Colau lo deja todo atado: coloca a dedo a sus sucesoras, con malestar interno en los comunes
La Asamblea no pudo votar a la nueva bicefalia que impuso la exalcaldesa y lo compensaron con un voto de castigo del 36% de 'noes' al informe de gestión de la dirección saliente
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Ada Colau ha colocado a dedo sus sucesoras en la reorganización tras su salida, que anunció El Confidencial, y ha provocado un cierto malestar en la organización. Este fin de semana se ha celebrado la IV Asamblea para oficializar su retirada, pero en la práctica, la exalcaldesa ha designado a sus dos sucesoras: Candela López y Gemma Tarafa. Aprovechando los estatutos y que no había una lista alternativa para que nadie las votase, el dedo de Colau ha sido suficiente.
Los comunes han oficializado su cargo con la bendición del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, convertido en este momento en el hombre fuerte del movimiento pero con un rumor de fondo inquietante en el partido, Catalunya en Comú, cercado en la proximidad por los malos resultados electorales y a lo lejos por la crisis de Sumar en Madrid.
Colau y su dedo controlador han vendido que todo cambia con este relevo organizativo, en el cual Candela López y Gemma Tarafa se convierten en coordinadoras de Catalunya en Comú. Pero, por ejemplo, la retirada de Jèssica Albiach es más de puertas adentro. Porque de cara a la galería seguirá siendo la presidenta del Grupo Parlamentario de los comunes en el Parlament. A efectos prácticos, pues, se parece más al lampedusiano que “todo cambie para que no cambie nada”.
Las bases del partido hubiesen preferido al menos poder votar a las nuevas coordinadoras. No fue posible. Porque ese malestar no está organizado y no se han atrevido a presentar una lista alternativa. Pero empiezan a ser un clamor cuestiones como que la antigua ICV era capaz de presentar más candidaturas locales que los comunes, que enmascaraban esta situación con el éxito en Barcelona.
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Eso sí, como prueba del enfado interno, el informe de gestión de Colau y su equipo sólo fue votado por el 46% de los asistentes, un total de 216 votos. El 36% votaron en contra y hubo un 17% de abstenciones. Ahí sí se podía votar y los militantes dejaron constancia del desánimo.
Este cambio sí que supone una alteración, pero en Madrid. Candela López dejará su escaño en el Congreso de los Diputados, pero en este momento Sumar ya no es el caballo seguro que parecía hace unos meses. De hecho, si la plataforma de Yolanda se deshace, la situación de Urtasun resultará comprometida porque su peso en Cataluña ya no estará tan justificado.
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Ada Colau se ha salido con la suya. Hasta ahora había controlado las decisiones de la dirección. Y como colofón ha controlado también el debate en esta última asamblea. Pero por primera vez se detecta un descontento que la nueva dirección tendrá que gestionar, según apuntan fuentes internas de los comunes.
Poco aplaudida
Colau fue poco aplaudida en su intervención. No fue esa despedida emocionante que hubiese querido la exalcaldesa. Empieza a generarse una distancia entre los militantes de base y aquellos que cobran sueldos en diversas instituciones. Los segundos pueden pensar que Catalunya en Comú puede sobrevivir con un núcleo dirigente profesionalizado que vive de la política y que de manera mayoritaria está vinculado con Barcelona en Comú y a los cargos de confianza y asesores que viven del Ayuntamiento de Barcelona o instituciones paralelas, como la Diputación de Barcelona o el Área Metropolitana. Igual que como hasta ahora hacía la propia Colau. Pero eso se acaba, como ha denotado el Congreso de este fin de semana.
Unos 200 cuadros controlan las decisiones en el seno de Catalunya en Comú
Catalunya en Comú y Barcelona en Comú deberían fusionarse, pero este cambio nadie se atreve a plantearlo. En la teoría son dos partidos autosuficientes, pero en la práctica no sólo comparten sede, en la calle Marina de Barcelona, sino también que la cúpula de la capital catalana es la que copa el grueso de los cargos de responsabilidad en el partido catalán, que luego además se arroga la representación en Sumar.
Momento de redefinición
El momento que vive la izquierda en España es de redefinición con perspectivas electorales a la baja. En Cataluña el proceso resulta similar, pero sin escisiones ni dimisiones, ni con la inquina con la que se ha procesado en Madrid. Hace falta recuperar peso fuera de la provincia de Tarragona y de los ayuntamientos históricos, como es el caso de El Prat. Y para eso no basta con el aparato del partido que vota de manera cerrada todo lo que dice Colau y la actual dirección.
El reto es ir más allá de los 200 cuadros que controlan la formación y que mayoritariamente son de Barcelona, fruto del éxito monumental que en su día representó el colauismo. Catalunya en Comú mantiene algunas alcaldías relevantes como Montcada i Reixach o Montornés del Vallès, pero fruto de pactos complejos. Hace falta ganar peso en el resto de Cataluña y eso es imposible conseguirlo sólo con una cúpula profesionalizada.
Ada Colau ha colocado a dedo sus sucesoras en la reorganización tras su salida, que anunció El Confidencial, y ha provocado un cierto malestar en la organización. Este fin de semana se ha celebrado la IV Asamblea para oficializar su retirada, pero en la práctica, la exalcaldesa ha designado a sus dos sucesoras: Candela López y Gemma Tarafa. Aprovechando los estatutos y que no había una lista alternativa para que nadie las votase, el dedo de Colau ha sido suficiente.