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Otro farol de Puigdemont: amaga con hacer caer a Sánchez pero se abre a negociar los PGE
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Moncloa eludirá la cuestión de confianza

Otro farol de Puigdemont: amaga con hacer caer a Sánchez pero se abre a negociar los PGE

Los Presupuestos Generales del Estado no están perdidos para Moncloa. El expresident se mantiene abierto a negociarlos a la vez que amenaza de boquilla con hacer caer al Gobierno

Foto: Carles Puigdemont en su rueda de prensa en Bruselas. (EFE/Olivier Hoslet)
Carles Puigdemont en su rueda de prensa en Bruselas. (EFE/Olivier Hoslet)
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La exigencia de Carles Puigdemont de que Pedro Sánchez se someta a una cuestión de confianza no pasa de ser otro farol del independentismo, en terminología de Clara Ponsatí. Puigdemont compareció ante los medios en Bruselas para amagar con derribar a Pedro Sánchez, pero en la práctica dejó la puerta abierta a que su partido negocie los Presupuestos Generales del Estado, una cuestión que sigue siendo foco de debate en el seno del partido del expresident.

Puigdemont se sabe irrelevante en Cataluña y apuesta por demostrar fuerza en Madrid, donde sus siete diputados son clave. Pero el propio Puigdemont ya ha dejado claro que no va a colaborar con una moción de censura contra Sánchez. Y la proposición no de ley presentada hoy no se podrá votar hasta febrero en el Congreso, con lo que Puigdemont marca un calendario en el que se da tiempo para seguir tendiendo puentes con Moncloa y negociar los Presupuestos a cambio de una compensación por las inversiones, aunque no haya cuestión de confianza, que no la habrá porque es potestad del presidente del Gobierno español y porque en la historia de España sólo ha habido dos cuestiones de confianza.

Con respecto a los Presupuestos Generales del Estado, Puigdemont avisó que la condición de Junts para apoyar las cuentas era disponer de la liquidación del presupuesto anterior. "La liquidación de 2023 es catastrófica para Cataluña; la del 22, también; la del 21, también. El mandato de Pedro Sánchez se parece mucho al mandato de Mariano Rajoy: incumplimiento sistemático de las inversiones previstas".

"Nuestra condición para negociar el presupuesto del Estado español es que nos traigan la liquidación del presupuesto anterior", ha advertido Puigdemont, avisando de que esto no sería un voto favorable, sólo sería un condicionante para sentarse a negociar. Pero con ello se mantiene abierto a transaccionar las cuentas.

Foto: El secretario general de Junts, Jordi Turull. (EFE/Quique García)

Además, como reconocen fuentes cercanas a Junts, la cuestión de confianza devolvería a Pedro Sánchez a la casilla de salida de antes de la investidura, y el presidente español no caerá en una trampa tan simple.

El sector de Agustí Colomines, diputado en el Parlament, y Oriol Izquierdo, de la corriente organizada del izquierdismo en Junts, abogaron por la cuestión de confianza y han sido los que han impuesto esta línea dentro de Junts, según explican fuentes de esta formación.

Optimismo en Moncloa

Al margen de los intentos de Puigdemont por exteriorizar su innegable influencia en la política nacional, el Gobierno ve carril suficiente para sacar adelante los presupuestos de 2025 aunque con un considerable retraso. Los de 2023, prorrogados en 2024, seguirán vigentes automáticamente a principios de año, y la previsión es que los nuevos se aprueben a lo largo del primer trimestre.

La petición de cuestión de confianza del expresidente no altera en nada este calendario, pero genera un problema al PSOE que deberá decidir, en la reunión de la Mesa del Congreso de la próxima semana, si acepta o no tramitar la proposición no de ley de Junts. Fuentes de los posconvergentes ya apuntan a que si los socialistas lo rechazan "tomaremos nuestras decisiones". Pero todo parece más una cuestión de forma que de fondo. Este mes concluye el periodo de sesiones y la actividad parlamentaria no se retoma hasta febrero, lo que da margen al Gobierno para negociar las cuentas del próximo año.

Pedro Sánchez no tiene ninguna intención de someterse a una cuestión de confianza

Pedro Sánchez no tiene ninguna intención de someterse a la cuestión de confianza que le pide Puigdemont y el Ejecutivo sólo emite señales de que puede alcanzar un pacto con Junts. La razón de este optimismo es que en las difíciles conversaciones sobre la reforma fiscal se ha estrechado la confianza entre el Gobierno y este grupo parlamentario.

Pasos previos

No obstante, quedan todavía piezas por encajar. El Ejecutivo se encuentra a la espera de la segunda vuelta del congreso de ERC, si sale elegido Oriol Junqueras o Xavier Godàs, mientras acaba de cerrar con los de Puigdemont el traspaso a la Generalitat de la gestión de las competencias de inmigración. Desde el Gobierno señalan que pretenden ser "muy respetuosos" con ERC y que con Junts quieren mantener la "discreción". "Cuando se llegue al acuerdo se dará a conocer y se explicará", aseguran.

También hay que incluir un pacto sobre competencias sobre inmigración para Cataluña. El Gobierno acepta trasladar el papeleo burocrático, pero Junts aspira a poder controlar los cupos de inmigrantes que se les asignen. Por ahora el Ejecutivo se niega.

Sólo entonces comenzarán en serio las conversaciones sobre la senda de déficit que los posconvergentes ya tumbaron este verano y que el Gobierno, que necesita sus votos, se abre ahora a modificar. A partir de ese momento se abordará la negociación definitiva sobre los presupuestos. Si Sánchez logra aprobarlos, podrá alargar hasta 2027 la legislatura. Si no lo consigue, por mucho que la Moncloa mantenga que no afectará en nada, la realidad es que se visualizará que el Ejecutivo carece de apoyo parlamentario suficiente.

La exigencia de Carles Puigdemont de que Pedro Sánchez se someta a una cuestión de confianza no pasa de ser otro farol del independentismo, en terminología de Clara Ponsatí. Puigdemont compareció ante los medios en Bruselas para amagar con derribar a Pedro Sánchez, pero en la práctica dejó la puerta abierta a que su partido negocie los Presupuestos Generales del Estado, una cuestión que sigue siendo foco de debate en el seno del partido del expresident.

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