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Ada Colau, entre el plebiscito a su persona y el voto oculto de la Barcelona más pudiente
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Las municipales más disputadas

Ada Colau, entre el plebiscito a su persona y el voto oculto de la Barcelona más pudiente

La alcaldesa ha planteado estas elecciones como una consulta a los barceloneses sobre su figura. Su rival, Xavier Trias, ha comprado ese marco mental y eso marca la campaña

Foto: Ada Colau, con su mano derecha Janet Sanz. (EFE/Alejandro García)
Ada Colau, con su mano derecha Janet Sanz. (EFE/Alejandro García)

Ada Colau ha llevado las elecciones municipales al territorio que le conviene: un plebiscito sobre su persona. Sabe que genera rechazo, pero también que si mantiene a sus incondicionales puede repetir mandato. La gracia es que en medio de lo que los partidarios de Colau denominan "la coalición del cabreo" hay también un cierto voto oculto a Barcelona en Comú: rentas altas, ilustradas, con cierto izquierdismo de salón, dueños de activos inmobiliarios en propiedad que han subido de precio gracias a las políticas de los Comunes y que pueden comprarse sin problema un coche eléctrico para circular por la ciudad.

Colau se crece en las campañas. Y que el CIS de Tezanos le diese como ganadora refuerza la idea de que la alcaldesa, lejos de estar muerta políticamente, puede dar la batalla siempre que esta se plantee como un referéndum sobre su figura.

Foto: Ada Colau junto a Jaume Collboni y Ernest Maragall. (EFE/Alejandro García)

El CIS muestra buena parte de la polarización que vive la capital catalana después ocho años de mandato de Colau. Un 55% de los encuestados asegura que la situación de la ciudad es ahora peor o mucho peor que en 2019. Apenas un 30,1% responden que el escenario es mejor que cuando arrancó la legislatura. Los únicos votantes que valoran que Barcelona está mejor son los de los Comunes, un 67%.

Por otra parte, un 54,8% de los encuestados afirman que la gestión de alcaldesa ha sido mala o muy mala. De nuevo, los votantes de los Comunes discrepan de esa opinión de forma radical y consideran que la obra de gobierno de Barcelona en Comú ha sido buena o muy buena, que así lo defienden un 78,8%. De nuevo, la idea de Colau sí o Colau no. La mayor muestra de este marco mental para los comicios locales es la campaña de Xavier Trias, basada en la idea de que su candidatura está centrada en "echar a Colau" y que si no lo consigue se irá a casa. La simplicidad de la idea mata. Pero es el todo o nada de un plebiscito.

Al hacer pivotar la campaña sobre su persona, eso le da ventaja. En un país donde muchos ciudadanos no saben quién es su alcalde, Colau es una estrella. O el objetivo a derribar. Pero no una desconocida. La mitad del trabajo está hecho.

Foto: Vermut de los candidatos a la alcaldía de Barcelona en el Mercat de la Boquería. (EFE/Quique García)

Luego queda entrar en campaña, pero aquí el relato de ciudad de Colau está más trabajado que el del resto de sus rivales: la guerra del coche, la apuesta por peatonalizar buena parte de la ciudad, el transporte público y por limitar los turistas y, consecuentemente, vetar la ampliación del aeropuerto de El Prat. Puede que la ciudad por la que apuesta Colau no guste a buena parte de los ciudadanos, pero nadie tiene dudas de cuál es su modelo urbano.

El voto oculto

Pero también hay señales demoscópicas de que hay un voto oculto a Colau en los barrios ricos. Los Poblenou y el Eixample, donde la gente se ha acostumbrado a vivir con las superillas y las nuevas zonas peatonales. Mientras, pierde apoyos en los barrios populares en los que se forjó su liderazgo, como el Raval y la Barceloneta.

De forma sorprendente, las clases altas valoran mejor a la alcaldesa que las bajas

En el último barómetro de Barcelona, del pasado diciembre 2022 y que publica el Ayuntamiento, ofrece un dato interesante. Hay un 22% de barceloneses con nivel socioeconómico alto que cree que Barcelona ha mejorado en el último año. Es la cifra más positiva que logra Colau en una encuesta en la que sale muy mal parada, ya que arroja la cifra de un 66% de vecinos que consideran la ciudad cada año está peor que el anterior. En cambio, solo un 16% de las clases más desfavorecidas opina que la capital catalana ha ido a más. Algo desafina en la canción de Colau como líder de los descamisados. La clave de su éxito se presenta algo más compleja y es otra baza que tiene para repetir como alcaldesa.

Colau, en su salsa

Ada Colau se encuentra en su salsa. El arranque de campaña marcado por la intervención de la movilización de ultraderecha que ha encabezado Desokupa en la Bonanova juega a su favor, aunque ciertamente pone el foco en un tema que la alcaldesa preferiría no tocar: sus vínculos con movimientos de okupación. Es muy posible que esta movilización busque perjudicarla, pero también que Colau ha dado muestras en el pasado de ser capaz de darle la vuelta a estas situaciones.

Ada Colau ha llevado las elecciones municipales al territorio que le conviene: un plebiscito sobre su persona. Sabe que genera rechazo, pero también que si mantiene a sus incondicionales puede repetir mandato. La gracia es que en medio de lo que los partidarios de Colau denominan "la coalición del cabreo" hay también un cierto voto oculto a Barcelona en Comú: rentas altas, ilustradas, con cierto izquierdismo de salón, dueños de activos inmobiliarios en propiedad que han subido de precio gracias a las políticas de los Comunes y que pueden comprarse sin problema un coche eléctrico para circular por la ciudad.

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