Mas y Puigdemont apoyan otro 'procés' que ha de llegar "hasta las últimas consecuencias"
Los expresidentes de la Generalitat, junto a Forcadell, participaron en una reunión donde se marcó la nueva hoja de ruta para llegar a la República Catalana "por las buenas o las malas"
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El independentismo catalán no descansa. El procés está muerto y enterrado, pero acaba de nacer el germen del procés segunda parte, un proyecto más radical que intenta alcanzar la independencia de Cataluña por cualquier método. Su nueva hoja de ruta, presentada el pasado domingo a representantes de las principales fuerzas independentistas catalanas, es inquietante: advierte que los activistas independentistas deben estar preparados. "Tendremos que impulsar acciones de desobediencia civil que hagan visible, a ojos de propios y extraños, que estamos dispuestos a todo y que estamos preparados, ahora sí, para defender la República hasta las últimas consecuencias. Europa y el mundo entero habrán de ver que si no lo conseguimos por las buenas, lo haremos por las malas".
La hoja de ruta fija dos objetivos: el Estado español, con la Monarquía a la cabeza, y el presidente de la Generalitat, Salvador Illa. "El proceso de descatalanización se ha acelerado con la llegada a la presidencia de la Generalitat de un partido y un hombre que muestra, día sí y día también, su sumisión a la Monarquía y al régimen que la ampara", critican al socialista. Entre sus objetivos está conseguir la máxima unidad del independentismo hasta alcanzar la República y “organizar grandes manifestaciones que nos vuelvan a hacer visibles internacionalmente y generen sensación de que pertenecen a la mayoría social".
Las vacas sagradas de la primera etapa están ilusionadas con este nuevo proyecto. Artur Mas, de viaje oficial en China, no pudo asistir, pero envió un vídeo a los organizadores posando con una especie de metopa del 9-N detrás. El 9-N fue la primera pseudoconsulta por la que Mas y la cúpula de su gobierno fueron condenados penalmente. "Os quiero dejar este testimonio oral, primero para felicitaros por esta segunda conferencia. La primera fue un éxito y desde entonces pasaron muchas cosas (…) Os deseo de todo corazón que, en esta segunda conferencia, con esta mirada hacia delante, encontremos la manera de poder seguir aspirando, con fundamento, a la libertad de Cataluña", animó Mas a los reunidos.
La 'inteligencia colectiva'
La expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, tampoco pudo asistir por motivos familiares y envió otro mensaje diciendo que "sin la sociedad civil organizada no conseguiremos la independencia. Fue la fuerza, la presión y la movilización de la gente la que empujó a las instituciones hacia la independencia. Ahora, el momento político es otro, pero nosotros estamos y estaremos siempre para empujar a las instituciones para culminar el procés. Volvamos a organizarnos para acabar nuestro procés, para conseguir nuestro objetivo".
Tampoco estuvo presente Carles Puigdemont, por razones obvias, que envió otro vídeo. "Con motivo de la segunda Conferencia por el Estado Propio, hemos de poner sobre la mesa algunas de las cosas que han de ser parte imprescindible de toda hoja de ruta para completar el proceso de independencia que iniciamos en octubre del 17. Al margen de la unidad estratégica (…) un mismo planteamiento de cómo alcanzar la etapa final hasta el pleno reconocimiento de la República Catalana. Y, por otro lado, nos hace falta, si me lo permitís, mantener la posición en las circunstancias que sean, por más adversas que sean. Ahora vemos que en cada crisis del Estado español se nos abre una oportunidad. Hemos de estar en condiciones de poderlas aprovechar. Y aquí hace falta que haya una inteligencia colectiva, a la que vosotros, efectivamente, os proponéis contribuir. Os agradezco enormemente el trabajo".
La primera Conferencia Nacional se celebró en 2011 y propició la creación de la ANC y el inicio del procés. Con esta segunda, se sientan las bases de un procés 2 que quiere ir más allá y llegar a la independencia pese a quien le pese. La hoja de ruta recoge que el nuevo procés ha de estar dirigido por un secretariado provisional de 22 miembros cuya filiación se mantiene en secreto para evitar el espionaje sobre sus integrantes.
Evitar el espionaje
En realidad, esta cumbre iba a ser una fiesta por todo lo alto con la asistencia de importantes dirigentes soberanistas, pero acabó siendo semiclandestina. Sus organizadores decidieron que fuese un acto mucho más discreto para evitar ser "espiados" por los servicios españoles y llegaron a la conclusión que, en lugar de reunir al soberanismo en un espacio público, debería realizarse por videoconferencia, con representantes de todos los partidos y entidades soberanistas.
El acto fue conducido por Jaume Marfany, exvicepresidente de la ANC, presidente de la Coordinadora d'Associacions per la Llengua (CAL) e impulsor de Independentistes d'Esquerra. La copresentadora fue Paquita Puig, una activista que en su día inició una campaña de recogida de firmas para intentar juzgar a Federico Jiménez Losantos por "incitación al terrorismo de Estado", y otra para "llevar al Estado español ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos" por intentar impedir el referéndum ilegal.
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De momento, se han organizado 22 grupos de trabajo en otros tantos temas, que deberán tener concluidos sus informes los próximos meses. La intención es acordar un referéndum de independencia con el Estado. Si este no lo deja hacer, se convertirían en unas elecciones autonómicas en plebiscitarias y, si el independentismo gana, iniciaría "el proceso constituyente de la nueva República", convirtiendo el Parlament en la nueva Asamblea constituyente encargada de "redactar el proyecto de las nuevas Constituciones Catalanas, que serán objeto de un proceso participativo para, posteriormente, ser sometidas a referéndum. Una vez aprobadas, el presidente de la República convocará las primeras elecciones generales al nuevo Parlament de la República".
La hoja de ruta destaca, en el frente social, la creación de los Grupos de Acción Territorial. "Los llamaremos GAT". Entre su cometido estará la "identificación de los lugares estratégicos del país y estructuración de los grupos de acción no violenta y la logística necesaria para tener preparada la defensa de la legalidad republicana cuando sea el momento". Uno de los grupos de trabajo estudia exclusivamente "la acción política en el Estado español, donde se han de ejecutar las acciones y establecer los acuerdos necesarios para debilitar al régimen del 78 y crear una correlación de fuerzas favorable".
Dirigentes conocidos
La hoja de ruta, que saca algunas ideas de los libros blancos encargados por los gobiernos independentistas de la última década, aboga por una banca pública catalana o la creación "de dos plataformas comerciales de proximidad que acaben siendo hegemónicas en el país, para competir con las grandes plataformas globales". Entre otras cosas, la hoja de ruta prevé "la implantación de una moneda digital catalana en un plazo razonable, que se convierta en mayoritaria en las transacciones económicas interiores", aunque "mantendrá la paridad con el euro, que seguirá siendo la moneda para las transacciones con el exterior". Establecer el catalán como la única lengua oficial en Cataluña es otro de sus objetivos, mientras pretende "crear y difundir el argumentario que genere adhesiones al proyecto".
En la cúpula para dirigir este procés 2, según ha podido conocer El Confidencial, hay varios nombres muy vinculados a la Asamblea Nacional Catalana (ANC), como Pere Pugès, uno de sus fundadores, o exmiembros del secretariado como Jordi Manyà (exvicepresidente), Joan Contijoch, Mireia Juanola o Daniel Carulla, que durante 10 años participó en la organización de las manifestaciones del 11-S. Pero también se encuentran el dirigente de ERC Joan Puig, exdiputado perteneciente al ala más extremista de los republicanos, o Joan Matamala, no hace mucho uno de los principales apoyos de Carles Puigdemont en sus aventuras. Estos dos últimos, junto a Rosa Maria Quintana, son miembros del actual Secretariado de la ANC. También forman parte del sanedrín los catedráticos Pere Oriol Costa, Oriol Izquierdo, Alicia Casals o Josep Ferrer y la consultora italiana Manuela Matzeu.
El independentismo catalán no descansa. El procés está muerto y enterrado, pero acaba de nacer el germen del procés segunda parte, un proyecto más radical que intenta alcanzar la independencia de Cataluña por cualquier método. Su nueva hoja de ruta, presentada el pasado domingo a representantes de las principales fuerzas independentistas catalanas, es inquietante: advierte que los activistas independentistas deben estar preparados. "Tendremos que impulsar acciones de desobediencia civil que hagan visible, a ojos de propios y extraños, que estamos dispuestos a todo y que estamos preparados, ahora sí, para defender la República hasta las últimas consecuencias. Europa y el mundo entero habrán de ver que si no lo conseguimos por las buenas, lo haremos por las malas".