Has pasado por la puerta de este edificio de Barcelona sin saber que es un auténtico tesoro modernista: fue casa de un sultán
En la famosa ruta modernista hay otros muchos edificios desconocidos que pueden incluso ser un descubrimiento para los barceloneses y que, por supuesto, merecen una visita
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Barcelona es reconocida mundialmente por su arquitectura modernista, siendo el hogar de grandes exponentes de este estilo. La Sagrada Familia, la Casa Batlló, el Palau de la Música Catalana, entre otros, forman parte del itinerario de los millones de turistas que viajan cada año a la ciudad condal. Pero en la ruta modernista hay otros muchos edificios desconocidos que pueden incluso ser un descubrimiento para los barceloneses y que, por supuesto, merecen una visita.
Un ejemplo es la Casa Muley Hafid, una verdadera joya arquitectónica situada en el barrio de Tres Torres y construida para el sultán marroquí Muley Hafid. Esta casa, diseñada por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch en 1914, es un ejemplo excepcional del modernismo con influencias orientales.
Sus fachadas blancas contrastan con los detalles en verde de las tejas y las ventanas, mientras que las columnas salomónicas y las barandillas de ladrillo rojo le otorgan un aire casi fantástico. Todo en esta casa parece evocar un cuento de hadas. El pináculo que corona la torre principal, junto con las terrazas y miradores, refuerzan ese aire de fantasía que rodea el edificio.
El interior de la casa no era menos impresionante. Se decía que las paredes estaban decoradas con pinturas atribuidas a Ricard Opisso, representando escenas de la vida social de la época. Además de su valor arquitectónico, esconde una interesante historia. La residencia, levantada a petición del gobierno de París, fue el escenario de numerosas fiestas y encuentros sociales, donde el sultán exiliado se convirtió en una figura conocida en los círculos más exclusivos de Barcelona.
Muley Hafid, tras su abdicación en 1912, decidió establecer su residencia en la capital catalana, donde llevó una vida rodeada de lujo y extravagancia. A pesar de haber residido solo dos años en la casa, dejó una huella indeleble en la ciudad. Antes de trasladarse a Francia en 1916, quiso expresar su agradecimiento a Barcelona con un regalo muy particular: donó una elefanta llamada Júlia al zoológico de la ciudad. Este gesto, acorde con su personalidad excéntrica, fue recordado durante años.
Actualmente, la Casa Muley Hafid alberga el Consulado de México, tras haber sido restaurada en 2002. A pesar de su uso actual, sigue siendo un punto de interés para los amantes de la arquitectura y de la historia. Su combinación de estilos, su historia fascinante y el carisma de su antiguo dueño la convierten en una parada obligada para aquellos que deseen descubrir los secretos que Barcelona aún guarda.
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