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Los 'errejones' del independentismo: hasta tres casos de acoso cerrados en falso
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Afectan a ERC, la CUP y la JNC

Los 'errejones' del independentismo: hasta tres casos de acoso cerrados en falso

El independentismo no es ajeno a las grietas que provoca la agenda feminista en el seno de los partidos. Tres casos recientes han sido eclipsados por la reciente caída del líder de Sumar

Foto: La 'exconsellera' de Igualdad y Feminismos, Tània Verge, en una comparecencia en el Parlament. (Europa Press/David Zorrakino)
La 'exconsellera' de Igualdad y Feminismos, Tània Verge, en una comparecencia en el Parlament. (Europa Press/David Zorrakino)
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El ‘caso Errejón’ está sacudiendo estos días la política española. Pero en la catalana, y casi al mismo tiempo, se están dando escándalos similares, sobre los que el independentismo pasa de puntillas. Como en Madrid, los viven fuerzas políticas comprometidas en teoría con el feminismo que luego, en la práctica, son incapaces de aplicar en el seno de organizaciones las recetas que pretenden llevar al resto de la sociedad. Pero, al contrario que en el resto de España, en Cataluña la derecha no está haciendo caballo de batalla de ellos y se ha conseguido que pasen casi desapercibidos para la opinión pública.

El caso más grave afecta a ERC, en concreto a la estructura de este partido en la Comunidad Valenciana. El pasado 20 de octubre, Josep Barberà ganó las primarias para presidir el partido filial ERC del País Valencià (ERPV). Resultaría algo anodino de no ser porque Barberà está encausado en el juzgado de violencia sobre la mujer de Alzira que admitió a trámite una querella interpuesta por María Pérez Company, que hasta octubre de 2023 era secretaria general de ERPV, y que acusa a Barberà de presuntos delitos contra la libertad sexual.

Barberà acudió al Canal Ético de ERC. Incluso personas del partido subieron a Barcelona a declarar. Cuando el Canal Ético no encontró nada -pero Barberà seguía investigado por la jueza- aquel se presentó a las primarias y ganó. Ni la exconsellera de Igualdad de la Generalitat y adalid del feminismo de los republicanos, Tània Verge, abrió la boca. Y eso que la víctima del caso dejó el cargo y la formación republicana.

¿Es posible más morbo? Sí. Se ha suspendido el Aplec del Puig, una reunión de organizaciones independentistas de la Comunidad Valenciana, incómodas por el nombramiento de Barberà que iba a tener lugar el pasado domingo 27 de octubre. Bloc i País, corriente soberanista de Més Compromís, Poble Lliure, Bloc d’Estudiants Agermanats, Decidim, Escola Valenciana, Intersindical Valenciana, Jovent Republicà y la Plataforma per la Llengua han preferido no celebrar el encuentro antes que acudir y dar así apoyo tácito al imputado Barberà.

Foto: Yolanda Díaz y Mónica García en el 8M (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)

Como cualquier escenario malo es susceptible de empeorar, la situación exacta es que Josep Barberà respalda al sector rovirista de ERC que quiere desplazar a Oriol Junqueras en el próximo Congreso de los republicanos. Tània Verge apoya a los roviristas. Se podría esperar entonces que Junqueras cargase contra Barberà, pero tampoco. Primero hicieron un comunicado y luego lo borraron.

Acoso en Sant Cugat

No se trata de un caso aislado en el independentismo. El pasado 22 de octubre, la regidora de la CUP en el Ayuntamiento de Sant Cugat, Adriana Serra, denunció que el secretario de organización de la JNC, las juventudes de Junts, en esa ciudad, Josep Arcas, estaba utilizando una supuesta oposición política para acosarla sexualmente. Entre los actos que denunció Adriana Serra, Arcas había colgado fotos de ella manipuladas en las redes sociales, le había instado a ponerse burka, le había preguntado por mensajes privados en redes si se había acostado con muchos policías nacionales o si se había presentado en un centro cívico donde Serra actuaba de voluntaria a repartir condones “para que los de la CUP no se reprodujesen”.

Foto: Loreto Arenillas. (Más Madrid)

El vídeo de TV Sant Cugat se hizo viral, con el morbo añadido de que Arcas estaba sentado en primera fila mientras Adriana Serra desgranaba en público todas esas humillaciones. Ante lo acontecido, Junts se apresuró a desmarcarse, asegurando que Arcas militaba en la JNC pero no en Junts. La JNC lo ha suspendido de militancia y ha abierto una investigación interna.

Encubrimiento impune

En este contexto feminista lo peor son los encubrimientos. En 2020, Alfred Bosch (ERC) tuvo que dimitir como conseller de Exteriores del gobierno de Quim Torra después de que su jefe de gabinete, Carles Garcías Hernández, fuese cesado por diversos cargos de acoso sexual. Eso no le ha impedido ahora a Alfred Bosch ser el principal impulsor de Foc Nou, una de las candidaturas que pugna por desplazar en el Congreso del 30 de noviembre el intento de Junqueras de volver a ser presidente del partido. También es normal que si ERC minimiza un caso de hace meses, como el de su máximo representante en Valencia, ahora no recuerde otro caso similar de hace cuatro años.

Desde 2019 el independentismo defiende el feminismo pero tiene problemas al aplicarlo

En general, la izquierda independentista tiene los mismos problemas que Sumar a la hora de aplicar sus propias doctrinas feministas. La gran diferencia es el foco mediático, no su relevancia como casos de género. En Junts, mujeres como Aurora Madaula o Elsa Artadi intentaron montar un caso de acoso alrededor de Eduard Pujol. Al principio fue dado de baja de militancia, pero después el caso se cayó en los tribunales y ahora Pujol es senador, en un gesto del partido para repararle por el daño causado.

Ya en 2022 Mireia Boya dejó de militar en la CUP después de que la plataforma anticapitalista cerrase en falso una investigación interna que ella había pedido dos años antes por un caso de acoso laboral por parte de un líder de la formación. Boya hizo su denuncia en 2019, un año después de la explosión del MeToo español con motivo del caso de La Manada. Cinco años después no parece que se haya avanzado mucho.

El ‘caso Errejón’ está sacudiendo estos días la política española. Pero en la catalana, y casi al mismo tiempo, se están dando escándalos similares, sobre los que el independentismo pasa de puntillas. Como en Madrid, los viven fuerzas políticas comprometidas en teoría con el feminismo que luego, en la práctica, son incapaces de aplicar en el seno de organizaciones las recetas que pretenden llevar al resto de la sociedad. Pero, al contrario que en el resto de España, en Cataluña la derecha no está haciendo caballo de batalla de ellos y se ha conseguido que pasen casi desapercibidos para la opinión pública.

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