La cuestión de confianza de Puigdemont atrasa los PGE de Sánchez a Semana Santa
Se ha establecido un orden de prelación: primero debatir la cuestión de confianza que pide Junts, luego el debate de presupuestos y por último aprobar las cuentas de la Generalitat
![Foto: El presidente de Junts, Carles Puigdemont, exige desde Bruselas que se someta a debate su petición de cuestión de confianza. (Europa Press/Eric Lalmand)](https://images.ecestaticos.com/zJlmcFz_eLXvNgxEQ3RVckrhJLg=/0x0:2272x1515/1200x900/filters:fill(white):format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F7a7%2F84e%2Fba5%2F7a784eba5f35e89f5a73d303adf4a587.jpg)
La ocurrencia de Carles Puigdemont de que Junts exigiese debatir en el pleno del Congreso de los Diputados una hipotética cuestión de confianza a la que debería someterse Pedro Sánchez retrasará la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2025, según explican fuentes parlamentarias. En febrero podría admitirse a trámite la petición de Junts, aunque se trata de un debate estéril, porque la potestad de si se presenta o no una iniciativa de este tipo ante la Cámara corresponde única y exclusivamente al presidente del Gobierno.
El retraso implicará que los Presupuestos Generales del Estado de 2025, en caso de que se consigan los apoyos parlamentarios necesarios (algo que sigue hoy seriamente comprometido), se aprobarían a mediados de abril, a las puertas de la Semana Santa. En términos macroeconómicos, un trimestre perdido por una iniciativa de Junts que tampoco aporta nada, pero que demuestra que Puigdemont sigue marcando los tempos en Moncloa.
A Puigdemont le gustan las cuestiones de confianza. Pero presentar una es una potestad del presidente. En Moncloa no tienen intención de que Sánchez se someta a esta iniciativa. Pero sí permitir que se debata en el Congreso, como un gesto a un socio como Junts, necesario pero cada vez más reticente por la falta de resultados concretos de sus contactos con el PSOE.
La importancia del calendario para la votación de los Presupuestos Generales del Estado es que la previsión en Cataluña es que Salvador Illa no podrá aprobar los presupuestos de la Generalitat para el 2025 hasta que los de España tengan luz verde, según confirman fuentes del PSC en el Parlament.
![Foto: Carles Puigdemont en una comparecencia en Bruselas. (EP/Eric Lalmand)](https://images.ecestaticos.com/WrjS0ugNjkuvJpEqNFo57KQCThM=/0x0:2272x1515/1200x900/filters:fill(white):format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F01b%2F0f9%2F247%2F01b0f9247107c8850e4504eb80368712.jpg)
Por tanto, la sucesión prevista de acontecimientos en la agenda parlamentaria sería con el siguiente orden: debate sobre la cuestión de confianza, luego el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado y, por último, hacer lo propio en el Parlament con las cuentas de la Generalitat para el 2025.
Para Puigdemont, las cuestiones de confianza son una manera de presionar a sus rivales políticos. Se sometió a una en 2016, que ganó gracias a la CUP, para iniciar el asalto final al procés. Pero ahí tenía sentido porque él era el president.
Formato hacia el absurdo
En cambio, con el paso del tiempo, Junts ha ido reduciendo las cuestiones de confianza hasta el absurdo. Cuando el portavoz del partido de Puigdemont en el Parlament, Albert Batet ,se la exigió a Pere Aragonès, tenía el punto de surrealismo de que Junts era el socio de gobierno de los republicanos. Ese movimiento provocó, primero, el cese del vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigneró; después, la ruptura de del gobierno de coalición en Cataluña ,y al final, la caída de Aragonès y la convocatoria de elecciones.
Históricamente para Junts, la cuestión de confianza anuncia un terremoto político
Es decir, para Puigdemont y los suyos, una cuestión de confianza ha representado siempre el preludio de grandes movimientos telúricos en lo político. Pero esta vez no podrá ser así, no hasta el que el Tribunal Constitucional falle sobre la amnistía y el presidente de JxCAT y el resto de políticos independentistas puedan volver a la actividad política sin las actuales restricciones. Esto no pasará, en principio, hasta el próximo mes de octubre, según las previsiones del Alto Tribunal.
Diez meses de espera
Quedan diez meses que en la práctica son una póliza de seguro de vida política para Pedro Sánchez. Pase lo que pase, el independentismo no derribará hasta entonces al presidente del Gobierno español. En la práctica, cuentan con más incentivos para aprobar los Presupuestos Generales del Estado que para tumbarlos, pero eso, en el caso de Junts, puede variar por razones de consumo interno de su electorado.
Lo mismo que ocurrió con la cuestión de confianza que le pidieron a Aragonès, la cual en realidad fue una manera preventiva de Junts de cortar amarras con un proyecto que estaba naufragando. Los posteriores resultados electorales dieron la razón a los de Puigdemont. Así que lo que acabe haciendo Junts habrá que verlo a partir de que tengan asegurada la amnistía.
La ocurrencia de Carles Puigdemont de que Junts exigiese debatir en el pleno del Congreso de los Diputados una hipotética cuestión de confianza a la que debería someterse Pedro Sánchez retrasará la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2025, según explican fuentes parlamentarias. En febrero podría admitirse a trámite la petición de Junts, aunque se trata de un debate estéril, porque la potestad de si se presenta o no una iniciativa de este tipo ante la Cámara corresponde única y exclusivamente al presidente del Gobierno.