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Los últimos joyeros de las Galerías Sarrià: historia de resistencia de un pequeño comercio
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Los últimos joyeros de las Galerías Sarrià: historia de resistencia de un pequeño comercio

Después de meses de lucha y negociaciones con un grupo inversor y con el apoyo de sus vecinos, el matrimonio Marsans Maluquer se ha trasladado a otro local. Llevan más de 40 años en el barrio

Foto: Joaquim Marsans y Rosa Marta Maluquer (N.P)
Joaquim Marsans y Rosa Marta Maluquer (N.P)

En el emblemático barrio de Sarrià, en Barcelona, se encuentra la joyería de Joaquim Marsans y Rosa Marta Maluquer, un matrimonio de joyeros que, a lo largo de más de cuatro décadas, han conseguido hacer de su tienda mucho más que un negocio familiar. Desde que abrieron en 1982, su local en las Galerías de Sarrià se convirtió en un referente de artesanía y cercanía. Sus manos han dado forma a innumerables piezas y recuerdos de diversas generaciones, creando no solo joyas, sino una conexión entre la autenticidad y el trabajo hecho a mano.

En 2019, sin embargo, todo comenzó a tambalearse. El Grupo Constant, una empresa inversora, comenzó a comprar los locales de las históricas galerías con la intención de transformar el espacio. La operación supuso el cierre de algunas de las pequeñas tiendas que caracterizaban al barrio, dejando los pasillos de las galerías prácticamente vacíos. Para 2023, la Joyería Marsans Maluquer era la única tienda en activo de todo el espacio, resistiéndose a vender su porción de propiedad: "Solo queríamos seguir trabajando", explica Marsans.

Durante meses, rechazaron las ofertas insistentes de compra e hicieron frente a los cortes de suministros. Tanto Joaquim como Rosa Marta se convirtieron en un dique, apoyados principalmente "por el cariño y el respaldo del barrio y de los vecinos. No nos querían ver desaparecer". Con determinación, ambos negociaron hasta llegar a un acuerdo con el Grupo Constant, aunque el camino no fue nada fácil.

La resistencia como motor del negocio

El objetivo principal de los joyeros no era únicamente resistir, sino preservar lo que representaba su tienda. No solo el negocio, también el espacio, parte de la identidad de Sarrià. "Nosotros solo queríamos seguir trabajando. No queríamos jubilarnos ni vender el local, queríamos mantener la clientela que nos había acompañado durante más de 40 años", afirma el matrimonio.

placeholder Joaquim Marsans y Rosa Marta Maluquer en el escaparate de su joyería en el barrio de Sarrià, en Barcelona (N.P)
Joaquim Marsans y Rosa Marta Maluquer en el escaparate de su joyería en el barrio de Sarrià, en Barcelona (N.P)

Durante los meses más tensos, Joaquim y Rosa Marta se vieron arropados por una clientela leal que les apoyó incondicionalmente, y en cierto modo eso fue lo que les salvó. "Incluso en los meses más duro, el apoyo de los vecinos nos dio fuerzas para continuar", recuerda Maluquer. Ella cuenta una anécdota que describe perfectamente la red vecinal y comunitaria tan potente que existe en el barrio. En una ocasión, mientras un representante de la empresa inversora visitaba la tienda para hacer un seguimiento de las negociaciones, varios vecinos entraron muy indignados protestando contra lo que ellos consideraban una injusticia, sin saber que un miembro del Grupo Constant estaba presente. "El hombre no sabía ni dónde meterse", recuerda entre risas.

Fue una prueba más de que la comunidad local se había convertido en un pilar fundamental para Joaquim y Rosa Marta, quienes sentían que no solo luchaban por mantener su negocio, sino por preservar un pedazo de la identidad del barrio. "Le dije al representante: esto es lo que quiere la gente de aquí", precisa la joyera.

Un nuevo comienzo

A pesar de su resistencia, finalmente el matrimonio llegó a un acuerdo con el grupo inversor barcelonés hace un año. Hace unos meses reubicaron su empresa en un local muy cercano a las Galerías de Sarrià, su hogar durante cuatro décadas. La mudanza no significó un punto final, sino el comienzo de una nueva etapa en la que la relación con su comunidad se reforzó aún más.

Foto: Un comercio con la persiana echada en Barcelona. (EFE/Marta Pérez)
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Dejar las Galerías de Sarrià atrás no ha sido fácil. Aunque el nuevo local está cerca, no ofrece la misma visibilidad ni espacio que el anterior. Sin embargo, las ganas de seguir adelante han sido imprescindibles para tomar la decisión. El proceso de reforma del nuevo espacio, que se llevó a cabo en dos meses, fue un desafío logístico, pero también emocional. Se trataba de dejar atrás un lugar que había sido testigo de media vida de esfuerzo y dedicación. La joyería ya lleva unos meses en funcionamiento en la nueva tienda ubicada en la calle Salvador Mundí número 2, y aunque reconocen que "ha sido un reto complicado" por las condiciones en las cuales se encontraba el local, ambos están felices por poder seguir trabajando.

Lo que pudo haber sido una simple reubicación de su negocio, se ha convertido en un símbolo de perseverancia. La comunidad de Sarrià, que ha sido consciente de cómo la joyería había sido desplazada a través de un largo y tedioso proceso, ha reaccionado con un respaldo inmediato: "Mucha gente ha entrado al nuevo local solo para felicitarnos y mostrarnos apoyo", explican Marsans y Maluquer. Es decir, las palabras de aliento y los gestos de solidaridad fueron una herramienta fundamental, durante el proceso de negociación e incertidumbre y a lo largo de los meses posteriores.

Foto: Un trabajador en una empresa alemana. (Reuters/Vincent Kessler)

La situación que han vivido los propietarios de la Joyería Marsans Maluquer no es un fenómeno aislado. En un contexto en el que los grandes grupos inversores absorben cada vez más al pequeño comercio, la historia de Joaquim y Rosa Marta demuestra que, incluso ante las presiones más fuertes, la resistencia, el trabajo duro y el apoyo comunitario pueden marcar la diferencia. No obstante, reconocen que si quien atraviesa esta situación es un comercio que no se encuentra el mejor momento en términos económicos, la lucha puede complicarse. "Todos debemos tener un objetivo y luchar por él hasta el final", zanja Marsans.

En el emblemático barrio de Sarrià, en Barcelona, se encuentra la joyería de Joaquim Marsans y Rosa Marta Maluquer, un matrimonio de joyeros que, a lo largo de más de cuatro décadas, han conseguido hacer de su tienda mucho más que un negocio familiar. Desde que abrieron en 1982, su local en las Galerías de Sarrià se convirtió en un referente de artesanía y cercanía. Sus manos han dado forma a innumerables piezas y recuerdos de diversas generaciones, creando no solo joyas, sino una conexión entre la autenticidad y el trabajo hecho a mano.

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