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El independentismo se queda sin jóvenes: ya no perciben ni el catalán como una inquietud
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les preocupa más la vivienda o la ecología

El independentismo se queda sin jóvenes: ya no perciben ni el catalán como una inquietud

Los propios círculos soberanistas avisan que la ideología nacionalista se derrumba ante temas más urgentes como la vivienda, el empleo, el medio ambiente o las desigualdades

Foto: La última Diada ya fue una exhibición de viejas glorias. EFE/Quique García
La última Diada ya fue una exhibición de viejas glorias. EFE/Quique García

La juventud abandona en bloque el independentismo. La sensación de que en el movimiento independentista van quedando sólo reductos de gente mayor y viejas glorias es cada día más intensa. Desde la cúpula de las organizaciones soberanistas se ha intentado fortalecer los movimientos juveniles, pero las nuevas generaciones ya no comulgan con sus tesis. Las reflexiones de los informes que hacen las plataformas más radicales del soberanismo catalán ya no dejan lugar a dudas y comienza a materializarse, por primera vez, una dura autocrítica y una aún más acerbada crítica hacia los intocables dirigentes soberanistas catalanes.

En general, el suflé soberanista está bajo mínimos. La lectura que se hace aún desde sectores extremistas catalanes es sesgada: se achaca la bajada del suflé a dos motivos fundamentales: “Desde 2017, el enemigo no se ha quedado quieto. Ha usado la represión y una herramienta que aún funciona mejor: la compra de voluntades. A los dos recursos del enemigo, hemos de añadir los recursos propios, protagonizados por los partidos, entidades y toda una serie de actores que, todos juntos, han contribuido al desastre”.

Desde los segmentos cercanos a Carles Puigdemont se subraya que “ésta es la realidad. No es preciso leerlo en la prensa. Sólo hace falta ver el vacío de las entidades, el despropósito del Consell del República y la falta de iniciativas”.

“Para acabar de hundir más al independentismo, tenemos el factor generacional, en el que a los jóvenes les importa nada el tema nacional. Hoy acabamos de recibir la formación del mes de diciembre de los movimientos juveniles, de izquierdas, y se han organizado al margen de las CUP, Arran, Poble Lliure o La Forja. En estas formaciones el hecho nacional cae por impotente”, alertan en círculos independentistas.

Además, Illa no patina

“Hace dos años, ya avanzamos que los jóvenes se marchaban de los movimientos abertzales para organizarse por otras preocupaciones más próximas, como la vivienda, el acceso al trabajo, el medio ambiente, las desigualdades, los conflictos armados, etc. Hoy ya lo tenemos aquí, bien organizados y con estructura en todos los Països Catalans, Euskal Herria, Francia e Italia. Ya no es un concepto de ninguna lucha que no sea internacionalizada al margen de los nacionalismos y nacionalidades existentes, las martingalas particulares de cada grupo, que [Salvador] Illa no patina, la demografía cambia y que la economía va mejor de lo esperado”.

Foto: El 'expresident' y cabeza de lista de JxCAT, Carles Puigdemont, en un mitin. (EFE/David Borrat)

El diagnóstico de la situación es duro. “Si no hubiese bastante para desmotivar al independentismo gracias a los actores habituales comentados, ahora tenemos la vivienda y la alimentación como gran separador generacional. ¿Quién nos había de decir que los partidos y el mismísimo Consell de la República serían los que enterrarían el movimiento del 1 de octubre? Bajo una supuesta pátina de supremacía independentista, precaución y mirada altiva sobre los hombros, el Consell de la República nos ha insultado y engañado de lo lindo hasta que se ha visto qué y quién había detrás. Nada de nada, podemos decir”.

La ideología nacionalista no puede competir con las nuevas preocupaciones de la sociedad. Esa ideología, que nació en el siglo XIX, está volviendo a los tiempos en que se gestó. Lo cierto es que “vivienda, alimentación, medio ambiente y el funcionamiento más básico como el transporte y la sanidad son lo que preocupa a las nuevas generaciones. ¿Cómo podemos volver a ser, a decir, a actuar y a activarnos mirándonos a los ojos, haciendo brillar nuestros ojos, vibrar los pulmones y saltar muy alto? Con estos impostores, no. ¿Cómo esperamos enganchar a las nuevas generaciones y a los recién llegados con estas artes? La respuesta es clara: no se puede con estos [dirigentes]”, alertan los círculos secesionistas.

La solución es parcial. “La misma naturaleza y el paso del tiempo eliminará y extinguirá por completo a esta generación independentista estéril, falsa e impostada”, auguran en las redes.

Resucitar el conflicto lingüístico

Así pues, al independentismo le quedan pocas salidas para mantener la tensión en las calles y en la sociedad. La herramienta más importante, según reconocen, es “la lengua catalana”. Y ahí se dirimirá una batalla cruel, demagógica incluso, que intentará mantener en estado comatoso al movimiento independentista. “Uno de nuestros hechos diferenciales y queridos, tiembla. Por nosotros, pero también por el cambio demográfico y generacional. Las generaciones jóvenes no perciben la lengua como una inquietud”.

Foto: Carles Puigdemont durante una sesión plenaria en Bruselas. (EFE/Olivier Matthys)

Deploran en los círculos extremistas que los jóvenes catalanes prefieran entenderse con jóvenes de otras comunidades o de otros países antes que con la cúpula soberanista. “¿Qué lleva a los jóvenes a entenderse y colaborar con otros antes que con los propios? En el caso de los catalanes, son varios factores”, advierten. Entre estos factores, se apuntan “la traición de Tsunami Democràtic, la ‘traición de Urquinaona’ (en referencia a los conflictos violentos que tuvieron lugar en esta plaza barcelonesa en. Otoño de 2019 para protestar contra las sentencias del 1-O), las “promesas milagrosas independentistas”, el hecho de que “ningún actor los ha cuidado y, cuando han sido represaliados, los han abandonado a su suerte” y la cuestión de que “la mayor parte de las campañas para atender a los represaliados son de tipo cosmético, como las de Òmnium Cultural o el Consell de la República”.

Por eso sentencian: “Si no cuidas a los heridos, ninguno querrá volver al combate”. Por eso, reclaman el inicio de un nuevo proyecto que “ha de comenzar con unos fundamentos lo suficientemente sólidos para encarar el futuro, y eso también implica escoger a unos buenos compañeros de camino. Dejemos morir a quien ha de morir, plantemos y recojamos nuevo fruto”.

La juventud abandona en bloque el independentismo. La sensación de que en el movimiento independentista van quedando sólo reductos de gente mayor y viejas glorias es cada día más intensa. Desde la cúpula de las organizaciones soberanistas se ha intentado fortalecer los movimientos juveniles, pero las nuevas generaciones ya no comulgan con sus tesis. Las reflexiones de los informes que hacen las plataformas más radicales del soberanismo catalán ya no dejan lugar a dudas y comienza a materializarse, por primera vez, una dura autocrítica y una aún más acerbada crítica hacia los intocables dirigentes soberanistas catalanes.

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