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Carles Puigdemont telefoneó a Salvador Illa para desmentirle que él alentara el asalto al Parlament de Cataluña
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Las claves de una llamada

Carles Puigdemont telefoneó a Salvador Illa para desmentirle que él alentara el asalto al Parlament de Cataluña

El expresident felicitó al líder del PSC, pero sobre todo quiso dejarle claro que respetaba su legitimidad como nuevo ocupante del Palau y que nunca se quiso sabotear la investidura

Foto: Carles Puigdemont, en Waterloo. (EFE/Pablo Garrigós)
Carles Puigdemont, en Waterloo. (EFE/Pablo Garrigós)
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El 8 de agosto pasará a la Historia de Cataluña por la investidura de Salvador Illa y por la fuga de Carles Puigdemont, burlando a los Mossos d’Esquadra. Su huida tuvo un epílogo extraño dos días después: la llamada de teléfono que Puigdemont hizo a Illa en un contacto institucional sin precedentes, ya que ambos políticos no habían mantenido relación alguna con anterioridad. Fuentes de Junts han explicado que Puigdemont quería desmarcarse de acusaciones de trumpismo o de populismo extremo por una actuación que incluso no fue entendida ese día por miembros de su propio partido.

La llamada tuvo lugar el 10 de agosto, cuando Puigdemont ya había llegado a Waterloo y fue breve y de tono educado por ambas partes. Felicitó a Illa, pero Puigdemont buscaba además dejarle claro al nuevo presidente catalán que se consideraba legítima su presidencia y que en ningún momento se había tenido la intención de asaltar el Parlament y sabotear su investidura, según han explicado fuentes independentistas conocedoras de este contacto.

La excusa para la llamada fue que el día 10 de agosto Salvador Illa había tomado posesión del cargo de president. La realidad era más complicada. Con Puigdemont huyendo en compañía del secretario general de Junts, Jordi Turull, ocultos en diferentes pisos de Barcelona, y cruzando España y Francia en coche, ya que una parte importante del plan era no usar móviles. Así que, en la práctica, tampoco se hubiera podido llamar a Salvador Illa antes.

Para llevarla a cabo, además, hizo falta que un diputado de Junts facilitara el número móvil de Illa a Puigdemont, ya que hasta entonces ambos líderes políticos no habían tenido ningún contacto. Portavoces de JxCAT evitaron confirmar la llamada. Por su parte, desde la Generalitat se calificó la comunicación de "privada", si bien ellos "ni confirmaban ni desmentían".

Foto: Puigdemont en el acto de Barcelona antes de su huida. (EFE/Alberto Estévez)

En resumen, Puigdemont dejó claro a Illa que la intención del acto en el Arc de Triomf nunca fue sabotear su investidura, y que desde Junts siempre se consideraría legítima la presidencia de la Generalitat por parte del primer secretario del PSC.

En parte, Puigdemont sabía que su fuga, y la dura crítica que propició contra los Mossos, corría el riesgo de colocar a Junts en una posición marginal. Y la intención de Junts era justo la contraria: erigirse en alternativa a Illa, aunque el propio líder independentista ha renunciado a ejercer y ni siquiera designar a un jefe de la oposición.

El precedente de Quim Torra

Quim Torra respaldó el intento de asalto al Parlament que se vivió la noche del 1 de octubre de 2018. Pero al final, esta práctica trumpista no acabó de conectar con el grueso de los votantes y la masa social que respalda a Junts. Puigdemont es consciente de que el momento político ha cambiado y no quería empujar a su partido hacia la marginalidad.

Tras la fuga, Junts evitó poner impedimentos a la investidura de Illa en el Parlament

En el Parlament, el 8 de agosto tras la fuga, Junts retiró las mociones de reconsideración y puso facilidades para que Illa fuese elegido president. Lo hubiese sido igualmente, pero si JxCAT se hubiese entregado a prácticas de filibusterismo parlamentario, Salvador Illa habría sido elegido presidente de la Generalitat a la una de la madrugada y no a las 19.00 h, como así ocurrió.

Versión discrepante

Los Mossos discrepan de la versión de Puigdemont sobre el 8 de agosto. El nuevo director general de Policía, Josep Lluís Trapero, desveló en una carta que grupos violentos de los manifestantes que acudieron al acto de Puigdemont intentaron asaltar la Cámara catalana. Lo mismo dijeron los representantes de la policía autonómica en la rueda de prensa en la que justificaron las circunstancias de la fuga del expresident ese día.

Sin embargo, la llamada ha tenido efecto. El PSC no ha acusado a Junts de lo ocurrido. Tampoco Illa. Ni siquiera la consellera de Interior, Núria Parlon. Por su parte, el presidente del grupo parlamentario de Junts, Albert Batet, ya dijo al presidente Illa en el pasado debate de política general: "Queremos dejar claro que nosotros reconocemos la legitimidad de su Gobierno, presidente. Después del 12 de mayo, usted encontró a unos socios para ser investido y aceptamos la nueva realidad".

De manera que la llamada sirvió para recuperar una cierta normalidad institucional en Cataluña más allá de la efervescencia retórica del independentismo. Aun así, Puigdemont quiere reunirse con Illa como lo han hecho el resto de expresidentes, pero el primer secretario del PSC se niega, alegando que Carles Puigdemont ni ha dejado la política activa ni tampoco ha designado líder de la oposición.

El 8 de agosto pasará a la Historia de Cataluña por la investidura de Salvador Illa y por la fuga de Carles Puigdemont, burlando a los Mossos d’Esquadra. Su huida tuvo un epílogo extraño dos días después: la llamada de teléfono que Puigdemont hizo a Illa en un contacto institucional sin precedentes, ya que ambos políticos no habían mantenido relación alguna con anterioridad. Fuentes de Junts han explicado que Puigdemont quería desmarcarse de acusaciones de trumpismo o de populismo extremo por una actuación que incluso no fue entendida ese día por miembros de su propio partido.

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