La Fundación de Lluís Llach arrastra pérdidas desde 2019 y esconde sus balances económicos
Los miembros (ricos) del patronato mueven decenas de millones de euros anuales, pero su fundación apenas mueve unos miles
El presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Lluís Llach, preside una fundación que lleva su nombre, en la que encuadra a adinerados socios, pero que apenas mueve dinero. Aunque sigue en activo, en su portal no presenta balances desde hace cuatro años. De hecho, el último que figura en su portal es el del año 2020. Desde entonces, silencio. La Fundación opera en el área de Palmarin, en la República del Senegal, un pueblo costero en la entrada del delta del Sine-Saloum, a tres horas y media al sur de Dakar, la capital del país. Es una zona enclavada en una reserva natural y cercana a los manglares del delta.
En 2010, Llach creó la Fundación Lluís Llach en Madrid, aunque la sede social real estaba en la calle Sepúlveda de Barcelona. ¿Por qué en Madrid? Hacer los trámites en el ministerio costaba 30.000 euros. Hacerlos en el registro de Fundaciones de la Generalitat costaba 60.000. Cuando Artur Mas rebajó el precio de los trámites a la mitad, Llach cambió su fundación a los registros catalanes. Aun así, pese a tener que desembolsar 30.000 euros, el capital inicial desembolsado fue de solo 8.000 euros, quedando los restantes 22.000 pendientes de aportación en un plazo de cinco años.
En alguna ocasión, la Fundación intentó obtener fondos públicos del Ayuntamiento de Barcelona. Llegó a pedir una subvención de 70.000 euros, que fue denegada por la poca consistencia del proyecto presentado. Una de las maneras que tiene de obtener fondos es celebrar una "cena solidaria" anual. La segunda tuvo lugar el pasado 13 de julio (14 aniversario de la creación de la entidad) en el restaurante Mas del Pi, en Verges, la localidad donde reside el excantautor. El precio del cubierto era de 65 euros, aunque había precios especiales: 250 euros por la 'fila cero' de la cena y otra opción, calificada de mecenazgo. Asimismo, otro cubierto de 'fila cero' a 150 euros por cabeza permitía desgravar la misma proporción.
Se moja en política
En sus cuentas de redes sociales, la Fundación se moja, políticamente hablando. Lo mismo critica cualquier acción que se considere perjudicial para Cataluña que arremete contra la Corona o difunde mensajes de apoyo al periodista Pablo González, detenido en febrero de 2022 en Polonia por acusaciones de espionaje a favor de Rusia y recientemente canjeado por Moscú a cambio de espías occidentales.
En el comité de dirección de la fundación figura Llach como presidente, Andreas Claus como secretario y seis vocales: Jordi Pascual, Oriol Presas, Albert Costa, Àngels Massagué, Mariona Anglès y Paquita Colomí. En su patronato acoge, además de los anteriores, a Rosa Español Massaguer.
Todos tienen una estrecha relación con el actual presidente de la ANC. Costa es su socio en las bodegas Celler Vall Llach, las que el excantautor heredó de su tía y de las que vendió a la familia Costa la mayoría del capital el año pasado. Las bodegas son productoras de vino con denominación de origen Priorato. La empresa explotadora de las bodegas comercializa una "crema hidratante de manos y uñas con aceite de oliva, aceite orgánico de baobab del Senegal y antioxidantes de uva" al que denomina "producto solidario" (a seis euros los 50 ml, pero cargan ocho euros por el transporte, por lo que el bote sale a un total de 14 euros) porque con su compra, se contribuye "a ayudar a la Fundació Lluís Llach en el Senegal, que tiene como finalidad el desarrollo social, económico, cultural y educativo, sobre todo en el poblado de Palmarin".
Jordi Pascual, otro de los componentes del patronato, es el director general de Plataforma Educativa, una entidad de economía social alineada con el independentismo. Esta entidad (que suscribe los principios de la economía circular) agrupa a diez organizaciones sin ánimo de lucro para conformar una red con el objetivo de "mejorar la calidad de vida de las personas con menos recursos o en situación de riesgo". Las entidades integradas en la Plataforma mueven un presupuesto total de 59 millones de euros anuales y dan servicio a unas 15.000 personas al año.
Socios influyentes
Otro miembro del Patronato es Rosa Español Massaguer, jefa de producción y de publicidad del Grup Enderrock, una productora musical de las más potentes de Cataluña que acaba de estrenar también sello literario en el mes de septiembre. La mezcla de negocios privados con los designios de la Fundación es enorme: el grupo Enderrock y las bodegas vinícolas patrocinan los premios literarios Miquel Martí i Pol, instaurados por Llach, que son convocados… por la Fundación.
Mariona Anglès, por su parte, es la administradora única de Barcelona Behind The Scenes, una empresa de catering que a su vez es propiedad de Royal Box, una de las productoras de Antoni Bassas, el cabeza visible del holding que más dinero recibe del Govern por la realización de programas en TV3 y en Catalunya Ràdio. Se comprende, así, que la propia Fundación Lluís Llach haya difundido en redes sociales artículos de opinión de Antoni Bassas criticando a los partidos españolistas. De bien nacidos es ser agradecidos.
Exiguos fondos
Pese a la potencia económica de sus patrones, la Fundación de Llach mueve exiguos fondos dinerarios. Además, desde 2020 no presenta balances. El resultado de ese ejercicio fue negativo, con 10.392,68 euros en números rojos, superior a los 6.563,81 euros de pérdidas del año anterior.
En la memoria anual correspondiente a ese ejercicio, destaca que con el proyecto Anem més Lluny (Vamos más lejos) se repartieron suministros informáticos a un liceo y cinco escuelas primarias que suman 2.500 niños. "La Fundación tiene contratado los servicios de un colaborador especialista informático local, al que también se ayuda en cursos de especialización".
En sus documentos, la Fundación declara unos fondos propios de 30.000 euros. En 2020 obtuvo 2.810 euros de subvenciones, donaciones y legados (en 2019, esta partida ascendía a 9.820 euros), todo ello del sector privado, aunque en su cuenta corriente de recepción de subvenciones y donaciones solo disponía de 585,64 euros.
El presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Lluís Llach, preside una fundación que lleva su nombre, en la que encuadra a adinerados socios, pero que apenas mueve dinero. Aunque sigue en activo, en su portal no presenta balances desde hace cuatro años. De hecho, el último que figura en su portal es el del año 2020. Desde entonces, silencio. La Fundación opera en el área de Palmarin, en la República del Senegal, un pueblo costero en la entrada del delta del Sine-Saloum, a tres horas y media al sur de Dakar, la capital del país. Es una zona enclavada en una reserva natural y cercana a los manglares del delta.
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