Mala información, topos de Puigdemont y pocos reflejos: las claves del gran fiasco de los Mossos
La policía autonómica dice en un comunicado que el "principal objetivo" era "el buen desarrollo del pleno" de investidura y niega un acuerdo con el fugado para detenerlo tras el mitin
Los Mossos d’Esquadra firmaron este jueves uno de los peores días de su historia. Tras siete años fugado, el expresidente de Cataluña Carles Puigdemont regresó a Barcelona, dio un mitin que había anunciado días antes y desapareció entre la multitud sin ser detenido ante los ojos de todos. Mala información previa, infiltrados leales al líder soberanista entre la policía y pocos reflejos explican el fiasco del dispositivo. A la hora de escribir esta información, los dos únicos detenidos son dos mossos acusados de colaborar en la huida del líder de JxCAT, todavía en paradero desconocido.
Horas después de consumarse la fuga y con una Barcelona colapsada fruto de una operación jaula improvisada, la Consellería de Interior, de la que dependen los Mossos, emitió un comunicado con sus primeras explicaciones. Según reza el texto, su prioridad era garantizar el pleno de investidura de Salvador Illa: “El dispositivo se ha planificado con la suficiente fuerza para garantizar que el pleno de investidura se celebrara con normalidad, principal objetivo del cuerpo de Mossos d'Esquadra”.
Para lograr ese objetivo, los accesos al Parlament y el parque de la Ciutadella aparecieron blindados y con fuerte presencia policial. Muchos menos agentes visibles había en las inmediaciones del lugar en el que Puigdemont reapareció ante sus fieles para celebrar su regreso y arengar a la multitud subido a un escenario. Los congregados eran en torno a 3.000 personas en una ciudad con más de un millón y medio de habitantes. Fuentes policiales con experiencia en este tipo de operativos indican que la preparación de un despliegue como este empieza días antes, concretamente con el trabajo de los efectivos de Información.
Interior dice que “el dispositivo que se había diseñado establecía que la detención se hiciera de forma proporcional y en el momento más oportuno para no generar desórdenes públicos”. Pero también añade que “los Mossos d'Esquadra desmienten que hubiera acuerdo ni conversación previa con el entorno de Carles Puigdemont”. Niegan, por tanto, que hubiese con él un pacto tácito para que diera su mitin y, una vez alejado de la multitud, proceder a su arresto.
Los Mossos, por tanto, no detectaron el acceso a España de Puigdemont, que pudo llegar hasta el centro de Barcelona el día anunciado sin ser interceptado para hacer cumplir la orden de arresto contra él dictada por el Tribunal Supremo. En caso de haber tenido información adecuada, un arresto antes de personarse ante sus seguidores habría evitado el riesgo de disturbios, apuntan las fuentes consultadas.
Testigos presenciales indican que se le vio salir de un bloque de viviendas cercano al Arco del Triunfo de la ciudad condal, donde realizó el mitin. “Buscan al presidente Puigdemont de la misma manera que la Policía Nacional y la Guardia Civil a las puertas del 1-O buscaban las urnas y las papeletas", se jactó el diputado de Junts Albert Batet desde dentro del Parlament.
Lo que había trasladado el expresidente y su entorno es su intención de estar en la sesión de investidura que proclamó presidente a Salvador Illa. En caso de ser arrestado, su partido pediría la suspensión del pleno. Lo que se había avanzado es que la multitud le escoltaría hasta el Parlament tras el mitin. Toda la puesta en escena indicaba que así lo harían, pero en un momento del trayecto Puigdemont desapareció entre la gente sin que nadie se percatase.
Agentes de paisano camuflados
Las fuentes consultadas otorgan especial relevancia en esas aglomeraciones a la presencia de agentes de paisano camuflados entre la masa, ya sea para informar a sus superiores de los movimientos del objetivo para anticiparse o para proceder al arresto de alborotadores. Este recurso, en poder de los Mossos, tampoco sirvió para evitar la fuga del dirigente o reaccionar con rapidez de reflejos. La respuesta fue establecer una operación Jaula que colapsó la ciudad condal y que se interrumpió a la hora de comer todavía con Puigdemont sin localizar.
Los Mossos, policía integral con casi 18.000 efectivos, cuenta con una Comisaría General de Información, que se ha hecho cargo de la búsqueda del expresidente fugado. Los servicios de información son la avanzadilla de cualquier policía y sus pesquisas sirven para diseñar estrategias y despliegues policiales. Las previsiones de los especialistas sirven para calcular, por ejemplo, el número de efectivos antidisturbios a desplegar para controlar una concentración.
El plan previsto por el comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, colocó varias dotaciones en torno al Congreso que tuvieron que repeler a algunos manifestantes que se enfrentaron con ellos. Por la tarde, los Comités de Defensa del Referéndum (CDR) animaron a los suyos a través de las redes sociales a agitar la calle.
Desde la irrupción del procés en el año 2017, los Mossos d’Esquadra han tenido una relación desigual con el independentismo. Su actuación en el referéndum ilegal del 1 de octubre les granjeó los aplausos de los soberanistas por no secundar las cargas para impedir la votación que sí emprendieron la Policía y la Guardia Civil. Sin embargo, en el año 2019 fueron atacados por colaborar para repeler las protestas violentas que sacudieron Barcelona contra la sentencia del Tribunal Supremo que condenó a los líderes independentistas.
La actuación de los Mossos se ha escrutado muchas veces bajo ese enfoque de sospecha. Más allá de la actuación del cuerpo o sus responsables, son numerosos los ejemplos de agentes autonómicos que han antepuesto su lealtad a Puigdemont o han colaborado con su causa por delante de sus obligaciones como funcionarios policiales. Este jueves, los dos únicos detenidos fueron dos mossos acusados de colaborar con la huida del líder independentista. Esto evidencia que el expresidente sigue teniendo un nivel alto de compromiso en algunos sectores del cuerpo policial.
Los agentes arrestados se enfrentan a la acusación de obstrucción de la Justicia o la omisión del deber de perseguir delitos. Este viernes, la Consejería de Interior ha convocado una rueda de prensa con los mandos policiales para dar más explicaciones sobre lo sucedido en lo que ya es un día negro para la institución.
Los Mossos d’Esquadra firmaron este jueves uno de los peores días de su historia. Tras siete años fugado, el expresidente de Cataluña Carles Puigdemont regresó a Barcelona, dio un mitin que había anunciado días antes y desapareció entre la multitud sin ser detenido ante los ojos de todos. Mala información previa, infiltrados leales al líder soberanista entre la policía y pocos reflejos explican el fiasco del dispositivo. A la hora de escribir esta información, los dos únicos detenidos son dos mossos acusados de colaborar en la huida del líder de JxCAT, todavía en paradero desconocido.
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