Tardà nos va aplicando un proceso de ir avanzando hacia un partido federal. Ahora toca una ponencia más independentista que nunca. Es preciso volver a antes del 2017", señala. Y ahí, en ese punto, reside la gran diferencia entre las dos grandes tendencias independentistas que hay en Cataluña y que, por momentos, se convierten en opciones irreconciliables.

Tardà siempre fue partidario del diálogo entre partes. En estos momentos, Junqueras también está a favor de tender puentes con los socialistas. Una fuente republicana explica a El Confidencial que, en los últimos años, "ERC siguió la consigna de ensanchar la base para que en el partido tuviesen cabida muchas sensibilidades, ya que la sociedad catalana es muy diversa". "La definición de 'ensanchar la base' sirvió a Puigdemont para cargar a menudo contra ERC, acusándola de traidora, lo que denota un espíritu filibusterista. Pero, aun así, en 2022, Esquerra consiguió ser la fuerza política independentista más votada. Eso quiere decir algo, ¿no? Significa que esa estrategia dio resultado. Otra cosa es que las cuestiones políticas son dientes de sierra que penetran más en la sociedad o menos dependiendo del momento", añade.

Rechazo a la amnistía

Òmnium se suma ahora a esa teoría, lo que ha generado un gran malestar en algunos segmentos soberanistas. El abogado Josep Rosell, uno de los popes del independentismo radical, es contundente: "Mòmium (sic) ha pretendido hacernos creer que el 1-O y todo el procés sólo era una 'protesta'. Han cambiado un referéndum de autodeterminación por indultos y amnistía y ahora reclama un giro. Hacéroslo mirar los que aún estáis con ellos (…) Òmnium hace ver que sólo pasaba por allá".

La situación es paradójica. No hay que olvidar que Òmnium Cultural fue una de las entidades que más ayudó a Puigdemont a ubicarse en Bélgica y le prestó ayuda para montar su ingeniería financiera para poder financiar el Consell de la República, puesto que la entidad cívica está presente en aquel país y conoce cómo funciona la Administración. Pero de eso hace siete años y desde entonces ha llovido mucho. Y sobre todo han cambiado muchas conciencias.

Foto: Oriol Junqueras en una reciente entevista. (EFE)

Los círculos más duros del independentismo rechazan, por un lado, una sociedad diversa. Muchas plataformas extremistas sólo quieren a catalanes de purísima cepa en su "nación"; a ciudadanos de, como mínimo, ocho apellidos catalanes. Y, por otro lado, rechazan los indultos y la amnistía porque son producto de una negociación con España, aunque ello suponga levantar la camisa a Carles Puigdemont.

"La amnistía es el perdón a los procesistas que doblaron la rodilla ante España y su Estado. Es la vergüenza del pueblo catalán. Òmnium, como el resto del procesismo, merece la indiferencia colectiva y la irrelevancia social", argumentaba este jueves Fernando Abraldes. Ese posicionamiento ilustra la otra gran diferencia de percepción que existe entre distintos sectores soberanistas que se asientan en la galaxia independentista como auténticos enemigos íntimos.

Año nuevo y guerra nueva en el independentismo. El primer discurso de 2025 de Xavier Antich, presidente de Òmnium Cultural, ha levantado ampollas entre las distintas facciones soberanistas. La entidad ha sido uno de los referentes del movimiento nacionalista e impulsor de las principales movilizaciones en la calle durante la última década, al frente de miles de manifestantes reclamando la independencia, pero el amor incondicional ha dejado paso a un odio visceral. Y lo mismo sucede con ERC, en la diana de los sectores más radicales catalanistas.

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