Prohibido llenar piscinas y baldear las calles: las restricciones por sequía llegan a Barcelona

La Generalitat decretará este martes la alerta por sequía en la cuenca Ter-Llobregat, la que abastece a Barcelona y a su área metropolitana. Las reservas de agua se sitúan por debajo del 33% y aunque no habrá importantes restricciones para el consumo en hogares (más allá de la prohibición de llenar las piscinas o que los particulares limpien las calles con agua potable), otros sectores, como la ganadería, la agricultura o la industria sí deberán rebajar el consumo.

El Govern también incluirá al embalse de Darnius-Boadella, en la provincia de Girona, por lo que la comunidad contará con 550 municipios —hasta ahora eran 301 las localidades con restricciones—, en alerta por sequía, según datos facilitados por el Ejecutivo catalán. Son 6,7 millones de habitantes los afectados por la medida, es decir, casi el 90% de la población de la comunidad. Siguen en prealerta Riudecanyes y el Consorci d’Aigües de Tarragona.

La situación es “preocupante”, según la consellera de Acción Climática, Teresa Jordá, quien avanzó este lunes en una entrevista en Catalunya Ràdio la decisión del Govern. Así, el decreto de alerta por sequía, que previsiblemente entrará en vigor a finales de esta semana una vez que se publique en el Diario Oficial de la Generalitat, obligará a reducir un 25% el uso de agua para riego agrícola, un 10% para la ganadería, un 5% para la industria y un 30% para usos recreativos que impliquen riego.

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A aquellos particulares que tengan jardín se les recomienda que lo rieguen en las franjas horarias con menor luz solar, además de que lo hagan en días alternos con el único fin de garantizar la supervivencia de árboles y plantas. Por su parte, los ayuntamientos no podrán llenar las fuentes ornamentales.

“La ciudadanía no lo notará porque en el uso doméstico no habrá cortes de agua. El agua de boca está garantizada por más de un año”, remarcó Jordà si bien hizo un llamamiento para que la ciudadanía ahorre todo lo posible. La consellera precisó además que aunque está previsto que este invierno llueva más, las precipitaciones que puedan registrarse no podrán paliar la escasez de agua. "Esto no nos saca ni nos salva de la sequía", zanjó.

Sevilla, en alerta desde octubre

Sevilla (688.000 habitantes) es la otra gran ciudad española en alerta por sequía. Allí, se decretó a finales de septiembre y entró en vigor en octubre. Al igual que en Barcleona, está prohibido el llenado de piscinas, fuentes y estanques, el baldeo de calles y aceras, además los vecinos no pueden limpiar sus coches con manguera, excepto en empresas autorizadas.

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En la capital andaluza los meses previos a la declaración del estado de alerta se consiguió reducir el consumo de agua un 3%, mientras que ahora el objetivo es alcanzar un 5%. La empresa que gestiona el suministró descartó además un incremento de las tarifas, pero sí se han previsto multas para aquellas personas que no respeten las restricciones.