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Muere Fèlix Millet sin que el Palau haya podido recuperar la mitad del dinero esquilmado
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12 DE LOS 23 MILLONES

Muere Fèlix Millet sin que el Palau haya podido recuperar la mitad del dinero esquilmado

Ahora era investigado por hacer desaparecer objetos embargados y por recibir dinero de alquileres subrepticios. Miembro de una de las sagas de la alta burguesía catalana, fue condenado a 9 años y 8 meses de prisión

Foto: Fèlix Millet en una imagen de archivo. (EFE/Andreu Dalmau)
Fèlix Millet en una imagen de archivo. (EFE/Andreu Dalmau)

El gran patrón ha muerto. Fèlix Millet, el protagonista del mayor escándalo político-financiero de la historia de Cataluña, falleció este jueves en su casa de Cardedeu. Durante 19 años, fue el mecenas de referencia del mundo artístico y su labor al frente del emblemático Palau de la Música así lo demostraba. Pero era un gigante con pies de barro. En 2009, una operación judicial puso al descubierto las grandes vergüenzas de un prohombre de referencia de la burguesía catalana que, a partir de entonces, ya no sería la misma. El agujero en la institución alcanzó los 23 millones, de los que solo ha podido recuperar 12.

Durante las últimas décadas, la familia Millet fue una de las sagas más importantes de Cataluña. El padre de Félix Millet, del mismo nombre, ya había presidido el Orfeó Català (es decir, el Palau) entre 1951 y 1967. En 1990, el hijo creó la Fundación Orfeó Català-Palau de la Música, a través de la cual se convirtió en el cabeza visible de la mayor labor de mecenazgo de Cataluña.

Ese mecenazgo, no obstante, traspasó los lindes de la decencia institucional. A través de la ingeniería financiera montada por Millet en el Palau, se creó todo un sistema ilegal de financiación de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) con un mecanismo muy simple: grandes empresas constructoras que recibían contratos millonarios de la Generalitat que presidía Jordi Pujol pagaban el 4% de esos contratos al Palau de la Música. Fèlix Millet se quedaba para sus bolsillos el 1,5% de esas mordidas y el 2,5% restante se canalizaba en forma de donaciones hacia la Fundación CatDem, que se ocupaba de financiar a Convergència.

Foto: Fotografía de archivo del expresidente del Palau de la Música Félix Millet (i) y el exdirector administrativo del Palau de la Música Jordi Montull. (EFE/ Toni Albir)

Como curiosidad, baste decir que cuando Convergència perdió el poder en 2003 para dar paso a un gobierno tripartito presidido por Pasqual Maragall, el partido de Jordi Pujol, entonces comandado por Artur Mas, siguió recibiendo las mordidas, ya que los grandes contratos de edificación de la Ciudad de la Justicia y de la construcción de la Línea 9 del Metro los había dejado atados Pujol antes de salir de la Generalitat: solo por esas dos obras, CDC recibió 6.676.105,58 euros provenientes de Ferrovial. En el despacho de la directora financiera del Palau, Gemma Montull, apareció una carpeta con el expresivo título de Facturas convergentes. En ella, estaban las facturas de empresas proveedoras de Convergència que pagaba religiosamente Fèlix Millet. Era otra forma de financiar al nacionalismo.

Financiador del nacionalismo

Desde el momento en que se hizo cargo del Palau de la Música, Millet pasó a ser el mecenas de la política nacionalista. Hay un detalle que ha de tenerse en cuenta a la hora de valorar su figura: cuando a Àngel Colom le hizo falta dinero para liquidar su Partit per la Independència (PI), un alto cargo de CDC le recomendó visitar a Fèlix Millet, que le puso 72.000 euros encima de la mesa sin ninguna pregunta. Colom se hizo con el control de ERC a finales de la década de los 80, pero después dejó la formación y fundó el PI, al que trasvasó a una parte importante de su guardia de corps, empezando por Pilar Rahola, a la que había fichado para ser diputada por Esquerra.

La aventura del PI acabó mal y Millet pagó las deudas sin alterarse: libró un cheque de 12,5 millones de pesetas (era el año 2000) a la Fundació Espai Catalunya, que nunca llegó a funcionar. Pero el mecanismo de pago sí funcionó y el cheque sirvió para pagar las deudas del PI. Cuando años después se descubrió el pastel, Colom y algunos de los que habían participado en la aventura acordaron devolver, a escote, los 72.000 euros al Palau, aunque para entonces ya habían pasado 16 años. Además, Colom se había afiliado a Convergència y era el responsable de la Fundació Nous Catalans, integrada dentro de CDC.

“Era pequeño, pero con una soberbia gigante (...). Le gustaba dejar patente que era superior a los demás y por eso era incluso despreciativo”

Fèlix Millet como prohombre de la elite aristocrática catalana era una figura que imponía respeto. “Era pequeño, pero con una soberbia gigante -recuerda a El Confidencial una persona que le trató frecuentemente tanto a él como a su familia-. Le gustaba mucho dejar patente que era superior a todos los demás y por eso en ocasiones era incluso despreciativo”. El apoyo del poder político le hizo como era. “El aval político le dio alas y le convirtió en un semidiós, pero ese era un componente común a todos los que recibieron ese aval, como el exjuez Lluís Pasqual Estevill, cuyo carácter era muy parecido al de Millet”.

El patrono del Palau de la Música fue quien aportó la idea de que Cataluña estaba gobernada por 300 familias desde generaciones. Erraba el tiro: Cataluña está gobernada por apenas unas decenas de sagas, que controlan resortes económicos y políticos al mismo tiempo. Juegan al Monopoly con sus relaciones y quitan y ponen políticos o financian fuerzas políticas y aventuras a cambio de favores y de prebendas. Desde 1980, determinadas familias se convirtieron en los principales emporios económicos a la sombra del poder político alimentados con miles de millones de euros en contratos públicos. Los distintos sectores que conformaron esas docenas de familias potentes eran aquellos donde la Administración repartía sus favores: construcción, servicios penitenciarios, servicios de catering, energías alternativas y telecomunicaciones, entre otros. La cercanía de los mayores proveedores de esos servicios al poder político de la Generalitat ha conformado una burguesía prisionera de los designios de cierto poder político que a cambio de contratos públicos recibía incontables contraprestaciones económicas.

La confesión

En medio de esa arquitectura política y económica, Millet destacó por encima de otros miembros de esa aristocracia burguesa para escalar hasta la cúpula social, entre otras cosas, porque su familia era una de las más potentes de Cataluña. Durante su vida, el patrono del Palau de la Música recibió reconocimientos, galardones y premios por su labor de mecenas. Pero de igual modo, tras el escándalo del caso Palau le fueron retiradas distinciones e incluso le rehuían el saludo. Pasó de estar en la cúspide a morar en los infiernos. “Hace años que nadie quería saber nada de él. Le consideraban un apestado. Estaba al margen de la burguesía tradicional. Hay muchos que se alegraron con su caída, aunque públicamente no lo manifiestan”, explica otra de las fuentes.

"Hace años que nadie quería saber nada de él. Estaba al margen de la burguesía tradicional. Hay muchos que se alegraron con su caída"

Para atemperar el varapalo judicial, Millet llegó a confesar que había cometido un desfalco de 3,3 millones de euros en el Palau y que había desviado fondos de la institución pata reformar sus casas y para pagar viajes turísticos a Maldivas y Dubái, además de pagar en negro a algunos artistas que habían actuado en el Palau de la Música. En 2017, fue condenado a nueve años y ocho meses de prisión (por malversación de caudales públicos, apropiación indebida, tráfico de influencias, falsedad en documento mercantil y contra la Hacienda Pública), mientras que su mano derecha y director administrativo, Jordi Montull, lo fue a siete años y medio de prisión. La hija de este, directora financiera, fue condenada a cuatro años y medio de cárcel. La esposa y la hija de Fèlix Millet fueron condenadas a título lucrativo: la primera, a devolver al Palau 6,41 millones y la segunda, 112.782 euros. Millet fue multado con 4,1 millones por blanqueo de capitales y fraude a Hacienda, pero la sentencia le obligaba a devolver, junto a Montull, un total de 23,2 millones de euros, además de otras cantidades a Hacienda.

Esa sentencia también condenaba a más de 4 años de prisión a Daniel Osàcar, tesorero de Convergència, y a la propia CDC a devolver 6,6 millones de euros cobrados por comisiones ilegales. La Audiencia de Barcelona abrió una pieza separada en el trámite de ejecución de sentencia determinando que si Convergència ya no existía (presentó concurso voluntario de acreedores el 30 de marzo de 2020), eran responsables civiles los partidos PDeCAT y Junts per Catalunya. En un auto de 15 de febrero de 2022, la sección 10 dictó sentencia para decomisar los beneficios que hubiera podido obtener Convergència, pero exoneró a PDeCAT y JxCAT “por carecer este tribunal de competencia para examinar la hipotética sucesión de CDC por las formaciones políticas referidas”. Lo cierto, además, era que CDC tenía embargadas 22 sedes para responder de la responsabilidad en este escándalo.

Dos investigaciones abiertas

Entre 2020 y 2022, el Palau había conseguido recuperar más de 12 millones: del patrimonio de Fèlix Millet había conseguido seis millones de euros; de su esposa y sus hijas, pudo recuperar casi tres millones, de Jordi Montull se hizo con 1.600.000 euros y de la hija de este, recuperó casi 800.000 euros. De otros condenados, se llegaron a incautar varios miles de euros. Millet ingresó en la cárcel en 2020, cuando la sentencia fue firme. Cumplió algo más de dos años de su condena, ya que se le permitió acceder al tercer grado por su delicado estado de salud en otoño pasado. Los últimos meses, estuvo ingresado en una residencia privada, tras haber estado ingresado en el Hospital Penitenciario de Terrassa hasta enero de este año.

Foto: El juicio del caso Palau, antes de la lectura de conclusiones en Barcelona | Foto: EFE

Pero la polémica le ha acompañado hasta el último momento. El otrora prohombre tiene un procedimiento abierto después de que hubiesen desaparecido valiosos objetos de su casa que se tenían que haber puesto a disposición de la Justicia. La Fiscalía le denunció por la desaparición de más de 40 objetos en el 2021 y un juzgado de Granollers abrió diligencias. Los objetos eran de su propiedad, pero estaban embargados y no podía disponer de ellos. Entre otras cosas, desaparecieron dos colmillos de marfil y diversos objetos étnicos africanos. El fiscal le pide por ello 4 años de cárcel. Pero, además, el juzgado de instrucción número 12 de Barcelona lo investiga por haber alquilado varios de sus inmuebles subrepticiamente, lo que le suponía unos suculentos ingresos extraordinarios cuando aún no ha satisfecho sus deudas con el Palau.

El gran patrón ha muerto. Fèlix Millet, el protagonista del mayor escándalo político-financiero de la historia de Cataluña, falleció este jueves en su casa de Cardedeu. Durante 19 años, fue el mecenas de referencia del mundo artístico y su labor al frente del emblemático Palau de la Música así lo demostraba. Pero era un gigante con pies de barro. En 2009, una operación judicial puso al descubierto las grandes vergüenzas de un prohombre de referencia de la burguesía catalana que, a partir de entonces, ya no sería la misma. El agujero en la institución alcanzó los 23 millones, de los que solo ha podido recuperar 12.

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