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Puigdemont vuelve para entregarse tras un último juego al gato y el ratón con los Mossos
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Puigdemont vuelve para entregarse tras un último juego al gato y el ratón con los Mossos

El 'expresident' huido ha decidido volver y forzar su detención ante la investidura de Salvador Illa. Una decisión personal, en lugar de esperar a tener las garantías de la amnistía o ejercer la opción de votar a distancia

Foto: Mosso d'Esquadra en la puerta del Parlament. (Europa Press/David Zorrakino)
Mosso d'Esquadra en la puerta del Parlament. (Europa Press/David Zorrakino)
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Carles Puigdemont no será detenido por sorpresa. Técnicamente se entrega, aunque no ha negociado las condiciones para ello, lo que ha tensionado al cuerpo de los Mossos, bajo el mando del conseller de ERC Joan Ignasi Elena. Podría haberse quedado en Bélgica a la espera de la resolución de su caso bajo la ley de amnistía. También podría haber votado a distancia, porque el Parlament cambió el reglamento para ello. Y además carece de una mayoría para ser president, algo con lo que sí cuenta el líder del PSC, Salvador Illa. Pero el expresident asegura que ha optado por volver y eso le obliga a jugar al gato y el ratón por última vez con los agentes que quieren capturarlo antes de que entre en la sede del poder legislativo catalán.

Puigdemont pretende escoger dónde lo detienen. La opción más lógica sería la concentración convocada por Òmnium para darle la bienvenida en el Arco de Triunfo de Barcelona, a 900 metros del Parlament. Un recorrido que Puigdemont podría recorrer a pie protegido por sus fieles tras dirigirse a los congregados a las nueve de la mañana, como parte de los parlamentos previstos. Es el regreso con el que el lunes había especulado el entorno de Waterloo con la manifestación de los CDR, en la estación de Francia, que luego fue cancelada.

Diversos signos apuntarían, sin embargo, a que Puigdemont intentará otra situación. Llegar hasta el Parlament en un último intento de humillar al Estado y, de paso, a los Mossos d’Esquadra dirigidos por ERC: presentarse en la Cámara y utilizar su discurso y su presencia en el pleno de investidura para eclipsar mediáticamente la designación de Salvador Illa como nuevo president.

Entre estos signos están que el grupo parlamentario de Junts ya tiene listo el discurso de Carles Puigdemont para replicar el que haga Salvador Illa, según adelantan fuentes del grupo parlamentario. Un discurso en el que se justifica su regreso y el expresident se mostraría muy duro tanto con el PSC como con ERC. Otro síntoma que alimenta esta teoría es que la antigua jefa de prensa de Puigdemont, Míriam Santamaría, mantuvo un largo encuentro en el Parlament este miércoles, antes de comer, con el presidente de la Cámara, Josep Rull, según han confirmado fuentes parlamentarias.

Los servicios jurídicos del Parlament mantienen que Puigdemont no puede ser detenido dentro del edificio con el pleno de investidura convocado. Y que los Mossos deberían esperar al final de la sesión para arrestarle, sin esposarle y sin usar un exceso fuerza, explican fuentes policiales.

Por eso el Cuerpo se ha centrado en que Carles Puigdemont no pueda entrar. El Parque de la Ciutadella, que alberga la sede del Parlament, se cerrará e incluso se limitará el acceso al Zoo. Sólo se habilitará una puerta, la más cercana a la Estación de Francia. Allí establecerán un control de acceso para que únicamente parlamentarios y periodistas puedan acceder al complejo. Será la primera barrera que tenga que sortear Puigdemont si quiere entrar en la Cámara catalana.

ERC, indignada

ERC está indignada por el modo en que Junts está planteando el retorno. Si Puigdemont aspiraba a unir al independentismo con su vuelta e ingreso en prisión, nada más lejos de la realidad. Fuentes de los republicanos reconocen que asumen que el luto por la detención será breve. La previsión tras los contactos de ERC, Junts y los comunes es que este jueves se suspenda el pleno a causa si es detenido antes de que entre el Parlament. Y que el viernes la Diputación Permanente vuelva a convocar la sesión para que el sábado se celebre de nuevo y entonces investir a Salvador Illa como president.

En la práctica, Puigdemont mantiene vivas dos opciones: dinamitar el pleno dejándose detener en Arco de Triunfo, tras haberse dirigido a sus seguidores; o participar en el debate eclipsando con su detención posterior el impacto mediático de la designación del primer president de la Generalitat no independentista en 14 años. Si puede mantener su juego al escondite con los Mossos, podrá conservar ambas alternativas. En caso contrario, la policía autonómica decidirá por él.

Igual que Carles Puigdemont ha optado por volver, Lluís Puig ha escogido quedarse lejos

Que la decisión de volver es en clave política personal lo prueba otro factor. Lluís Puig, el exconseller de Cultura también huido en Bélgica y diputado autonómico por Junts como Puigdemont, no piensa volver, según explican voces del entorno de Waterloo. Votará a distancia, como ahora le permite el nuevo reglamento del Parlament.

Todos con Puigdemont

En teoría, todos están con Puigdemont. La convocatoria de Òmnium contará con representación de Junts, pero también de los CDR, la ANC y el Consell de la República. También la CUP y ERC se sumarán al evento. Pero más allá del gesto, no hay unidad política. Y tampoco se espera una gran movilización un 8 de agosto a las 8 de la mañana, con buena parte de las bases de Junts de vacaciones y fuera de la capital catalana.

Pero eso ya es igual. Se trata del impacto emocional que puede generar la detención en una clase política que ya está saturada y una parte de la sociedad catalana, la independentista, que da claros signos de agotamiento. Puigdemont espera que las consecuencias de su detención bloqueen la investidura. O al menos que se reactive la movilización soberanista, ahora en crisis. Pero en el momento actual no parece que ERC vaya a amilanarse. Y mientras siga la división, continuará el desánimo.

Carles Puigdemont no será detenido por sorpresa. Técnicamente se entrega, aunque no ha negociado las condiciones para ello, lo que ha tensionado al cuerpo de los Mossos, bajo el mando del conseller de ERC Joan Ignasi Elena. Podría haberse quedado en Bélgica a la espera de la resolución de su caso bajo la ley de amnistía. También podría haber votado a distancia, porque el Parlament cambió el reglamento para ello. Y además carece de una mayoría para ser president, algo con lo que sí cuenta el líder del PSC, Salvador Illa. Pero el expresident asegura que ha optado por volver y eso le obliga a jugar al gato y el ratón por última vez con los agentes que quieren capturarlo antes de que entre en la sede del poder legislativo catalán.

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