El jefe de los Mossos protegido por Junts y ERC, señalado por la fuga de Puigdemont
El responsable del operativo es el comisario Sallent, aupado por el independentismo en el Cuerpo para enterrar la era Trapero. Su superior en Interior es Joan Ignasi Elena, un exsocialista a favor del referéndum
El operativo para detener a Carlos Puigdemont en su regreso a España siete años después de su fuga estaba en manos del comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Eduard Sallent, y de la Consellería de Interior de la Generalitat, que depende de Joan Ignasi Elena. El primero es un mando mimado por el independentismo y aupado a la dirección del Cuerpo para dejar atrás la era del mayor José Luis Trapero, que perdió el favor del soberanismo. El segundo es un político con pasado en el PSC que abrazó el soberanismo y ERC lo acogió en el Gobierno de Pere Aragonès. Son los dos principales señalados por el fiasco policial que ha permitido la segunda huida del expresidente catalán.
“Vergüenza”, “ridículo”, “rabia”, “los Mossos d’Esquadra no se merecen esto”... Estas son algunas de las expresiones de los agentes catalanes consultados por El Confidencial tras la treta de Puigdemont para evitar su arresto ante los ojos de todo el mundo. La mayoría de ellos coinciden a la hora de identificar culpables en el máximo responsable uniformado del Cuerpo y en su jefe político. “Tiene que haber explicaciones de los detalles del plan o dimisiones”, dicen.
Sallent fue nombrado para dirigir a los Mossos d’Esquadra en junio de 2019 y su designación fue acogida con sorpresa y resignación por una cúpula de los Mossos integrada por leales a Trapero. Sallent se convirtió a los 47 años en el jefe de todos ellos el mismo día en el que ascendió a comisario, una progresión meteórica poco habitual que se saltó a mandos con más experiencia y conocimiento. Sallent era entonces el jefe de Información de los Mossos, un departamento clave en operaciones como la que enfrentaban este jueves.
El conseller de Interior que nombró a Sallent fue Miquel Buch, quien abandonó su puesto al año siguiente, sentenciado por el independentismo tras la respuesta policial a las protestas violentas contra la sentencia del procés. El día que Buch anunció el nombramiento de Sallent, apeló a “una nueva etapa que supere la fase de transición coyuntural que permita una nueva organización con nuevas visiones”.
Llamada a la "neutralidad política"
Buch fue diputado de Junts pel Catalunya y acostumbraba a acompañar ataviado con una bufanda amarilla –símbolo independentista– a los investigados del procés cuando eran citados a declarar ante la Justicia en Madrid. Este leal a Puigdemont acabó condenado a cuatro años y medio de cárcel por destinar dinero público para pagar a un mosso por hacer de escolta a Puigdemont. La ley de amnistía le ha salvado de entrar en prisión.
Para nombrar a Sallent hubo que cesar a Miquel Esquius, quien solo había estado once meses en el cargo. Al marcharse, firmó una carta de despedida en la que hacía una llamada a la “neutralidad política” sin ocultar la “sorpresa” que también a él le había producido la decisión. Fuentes conocedoras de aquel movimiento recuerdan que, para el nombramiento de Sallent, fue clave la intervención del que fuera ‘número dos’ de Buch, Brauli Duart, un viejo resorte del 'pujolismo' que volvió a los Mossos tras seis años al frente de la radio y la televisión pública catalana.
Las sospechas en torno a Sallent resurgieron en 2022, en el marco de un conflicto interno con el intendente Toni Rodríguez, al que había cesado como jefe de Investigación de los Mossos. Este mando denunció que Sallent le pidió una copia de las diligencias de investigación del caso que afectaba a Buch y la escolta de Puigdemont, según desveló El País.
La relación entre Sallent y el mayor Trapero no es buena. Sallent estuvo relegado en una comisaría sin peso específico como la de Relaciones Internacionales, Prevención y Mediación. Su nombramiento supuso un desafío para Trapero después de que el independentismo dejase de considerarlo uno de los suyos. Fue a partir de sus declaraciones como testigo en el Tribunal Supremo y como acusado por sedición en la Audiencia Nacional, donde se enfrentaba a 11 años de cárcel. Trapero aprovechó esas comparecencias para poner tierra de por medio con el desafío soberanista y desveló que llegó a diseñar un plan para arrestar a Puigdemont en 2017, días antes de la declaración unilateral de independencia.
Seis cambios de jefe desde el 1-0
Desde el referéndum del 1 de octubre, los Mossos d’Esquadra han cambiado de jefe en seis ocasiones. A José Luis Trapero, le sustituyó un hombre de consenso para pilotar el 155 como Ferrán López. Dimitió una vez acabado esa situación excepcional y tras unas elecciones que auparon al independentista Quim Torra. En el verano de 2018, asumió el cargo Miquel Esquius, pero duró menos de un año y el soberanismo eligió a Sallent. La absolución de Trapero alteró los planes y el Govern le restituyó en el puesto a finales de 2020, pero la presunta reconciliación apenas duró un año.
ERC se deshizo de Trapero y lo presentó como el inicio de la enésima nueva etapa en los Mossos d’Esquadra con una cúpula coral encabezada por el comisario Josep María Estela, pero con Sallent de nuevo como segundo. Las fuentes consultadas por este periódico creen que aquello tuvo la intención de dar de nuevo el poder a Sallent, pero en un segundo plano. El experimento tampoco acabó bien y Estela denunció las injerencias del que se suponía que era su segundo. La mala relación entre ambos terminó con Estela cesado y Sallent de nuevo al mando. El cargo político que aupó de nuevo a Sallent fue el actual conseller de Interior, Joan Ignasi Elena.
Elena es otro de los señalados en el jueves negro de los Mossos en los que la mala actuación de la policía autonómica propició la segunda fuga de Carles Puigdemont. Elena es un histórico del socialismo catalán en el que empezó a militar en la década de los ochenta. Fue alcalde durante seis años del municipio barcelonés de Vilanova i la Geltrú. En 2014 fue uno de los tres diputados autonómicos del PSC que rompieron la disciplina de partido para apoyar junto a la vieja CiU y ERC la transferencia a Cataluña de las competencias para convocar un referéndum.
Del PSC a defender el referéndum
Aquello le costó la salida del partido. Reapareció tres años después como coordinador de una plataforma impulsada por el Gobierno de Puigdemont llamada Pacto Nacional por el Referéndum. Esta iniciativa se presentó en 2017, solo unos meses antes del 1-O y estaba formada por decenas de entidades sociales, políticas y culturales, incluido el FC Barcelona. El desafío unilateralista calentaba motores y daba una imagen de transversalidad ante el Ejecutivo de Mariano Rajoy en Madrid.
En 2021, ya convertido en independentista tras sacudirse su pasado socialista, pasó a formar parte del Gobierno de Pere Aragonès en la cartera de Interior de la que dependen los Mossos. Este jueves, en uno de los peores días que se recuerdan de la policía autonómica catalana, Elena permaneció toda la jornada en el interior del Parlament siguiendo la sesión de investidura de Illa, pendiente de su teléfono móvil, pero sin abandonar el escaño. Apenas se movió para comer fuera del edificio y para visitar el despacho del presidente saliente Pere Aragonés.
Solo dos días antes de las últimas elecciones autonómicas en Cataluña y con una ERC a la deriva en las encuestas, Elena premió a Sallent con el título de mayor. Se trata del máximo rango que solo han ostentado dos jefes de Mossos en la historia. Uno de ellos ya está jubilado y el otro es su antagonista José Luis Trapero. Los sindicatos policiales recurrieron el nombramiento y un juzgado lo tiene paralizado cautelarmente ante las apariencias de irregularidad.
Elena saldrá del Gobierno catalán tras la investidura del socialista Salvador Illa. El líder del PSC prometió en campaña electoral que, si ganaba las elecciones, recuperaría a José Luis Trapero, pero esta vez no como jefe de los Mossos, sino como director general de la policía autonómica. Sería, por tanto, el jefe directo de Sallent, quien actualmente desempeña su cargo en funciones. Su continuidad ya era difícil, pero lo es más tras el fiasco de la segunda fuga de Puigdemont, en la que ha quedado señalado.
El operativo para detener a Carlos Puigdemont en su regreso a España siete años después de su fuga estaba en manos del comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Eduard Sallent, y de la Consellería de Interior de la Generalitat, que depende de Joan Ignasi Elena. El primero es un mando mimado por el independentismo y aupado a la dirección del Cuerpo para dejar atrás la era del mayor José Luis Trapero, que perdió el favor del soberanismo. El segundo es un político con pasado en el PSC que abrazó el soberanismo y ERC lo acogió en el Gobierno de Pere Aragonès. Son los dos principales señalados por el fiasco policial que ha permitido la segunda huida del expresidente catalán.
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