Renfe entra en la campaña catalana en el peor momento para la ministra Raquel Sánchez
Renfe ha sufrido uno de los fallos más graves en la red de los últimos años. Hay más de 100.000 pasajeros afectados que no recuperarán la normalidad hasta junio, lo que salpica a la ministra catalana de Transportes
Renfe ha entrado en campaña en el peor momento para la ministra catalana de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez. Si alguien pensaba que podría jugar algún rol en campaña, como la alcaldesa de L’Hospitalet, Núria Marín, por el soterramiento de vías en su ciudad, será mejor que se lo piense. Porque Cercanías ha vuelto a fallar, y esta vez afecta a toda la R-2, la línea que une San Vicenç de Calders y Massanet-Massanas, pasando por Barcelona, que da servicio a 133.000 usuarios al día y que ahora ha quedado reducida a la mitad de su capacidad, al haberse quemado el sistema de señalización electrónica en la estación de Gavà. La reparación es lenta y la avería no estará solventada hasta junio, con las municipales ya celebradas. Malas noticias para el PSC.
La señal de alarma se encendió esta semana en la sesión de control al Govern del Parlament. Cuando Salvador Illa reprochó a Pere Aragonès el descontrol en la organización de las oposiciones a la Generalitat, el presidente catalán le replicó con la avería de la R-2. Una especie de y tú más, pero en otra colina. Al día siguiente, no ayudó la propia ministra, que se refirió al caso como "polémica generada artificiosamente". Los miles de usuarios que, por ejemplo, han de ir de Sitges hasta Barcelona y que no pueden hacerlo deben utilizar ahora autobuses alternativos u otra fórmula, trasladándose, por ejemplo, a Vilanova. El problema es real y no tiene nada de artificioso.
La Generalitat y Renfe se han enzarzado en diversas polémicas a raíz de la avería, entre ellas, el rayo al que se atribuye el incendio y que, según el servicio de meteorología de la Administración catalana, no existió. Adif ha descartado un sabotaje, así que no hay acuerdo sobre la causa originaria del problema. Hasta que se resuelva, los trenes han de circular por el sistema de bloqueo telefónico, lo que reduce a la mitad las frecuencias de convoyes posibles. Cada tren lleva unas 300 personas. Y en un autobús caben unas 50. El problema logístico es de primera división, más si se tiene en cuenta que la R-2 es una de las líneas con más tráfico de la red de Cercanías.
Rodalies, la empresa que da el servicio, es pública y de la Generalitat, pero Renfe es el agente operador. ERC ha visto la brecha y se ha lanzado a la yugular, con una campaña local diseñada para laminar poder al PSC en el área metropolitana, justo donde viven muchos de los afectados por la avería. Así, el grupo parlamentario de ERC pidió este miércoles en el pleno del Parlament la comparecencia de los responsables de Renfe y Adif y del secretario general de Infraestructuras para explicar la avería. "Cercanías tiene incidencias graves ocho de cada 10 días", lamentó en el hemiciclo el conseller de Territori, Juli Fernàndez.
El PSC, afectado de pleno
Además, el PSC está afectado de pleno. No solo porque la ministra sea un insigne cargo socialista de Cataluña. También lo es Xavier Flores, secretario general de Infraestructuras. Por eso se pide su comparecencia. Para desgastar a los socialistas. Ernest Maragall conoce el PSC como nadie, aunque ahora sea cabeza de lista de los republicanos. Y en un acto electoral, este viernes, calificó a Jaume Collboni de "delegado del caos". Y le ha exigido que pida disculpas por la situación que se ha creado en la R-2.
Ernest Maragall ha acusado a Jaume Collboni de ser el "delegado del caos"
Mientras Cercanías se convierte en un arma arrojadiza en la campaña de las municipales, nadie habla de lo que puede ayudar al ciudadano. ¿Existía un plan de contingencia para una infraestructura crítica como esta? La respuesta es no. No existe nunca en caso de movilidad, sino que se prepara en función de la calidad y característica de la incidencia. Así se hace siempre. Se prepara en 24 horas en función del alcance de la incidencia y se comunica a la Generalitat y a la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM), donde el Govern tiene el 50% de representación. El plan presentado por Renfe fue dado por bueno. Si bien, el miércoles, la Generalitat pidió un refuerzo de los autobuses con que se ha intentado paliar el desastre.
En todo caso, el plan de contingencia de Renfe no ha sido puesto en cuestión por la Generalitat ni por los partidos que están utilizando el problema como argumento electoral. Por lo tanto, no se está hablando de la manera de solucionar los problemas de los ciudadanos, sino de llevar el debate de los problemas de los cercanías, que no son monopolio de Cataluña —ahí están los trenes del norte de España o los de Extremadura— al debate político habitual: España nos roba, con la independencia nos iría mejor. Una manera de mirar atrás, cuando el independentismo todavía no había echado el pulso definitivo de 2017 y se estrelló contra la fuerza del Estado español y con la realidad de que más de la mitad de los catalanes no apoyaba el proyecto de secesión unilateral.
Renfe ha entrado en campaña en el peor momento para la ministra catalana de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez. Si alguien pensaba que podría jugar algún rol en campaña, como la alcaldesa de L’Hospitalet, Núria Marín, por el soterramiento de vías en su ciudad, será mejor que se lo piense. Porque Cercanías ha vuelto a fallar, y esta vez afecta a toda la R-2, la línea que une San Vicenç de Calders y Massanet-Massanas, pasando por Barcelona, que da servicio a 133.000 usuarios al día y que ahora ha quedado reducida a la mitad de su capacidad, al haberse quemado el sistema de señalización electrónica en la estación de Gavà. La reparación es lenta y la avería no estará solventada hasta junio, con las municipales ya celebradas. Malas noticias para el PSC.
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