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Una jubilación, una muerte y un traspaso de local: la guerra familiar que sacude La Boquería
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CONMOCIÓN EN BARCELONA

Una jubilación, una muerte y un traspaso de local: la guerra familiar que sacude La Boquería

La retirada de Juan Bayén y su decisión de vender uno de los establecimientos más icónicos del mercado, el Pinotxo Bar, desata un enfrentamiento con sus familiares por el legado del local

Foto: Juanito, tras la barra del mítico Pinotxo, en una imagen fechada en abril de 2022. (EFE/Quique García)
Juanito, tras la barra del mítico Pinotxo, en una imagen fechada en abril de 2022. (EFE/Quique García)

El pasado jueves, a la hora de comer, un coche fúnebre paró a las puertas del Mercado de la Boquería de Barcelona. Vecinos, clientes, políticos y tenderos despidieron a Juan Bayén, el carismático camarero del Pinotxo Bar, en el lugar en el que trabajó desde los 14 a los 89 años. Empezó ayudando a su madre en la parada 465 del mercado siendo un adolescente y se acabó convirtiendo en una leyenda, pero su jubilación a finales de 2022 y su muerte ha quedado empañada por la guerra familiar desatada por el traspaso del local que le hizo famoso. Recursos judiciales y un comunicado que asegura que el camarero "se quejaba amargamente del maltrato que recibía por parte de los familiares" que trabajaban con él son los dos últimos capítulos.

A finales de 2022, Bayén dio un paso atrás alegando motivos de salud. Todo apuntaba a que sería su sobrino, Jordi Asín Bayén, el encargado de seguir su legado. Las seis paradas que ocupaba el bar —a la primera que compró su madre luego vinieron otras gracias al éxito del establecimiento— estaban a nombre de Juanito, pero él mismo había constituido con su sobrino una sociedad para su gestión. Cada uno poseía un 50%. Un par de meses después, en febrero, decidió traspasar el Pinotxo. La empresa Restaurante Egipcio S.L.U., propietaria del Bar Central, también en la Boquería, se hizo con el local. Fue una operación "millonaria", de la que todavía no ha trascendido la cifra, pero que puso en evidencia las desavenencias entre tío y sobrino. La familia no recibió nada.

Asín recurrió a la justicia y un burofax echó por tierra las pretensiones de los nuevos propietarios. El Juzgado Mercantil número 9 de Barcelona les impedía el uso del nombre Pinotxo Bar a tres días de la reapertura, no obstante una imagen de Juanito decora el local, mientras el sobrino busca un nuevo puesto en la Boquería para seguir, asegura, con el negocio que en su día puso en marcha su abuela. Su batalla ahora es demostrar que Bayén no era el propietario único de las seis paradas.

Un comunicado incendiario

El último quiebro llegó el pasado martes. Horas después de que trascendiese que Juanito había fallecido, su viuda, a través de un despacho de abogados, hizo público un comunicado en el que recogía la versión del camarero sobre lo sucedido. El texto acusaba de malos tratos a los familiares con los que había compartido barra y justificaba la venta del negocio, también señalaba que hacía tiempo que no le facilitaban información de las cuentas del establecimiento, de a dónde iba lo recaudado o de cómo iba la gestión del bar. Sólo, según el comunicado, recibía su nómina.

placeholder Juanito, en una imagen de abril de 2022. (EFE/Quique García)
Juanito, en una imagen de abril de 2022. (EFE/Quique García)

"Juanito era todo miedo y angustia, y ni siquiera se atrevía a preguntar a sus sobrinos por la situación económica de la gestión de su negocio o del patrimonio inmobiliario, por miedo a su reacción. Hasta tal punto llegaba el alcance del secuestro emocional de Pinotxo”, apuntaba el texto difundido por su viuda. También señalaba que muchos clientes habían visto el trato recibido y que no tendrían ningún reparo en llamarlos como testigos ante un hipotético procedimiento judicial.

El texto además relataba una especie de motín liderado por sus familiares el pasado 27 de octubre y por el que los abogados de Bayén tuvieron que acudir al mercado para asistirle. Lo que sucedió, según el comunicado, fue lo que le hizo tomar la decisión de jubilarse. "Este quería seguir trabajando y bajaba cada día a su negocio, como había hecho durante toda su vida. Pues bien, el Sr. Asín y sus familiares habían salido de la barra, negándose a trabajar y a atender al público, para presionar a Pinotxo a fin de que se fuera de su bar, el bar que había regentado y hecho célebre desde hacía décadas", recoge el texto para añadir que "Pinotxo, desconcertado detrás de la barra, solo, presentaba, fruto de la situación, un aspecto deplorable, totalmente desconcertado. Hubo que ayudarle a reaccionar. Lo llevamos a la Asociación de Comerciantes, donde se repuso, y luego se trasladó a su casa. Este fue el último día de Pinotxo en su bar, su última vivencia: el espectáculo del Sr. Asín echándolo de su negocio".

Asín, tras la operación de venta, también publicó su propio comunicado. En él sostenía que Bayén había sido “teledirigido” y defendía que los perjuicios económicos para el Pinotxo serían enormes. Juanito se mantuvo en silencio hasta que pocos días antes de morir se reunió con su representante legal para elaborar el comunicado que se hizo público tras su muerte. Los abogados de Bayén también revelaron que Asín registró la marca Pinotxo Bar en noviembre de 2011 sin que su tío lo supiese y censuraron la osadía del sobrino para “presentarse como destinatario, sin serlo, de una herencia inigualable: la de un personaje irrepetible”

El adiós de una estrella

El cruce de reproches pasó a un segundo plano el pasado jueves. El Mercado de la Boquería despidió a su embajador más ilustre. Tras el funeral que se ofició en el tanatorio de Sancho de Ávila y al que acudieron la alcaldesa, Ada Colau, y el exalcalde y candidato por Junts el próximo 28-M, Xavier Trias, el coche que trasladaba los restos de Juanito puso rumbo al mercado. Allí le esperaban los tenderos con los que trabajó a lo largo de 75 años, además de clientes y curiosos. “Juanito no se movía de su metro cuadrado de gloria en la cafetera. Desde allí se ha convertido en el personaje más popular de la historia de nuestra querida Boquería. Siempre con su sonrisa, sus pulgares levantados y esa actitud alegre hacia los clientes”, recordó el frutero Eduardo Soley, como recoge la crónica de El País.

placeholder Vista general del Mercado de la Boquería. (Reuters/Albert Gea)
Vista general del Mercado de la Boquería. (Reuters/Albert Gea)

Centenares de personas se despidieron del emblemático restaurador mientras por la megafonía del mercado sonaba el Barcelona de Monsterrat Caballé y Freddie Mercury. Fue la última visita de Bayén a la Boquería, el mercado al que acudía todos los días desde que comenzó a ayudar a su madre tras la barra de la parada número 465 y al que, antes de jubilares, sólo dejó de ir durante los momentos más duros de la pandemia.

El pasado jueves, a la hora de comer, un coche fúnebre paró a las puertas del Mercado de la Boquería de Barcelona. Vecinos, clientes, políticos y tenderos despidieron a Juan Bayén, el carismático camarero del Pinotxo Bar, en el lugar en el que trabajó desde los 14 a los 89 años. Empezó ayudando a su madre en la parada 465 del mercado siendo un adolescente y se acabó convirtiendo en una leyenda, pero su jubilación a finales de 2022 y su muerte ha quedado empañada por la guerra familiar desatada por el traspaso del local que le hizo famoso. Recursos judiciales y un comunicado que asegura que el camarero "se quejaba amargamente del maltrato que recibía por parte de los familiares" que trabajaban con él son los dos últimos capítulos.

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