El independentismo radical aboga por abstenerse el 28-M y preocupa a Puigdemont

Hay un independentismo radical que no irá a votar estas municipales. Es un independentismo que está haciendo una defensa activa de la abstención para castigar a todos los partidos que han traicionado el espíritu del 1 de octubre, y esto incluye a JxCAT, ERC y la CUP, las tres fuerzas que apoyaron la declaración unilateral de independencia en 2017. En esa línea está, por ejemplo, la eurodiputada y exconsellera de Ensenyament Clara Ponsatí. O el exvicepresidente del Parlament Josep Costa. El fenómeno ha llegado a tal nivel, que hasta el expresident Carles Puigdemont ha expresado preocupación por el tema.

El 6 de mayo comenzó la campaña de las municipales en Barcelona. JxCAT hizo un acto en Poblenou en el que Puigdemont participó por vídeo, como es habitual. Pero su mensaje no lo fue. "Nuestro voto no se tira, va a parar a una cesta que sigue llena, aunque algunos trabajen para vaciarla", afirmó antes de opinar que "todos los votos de esta cesta se analizarán de forma diferente a los de las otras fuerzas". "Hagamos posible, para que esta voz se sienta fuerte, que esa cesta que quieren tan vacía esté llena", añadió el expresidente de la Generalitat.

El votante que es llamado a la abstención es el mismo que es interpelado por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) para una lista unitaria que fuerce a los partidos a sumarse al unilateralismo. La entidad que ha sido la más beligerante en este sentido es el Centre Català de Negocis (CCN). En un reciente comunicado, la junta de la entidad que diseñó el asalto independentista a la Cámara de Comercio de Barcelona insta a sus socios, seguidores y simpatizantes "a votar con la papeleta del 1-O de 2017 en las elecciones municipales de este año, al menos, donde no concurran opciones políticas independentistas alternativas a los partidos del proceso soberanista, e insta al resto de partidos y entidades independentistas a adherirse a esta campaña". La papeleta se puede bajar en formato PDF desde la propia web del CCN. Técnicamente, es voto nulo, no abstención, pero el objetivo es muy similar: castigar a las formaciones independentistas por no haber llegado hasta el final.

Este fenómeno se da ahora en las municipales. El independentismo nunca abogaría por la abstención en unas elecciones autonómicas, por el riesgo de que el españolismo se hiciera con la Generalitat. Pero con los ayuntamientos es otra cosa. La mayoría de las ciudades de más de 100.000 habitantes en Cataluña, a excepción de Girona, son claramente contrarias al movimiento nacionalista. Por tanto, el poder local no es muy respetado.

Pérdida de votos

Además, la pérdida de votos ya se ha producido. En las últimas elecciones al Parlament de Cataluña, el soberanismo puso el acento en el 52% del electorado independentista, que sumó 1.459.084 sufragios. Este resultado se tradujo en 74 escaños independentistas, más que nunca. Fue lo que se conoció como “la mayoría del 52%”. Pero este resultado ocultaba una verdad amarga: el movimiento perdió 620.256 votos en comparación con los comicios anteriores, cuando había obtenido 2.079.340. Y, más aún, también recogió 507.424 apoyos menos que en las elecciones plebiscitarias, cuando 1.966.508 personas votaron Junts pel Sí o la CUP. Ese voto no fue a otros partidos. Más de medio millón de independentistas se quedaron en casa.

Esta desmovilización también es pareja a la que vive el constitucionalismo, pero en el lado del independentismo se vive como un drama añadido a la derrota de 2017. En las elecciones de 2021 hubo la abstención más alta de la historia en unos comicios al Parlament. Se abstuvieron 2.739.222 personas (un 48,71%), a las que se pueden añadir los 41.430 votos nulos (1,44%) y los 24.087 blancos (0,83%). Casi la mitad del censo no votó a ninguno de los partidos que se presentaban. Pero es abstención, no se puede saber qué parte de la misma es independentismo cabreado y qué parte vuelve a ser el constitucionalismo pasivo, que tradicionalmente se ha quedado en casa, y más en las autonómicas, que no siente como suyas.

No solo Puigdemont está preocupado, Ernest Maragall también ha expresado sus reservas

Puigdemont no es el único preocupado. El candidato de ERC, Ernest Maragall, alertaba en una entrevista en VilaWeb que "la abstención siempre nos preocupa": "Por eso hablaba de recuperar un mayor grado de confianza en la acción política que yo quisiera representar. Yo digo a los abstencionistas que promueve la señora Ponsatí que la política vale la pena".

Diferencias sutiles

La abstención, tal como la plantea Ponsatí, puede beneficiar al constitucionalismo si este acaba ganando representación. En cambio, el voto nulo del Centre Català de Negocis es neutro, no tiene efecto en el reparto de escaños. Por su parte, el voto en blanco favorece a los partidos grandes, pero encarece la representación de los pequeños, porque al contabilizarse cuesta más tener el 5% de sufragios necesarios que se precisa para entrar en los plenos municipales. PP, la CUP y Vox serían a quienes más dañaría esta iniciativa.