Excursión cazafantasmas a este pueblo abandonado a menos de 2 horas de Barcelona: está en ruinas y oculta una leyenda maldita

• Así es el pueblo abandonado a menos de 1 hora de Tarragona envuelto de misterios y leyendas
• Crímenes, misterios y leyendas negras de España que descubrir en el puente de noviembre

Marmellar, el pueblo fantasma ubicado a 525 metros de altitud en la comarca de Baix Penedès, en la provincia de Tarragona, murió hace tiempo, y, sin embargo, sus leyendas negras siguen vivas entre sus casas en ruinas y el tímido viento que transita durante la época invernal. Desde apariciones infantiles, pasando por psicofonías de otro tiempo hasta portales dimensionales, Cataluña expone un tenebroso mosaico en torno al terror, al que muchos osan adentrarse durante el puente de Todos los Santos.

La descarga de adrenalina que supone sentir miedo extremo lleva a los amantes de lo sobrenatural a hacer una visita por la Cataluña despoblada, que tras sus paredes deja un legado de misterios, traumas y leyendas. Algunas personas necesitan experimentar la poderosa emoción alrededor de la cual gravitan numerosas fobias humanas.

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Marmellar es un pueblo con casi mil años de historia, que comenzó a ser abandonado con la Guerra Civil. La última casa habitada cerró sus puertas en 1958. Dando pasos titubeantes por la plaza principal, los curiosos emprenden la bajada hacia sus calles angostas, donde cualquier atisbo de vida se ha esfumado. Su gran distintivo es el carrusel de nichos vacíos que impresionan a cualquiera. Las únicas invitadas de honor son las golondrinas o urracas que emprenden el vuelo, convirtiendo a la localidad tarraconense en un eco etéreo.

Crímenes sin resolver en Marmellar

Su población empezó a mermar en el siglo XIX, cuando Pascual Madoz, el entonces gobernador civil de Barcelona, constató que había 185 habitantes. El éxodo rural impulsó su vaciado demográfico, y en la década de los setenta, tan solo quedaban 29 personas. El espectro de una población deshabitada, como Marmellar, evoca una profunda soledad, similar a la de una fosa que se deteriora a la intemperie. Las casas en ruinas y los espacios vacíos cuentan la historia de una comunidad que una vez vibró con vida, pero que ahora es solo un eco del pasado.

Su historia se remonta al año 1023, con un copioso patrimonio cultural, en el que sobresale un castillo medieval, que data del siglo XII, y que está situado sobre una colina escarpada y flanqueada por verdes pinares, en un paraje natural inhóspito y solitario. Sin embargo, a pesar de su rica herencia histórica, el pueblo ha enfrentado desafíos significativos que han contribuido a su despoblación.

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Uno de los principales problemas que ha afectado a Marmellar es su mala comunicación con los pueblos vecinos, lo que dificultaba la llegada regular de materias primas y el acceso a servicios básicos. Esta situación se volvió insostenible, especialmente después de la Guerra Civil, cuando la población comenzó a decrecer.

Más allá de la situación critica que enfrentó, una leyenda vinculada con dos misteriosas muertes es la que le ha conferido fama mundial. Aunque las tumbas vacías (los restos que allí descansaban fueron trasladados al camposanto de El Vendrell) pueden desconcertar a cualquier visitante que se asome a descubrir sus misterios, su dimensión sobrenatural no tiene que ver con este suceso, sino con una fiesta celebrada durante la noche de San Juan.

Era el año 1993 y una chica se divertía en un pub de música heavy. Cuando cerró sus puertas, la joven les propuso continuar la fiesta en un pueblo abandonado. El grupo se subió al coche para emprender el rumbo hacia aquel lugar misterioso. Pero, nadie volvió a verles: como si se les hubiera tragado la tierra.

Al día siguiente, ella apareció muerta. Unos días después, los vecinos fueron sorprendidos al conocer la noticia de que las autoridades habían encontrado el cadáver carbonizado de una mujer que además presentaba los dedos de las manos amputados. Algunas fuentes cercanas apuntaban a que era una prostituta, pero esta información nunca pudo contrastarse.

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Su cuerpo fue hallado en el interior de una fosa ubicada en la iglesia de Marmellar, que en el pasado había servido de tumba de un sacerdote. En la escena del crimen, la policía encontró en las paredes interiores del templo una serie de símbolos satánicos como cruces invertidas. En el exterior, alguien debió hacer una especie de ritual porque había restos de un par de hogueras. Seis años más tarde, apareció otro cadáver, también de una mujer, el de Anna María Barba, que fue secuestrada en una gasolinera, para posteriormente ser asesinada a las afueras del pueblo.