El palacete modernista de Reus: la joya arquitectónica escondida en la ciudad de Gaudí

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En el corazón de la ciudad de Reus, conocida por muchos por ser la cuna de Antoni Gaudí, se encuentra un palacete que, aunque no goza de la misma fama que las obras del célebre arquitecto, captura la atención de entendidos y amantes del modernismo. Diseñado por otro famoso experto catalán, fue fundamental en el desarrollo del estilo de esta región desde finales del siglo XIX y principios del XX.

El palacete conocido como Casa Navàs es un trabajo de Lluís Domènech i Montaner, uno de los arquitectos más influyentes de su tiempo y una figura clave del modernismo catalán. Este espectacular edificio sorprende por su exterior, pero el interior también es una joya de este movimiento artístico. Aunque nació en Barcelona y es responsable de otras obras como el Palau de la Música Catalana, la Casa Lleó i Morera o el Hospital de Sant Pau, decidió trasladarse a la ciudad natal de sus dos rivales y expandir su huella en varias de las localidades de la comunidad autónoma.

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Su inspiración reside en un compendio de las artes decorativas de esta corriente: los elementos naturales, las formas curvas, los trabajos artesanales en hierro forjado y la atención especial a la luz natural y los vitrales. La fachada, con su torre asimétrica, es un ejemplo de una arquitectura no sólo funcional, sino también profundamente estética y armoniosa con los alrededores.

Época dorada de Reus

Construida entre 1901 y 1907, se distingue por su ornamentación y su perfecta integración en el entorno urbano de Reus. A pesar de tratarse de un edificio de corte residencial, su diseño lo convierte en un monumento que, inevitablemente, atrae la atención de todos los que pasean por la Plaza del Mercadal. Casa Navàs es un reflejo de la época dorada de la ciudad, que vivió un auge económico gracias a la exportación de productos agrícolas y del deseo del arquitecto de estar a la vanguardia de las tendencias de su tiempo.

Casa Navàs resistió al paso del tiempo, aunque no sin dificultades. Durante la Guerra Civil, parte del edificio fue bombardeado y sufrió daños muy significativos en sus elementos más característicos. Durante varias décadas estuvo olvidado por la administración y apenas se mantuvo en pie, hasta 2018, cuando el empresario Xavier Martínez se hizo cargo de su restauración. Más adelante, fue declarado como Bien Cultural de Interés Nacional y en 2024 se dio un paso más para reconstruir el elegante torreón. Se prevé que esté completamente lista para Semana Santa de 2025.

Hoy en día, esta obra del patrimonio cultural catalán se conserva como una joya arquitectónica que atrae a entendidos de todo el mundo. Las visitas guiadas permiten a los turistas y locales descubrir los secretos de este edificio, desde sus impresionantes vitrales repartidos en más de 200 metros cuadrados, sus tres patios interiores y su mobiliario original.