ERC fía su plan de autodeterminación a que Pedro Sánchez consiga un tercer mandato

ERC fía su plan de autodeterminación a que Pedro Sánchez consiga un tercer mandato. Sería entonces, a partir de una posible nueva investidura del actual presidente en 2024, cuando los republicanos pondrían en marcha su iniciativa para un nuevo referéndum, este de carácter pactado y que precisaría un cambio constitucional. Por eso, el próximo año, el president, Pere Aragonès, se limitará a preparar y limpiar una propuesta catalana que pueda llevar a La Moncloa. Y por eso Pedro Sánchez ha rechazado esta nueva iniciativa, pero en realidad el verdadero debate empezará si vuelve a salir reelegido.

El líder del PSC, Salvador Illa, tiene razón cuando dice que lo único que se acabará votando es un posible cambio o ajuste en el actual Estatut de 2006. Pero la ambición de ERC y de Pere Aragonès es llegar más lejos: una consulta que permita dirimir en clave independentista el futuro de Cataluña en un entorno pactado con el Gobierno central y que gracias a ello consiga el reconocimiento internacional que hasta ahora se le ha negado al independentismo.

A simple vista, el plan tiene múltiples fallas. Pero le permite a Aragonès y, en buena parte, a Pedro Sánchez, ganar tiempo. El problema es que el president debe dedicar todo el 2023 a pactar una fórmula respaldada por una mayoría en el Parlament, para después elevar esa propuesta al Gobierno que salga de las urnas de las generales en diciembre de ese mismo año. Hasta 2024 no se empezaría a negociar con el Ejecutivo central.

El PSC considera la propuesta una deslealtad, sobre todo después del desgaste que le ha supuesto rebajar las penas de malversación, así que ha suspendido la mesa de diálogo y a partir de ahora la prioridad en la agenda de Moncloa ya no es Cataluña, sino la economía y el escudo social. También en buscar la manera para que Yolanda Díaz pueda presentarse a esas mismas generales con ciertas garantías y así reeditar el actual Gobierno.

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Si el PSC desconfía de un acuerdo sobre la autodeterminación porque ni encaja en la Constitución ni respeta lo que esperan las bases de su partido, Sánchez, por otras razones, considera que ya ha hecho mucho por los independentistas. A ello se suma que la posición de ERC en el Parlament, con solo 33 diputados, es débil.

La mala percepción de JxCAT

ERC no puede contar para su iniciativa de repescar el referéndum con los socialistas catalanes. Pero tampoco con sus antiguos socios de JxCAT, que todavía han recibido peor la propuesta de la nueva consulta.

El independentismo ha pasado de no tener hoja de ruta a tener dos en 72 horas. Ahora que Aragonès ha presentado la suya, Laura Borràs y sus valedores se han precipitado en reivindicar el preparem-nos de Carles Puigdemont: una vía contraria al diálogo con el Gobierno central y que apuesta por el choque directo y la confrontación.

Opinión

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Además, este sector de JxCAT no ha parado de reiterar estos días que mientras su plan consiguió convertirse en propuesta de resolución que el Parlament votó en 2021, el plan de claridad que exige Aragonès fue tumbado por falta de mayorías tras el debate de política general de este año.

Victoria moral de Puigdemont

El Parlament avaló el plan de Puigdemont en 2021 en una propuesta titulada Somos el 52%. En el plan de Aragonès hace falta una mayoría reforzada del 55% de los votos en un referéndum pactado con el Gobierno, la conocida como “vía Montenegro”. Ya desde el planteamiento se ve a las claras que es imposible casar ambas propuestas.

En ERC defienden que el plan de Aragonès es solo la concreción de esta resolución que plantea propuestas como la siguiente: “Solo un referéndum de autodeterminación acordado con el Estado Español puede sustituir el mandato político del referéndum del 1 de octubre de trabajar para hacer real a la República catalana”.

Al incluir a PSC y los Comunes, ERC ya da por superada la teoría del 52%

Pero en JxCAT destacan la parte más ejecutiva de la resolución, la que aboga por “la necesidad de preservar e incrementar las fortalezas democráticas del movimiento independentista" a través de los siguientes puntos:

1. La movilización ciudadana determinada en una confrontación democrática y cívica.

2. Las mayorías electorales inequívocas.

3. La pluralidad y transversalidad del proyecto.

4. Las instituciones de gobierno con agenda y liderazgo independentista.

Según ellos, Aragonès está desmovilizando a las bases y provocando todo lo contrario a “mayorías electorales inequívocas”, que es lo que reclamaba el “plan Puigdemont”. Por eso se oponen y restan legitimidad al “acuerdo de claridad” que se quiere impulsar ahora desde el Palau de la Generalitat.