La nueva presidenta del Parlament, Anna Erra, se estrena en el cargo con saludo a Puigdemont

La ex alcaldesa de Vic, Anna Erra, fue nombrada hoy presidenta del Parlament. Se zanja así más de diez meses de interioridad desde que Laura Borràs tuvo que dejar la presidencia por la apertura de juicio oral acusada de falsedad y prevaricación por haber troceado contratos del Instituto de les Llotres Catalanes, delitos por los que al final fue condenada. En su primer discurso Anna Erra, lo primero que hizo fue saludar a Carles Puigdemont, "que me consta que está siguiendo este pleno de manera telemática". La nueva presidenta del Parlament no engañó a nadie.

No fue la única referencia al entorno de Waterloo en su discurso. "Hay que normalizar el país democráticamente. No es justo que haya dirigentes políticos que no puedan volver a su casa para evitar que sus derechos políticos sean vulnerados. No es normal que Lluís Puig ejerza su cargo sin saber si su voto será contabilizado o no", lamentó la nueva presidenta.

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Su primera intervención como presidenta planteó un entorno al discurso octubrista más propio de 2018. "Hay que dejar atrás la judicialización. Se ha de poder hacer política sin tener encima la amenaza de la inhabilitación. Es fundamental poder hacer política para resolver este conflicto sobre la base del derecho de autodeterminación, como los fue el 1 de octubre Y eso se ha de hacer desde el Parlament", aseguró la nueva presidenta nada más ser escogida, pidiendo, como suele el independentismo, una democracia al margen de las leyes.

"Nuestro Parlament hace mucho que no vive en una plena normalidad democrática. Estas institución ha estado objeto de ataques ilegítimos e injerencias inaceptables un contextos muy difícil, con consecuencias personales muy graves. En este sentido quiero rendir homenaje a la presidenta Carme Forcadell que ha sufrido prisión por defender la independencia de esta cámara", insistió Anna Erra.

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Ana Erra obtuvo 64 votos en segunda votación. Como le recordó el diputado de Cs, Carlos Carrizosa, "este no ha sido un discurso de cortesía". Así Erra negó que España fuese una democracia con afirmaciones como "en una democracia plena este Parlament no hubiera sufrido las interferencias democráticas que esta cámara ha soportado, la última la retirada del escaño de mi predecesora Laura Borràs. Hay que invitar a todos los grupos parlamentarios a revertir aquellas normas que van en contra de los Derechos Humanos –en alusión al Reglamento del Parlament–.

La abstención de la CUP

La presidenta del Parlament es la segunda autoridad de Cataluña. La elección de Anna Erra ha sido posible porque la CUP ha votado en blanco, facilitando la mayoría absoluta y el pacto tácito de JxCAT y ERC de retener la presidencia de la Cámara catalana en manos del independentismo. JxCAT lee la jugada como una victoria política mientras que para ERC es la primera piedra del Frente Democrático que quiere impulsar Pere Aragonès para frenar un futuro gobierno del PP y Vox en España.

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Anna Erra no es una moderada, por mucho que pueda ser cercana al entorno del secretario general de JxCAT Jordi Turull. Llega con una condena en firme de los tribunales por violar los derechos políticos de Cs. Su victoria sólo refleja el inmovilismo en la formación independentista, poco más. Ni Pere Aragonès conseguirá que avance más su supuesto Frente Democrático –en muchos ayuntamientos JxCAT está pactando con el PSC para dejar al margen a ERC– ni los de Puigdemont conseguirán más de lo que ya obtuvieron con el primer pacto que cerraron con ERC.

Borràs espectadora

Laura Borràs acudió como invitada a ver su propia sustitución. Hace unos días la avaló ella misma la Ejecutiva de JxCAT, aunque siempre había mantenido que hacer eso era hacerle el juego a la representación española. Al final su partido se abonó al pragmatismo. El Parlament no desobedece, el Parlament, y sus diputados, acaban acatando lo dictado por la Junta Electoral Central.

Pocas horas antes había estado en TVE donde afirmó que su retirada implicaba una "ruptura con los electores", además de volver a criticar el reglamento del Parlament por vulnerar el principio de la presunción de inocencia.