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El rompecabezas de la alcaldía de Barcelona: un tripartito imposible y Trias como favorito
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Negociación complicada

El rompecabezas de la alcaldía de Barcelona: un tripartito imposible y Trias como favorito

Los partidos no quieren comprometerse a formalizar acuerdos con rivales ideológicos en la capital catalana, porque eso les puede pasar factura en las elecciones generales. El candidato de Junts, el más votado, parte con ventaja

Foto: El ganador de las elecciones municipales en Barcelona, Xavier Trias. (EFE/Alejandro García)
El ganador de las elecciones municipales en Barcelona, Xavier Trias. (EFE/Alejandro García)

Las negociaciones para formar el Gobierno municipal en el Ayuntamiento de Barcelona se han convertido en un encaje de bolillos con demasiados intereses políticos como para dar algún fruto. El tacticismo de los partidos y las tensas relaciones entre algunos de los aspirantes a alcalde hacen de los pactos una misión imposible, por lo que la capital catalana está condenada a ser regida por el cabeza de lista de la candidatura más votada. Es decir, por Xavier Trias.

Fuentes cercanas a las negociaciones reconocen que “es una de las negociaciones más perversas que ha habido hasta ahora". "Mucho más que las de 2019, porque en esta ocasión hay miedo a pactar”. Ese miedo se debe a la proximidad de las elecciones generales, en julio. “¿Quién es el valiente que se atreve a pactar con los enemigos a un mes y medio de las generales? ¿Quién se expone a que lo acribillen sus rivales por los pactos municipales?”, apunta una fuente. De ahí que ni a unos ni a otros les interese, en este momento, alcanzar acuerdos con los rivales ideológicos.

Esta semana hubo intensos contactos entre los principales partidos, tanteando posibles pactos o acuerdos, pero todos comprobaron que no será posible materializar un pacto en estos momentos. Una de las razones esgrimidas es que, a un mes y medio de las generales, nadie quiere arriesgarse a establecer pactos que en otras circunstancias se materializarían sin problema.

Foto: Jaume Collboni durante el seguimiento de la jornada electoral en la sede del PSC. (Europa Press/Kike Rincón)
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En Barcelona, hay dos pactos posibles. O bien un tripartito de izquierdas o bien una sociovergencia entre las fuerzas soberanistas. Fuera de esas dos opciones no hay posibilidad de llegar a acuerdos, porque las matemáticas no lo permiten. Para el primero, tendrían que sumar Jaume Collboni (PSC), con 10 concejales, Ada Colau (comunes), con nueve, y Ernest Maragall (ERC), con cinco. Suman 24 representantes, suficientes para dominar un consistorio con 41 ediles.

Presión de los comunes

El mayor condicionante para esta ecuación es la reticencia de Maragall a hacer alcalde a su antiguo compañero de partido, Jaume Collboni, puesto que el republicano militaba antes en el PSC. Además, el propio presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, ya dejó claro el pasado lunes que ERC habría de pactar con una lista independentista en el consistorio barcelonés. De ese modo, los republicanos quieren conjurar una posible campaña del resto del independentismo acusándolos de “vender Cataluña”. Los comunes han presionado desde la misma noche de las elecciones a los republicanos con el eslogan de que “Barcelona es progresista, porque las izquierdas sumamos 24 concejales”. Pero a la ERC de Junqueras esa letanía no le convence.

También se ha dejado caer la posibilidad de que fuese Ada Colau de nuevo la candidata (con ello, se solventaría la animadversión de Maragall con Collboni) para crear ese frente, y así lo explicitó incluso el republicano Joan Tardà, pero eso es solo el sueño de un puñado de comunes y de un verso libre de ERC. Collboni no aceptaría nunca que Colau, con un concejal menos, fuese alcaldesa apoyada por el PSC, aunque los comunes, que están a un centenar de votos de arrebatar un concejal a los socialistas, esperan a que haya la confirmación oficial de resultados para postular de nuevo, o no, la candidatura de su lideresa.

placeholder La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE/Andreu Dalmau)
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE/Andreu Dalmau)

El PSC, no obstante, tiene en cartera una baza importante: la negociación en varios ayuntamientos, que podría beneficiar a ERC, e incluso negociar en un mismo paquete el poder en las diputaciones provinciales. A los socialistas no les preocupa la Diputación de Barcelona, donde tienen 17 de un total de 51 representantes. De hecho, ERC es la tercera fuerza, con 11 diputados, y Junts la segunda, con otros 12. Los socialistas estarían dispuestos a hacer presidente a un representante de ERC a cambio de la alcaldía de Barcelona, pero el canje no funcionó. Pero a ERC sí le preocupa la de Girona, donde JxCAT tiene 10 diputados y ERC, ocho, mientras que el PSC tiene cinco; la de Lleida, donde ganó JxCAT con 10 diputados, frente a ocho de Esquerra y cuatro de PSC; y la de Tarragona, donde los republicanos ganaron con nueve, mientras que PSC y Junts empataron a ocho, por lo que ERC debe contar con uno de ellos para tener la presidencia.

“¿Podrían ERC y PSC pactar, por ejemplo, en Tarragona, Girona, Lleida o Barcelona para que los republicanos se asegurasen algunas diputaciones? Es difícil, muy difícil. JxCAT sabe que ERC ha de tener, al menos, dos diputaciones en sus manos, porque, de lo contrario, los republicanos tendrán un grave problema económico. Y están dispuestos a repartirse las diputaciones entre ellos. Los independentistas jugarán esa baza para establecer acuerdos mutuos, que luego pueden vender en las generales y en las autonómicas como el voto catalán auténtico. Y eso incluye el boicot a la candidatura socialista al Ayuntamiento de Barcelona”, explican las fuentes.

Foto: El presidente de la Generaliat, Pere Aragonès. (EFE/Marta Pérez)

Fuentes cercanas al PSC explican a este diario que “en Barcelona, muy posiblemente, ERC no apoyará al PSC porque necesita un pacto más amplio con Junts, con quien debe pactar en las otras diputaciones provinciales. No extrañaría, además, que ERC comenzase ahora una estrategia de radicalización para intentar recuperar terreno en el espectro independentista, por lo que descartamos un nuevo tripartido de izquierdas en Barcelona”.

La sociovergencia que no llega

Dinamitada la opción del tripartito de izquierdas, la otra alternativa para un pacto en Barcelona es una sociovergencia, pero en este caso el reticente es el socialista Collboni, que programó una reunión secreta con Xavier Trias para este jueves, alejados de los focos mediáticos. El líder municipal del PSC ya ha dicho que se postula para alcaldable y presentará su candidatura. Su condicionante es que si se llega a una sociovergencia, el alcalde será Xavier Trias, ganador de los comicios, que tiene 11 concejales. No existe, además, la posibilidad de dividir la candidatura en dos partes, con un alcalde en cada una. Por si fuera poco, la composición del pleno hace imprescindible un tripartito para que Trias no salga elegido. Si Collboni quiere obtener el bastón de mando, solo lo puede lograr con los votos de ERC. Y si los republicanos no dan sus votos al socialista, automáticamente será proclamado el candidato de la lista más votada, que es la de JxCAT.

Todo parece encaminado a que Trias sea, pues, el próximo alcalde de Barcelona ante la circunstancia de que no hay una mayoría suficiente para formar una candidatura de oposición. “Se dejará que el ganador sea elegido alcalde, pero dentro de un año o de dos ya hablaremos”, señala a El Confidencial una fuente de los rivales de Trias. Este aserto esconde la intención de negociar una candidatura alternativa y presentar una moción en medio de la legislatura.

Foto: El alcaldable por Barcelona Xavier Trias. (Europa Press/David Zorrakino).

Esa moción, no obstante, no llegaría antes de la primavera de 2025, pero dependiendo, aun así, de las circunstancias políticas del momento. ¿Por qué? Una fuente de los posconvergentes subraya: “El miedo de ERC a que comience una campaña contra ella por haberse vendido a los partidos del 155 es evidente. Es el partido que peor lo tiene. Pere Aragonès, seguramente, no tendrá presupuestos en 2024, pero los prorrogará y convocará elecciones en otoño del año que viene, adelantándolas unos meses. A partir de entonces, se abre otro periodo político”.

Este calendario es también compartido por los socialistas, que prevén que, tras las elecciones autonómicas, que en todo caso se celebrarán antes de que comience la primavera de 2025, la política dará un giro. En ese momento, sin citas electorales a corto plazo, se materializarán muchos pactos que ahora por tacticismo político no se pueden llevar a cabo. Todos los partidos tendrán las manos libres en ese momento para saldar cuentas y llegar a los acuerdos que consideren oportunos.

Las negociaciones para formar el Gobierno municipal en el Ayuntamiento de Barcelona se han convertido en un encaje de bolillos con demasiados intereses políticos como para dar algún fruto. El tacticismo de los partidos y las tensas relaciones entre algunos de los aspirantes a alcalde hacen de los pactos una misión imposible, por lo que la capital catalana está condenada a ser regida por el cabeza de lista de la candidatura más votada. Es decir, por Xavier Trias.

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