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Ciudadanos se hace el harakiri en su ciudad natal y agranda la crisis de la formación
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Ciudadanos se hace el harakiri en su ciudad natal y agranda la crisis de la formación

La portavoz en Barcelona, Luz Guilarte, renuncia a su acta de concejala y a encabezar las listas al ayuntamiento para 2023. La dimisión responde a un enfrentamiento personal con otros concejales

Foto: El presidente de Ciudadanos en el Parlament, Carlos Carrizosa (c), y Luz Guilarte. (EFE/Marta Pérez)
El presidente de Ciudadanos en el Parlament, Carlos Carrizosa (c), y Luz Guilarte. (EFE/Marta Pérez)

La lista de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona se ha deshecho como un azucarillo en el agua. De los seis concejales que atesoró el cabeza de lista Manuel Valls, solo quedan tres (que pueden ser dos en breve), sumidos en una gravísima crisis interna que ha puesto al partido naranja al borde de la desaparición. “Esto es un desastre”, resume un dirigente del partido naranja en conversación con El Confidencial. La hasta ahora líder de la formación en el consistorio, Luz Guilarte, anunció este lunes la renuncia al acta y a encabezar las listas de las municipales del 2023, con lo que el partido queda descabezado en la segunda ciudad española en importancia.

¿El motivo del desastre? Algunas fuentes apuntan a diferencias personales entre Luz Guilarte y Paco Sierra, el único concejal de Ciudadanos que queda del grupo original que fue elegido en las municipales de 2019. “La lectura que trasluce es que hay una crisis personal, pero que no hay diferencias políticas de por medio. Es una cuestión de gestión de personas. Sería una pena que Ciudadanos no estuviese presente en el Ayuntamiento de Barcelona tras las municipales del año que viene. Es preciso que nos demos cuenta de que lo más importante es el proyecto político y no las personas”, defiende un alto cargo de Ciudadanos en declaraciones a El Confidencial.

Luz Guilarte se ha ido dando un portazo. Este lunes, acusó a los otros dos concejales del grupo de urdir una trama cuyo objetivo último era “dinamitar el trabajo hecho por todos. No es posible que bajo estas condiciones yo pueda seguir al frente de este proyecto ni encabezar una candidatura electoral”, justificó. Según la ya exlíder de Cs en Barcelona, los otros dos concejales quisieron cambiar el organigrama del grupo municipal, destituirla y cambiar al coordinador, todo a espaldas del partido, pero prometiéndole a ella recuperar la presidencia del grupo municipal en cuanto se materializasen esos movimientos.

La hasta ahora líder municipal, que fue la segunda de la lista, tras Manuel Valls, asegura que no llegó a la política para aferrarse a un cargo. “Vine a luchar contra la degradación de la política”. Pero aun así sostiene que se va de ella “con la convicción del deber cumplido” y acusando a sus compañeros de intentar maniobras oscuras. “No todo vale en política y no todos los políticos son iguales. Yo elijo conservar mi libertad y mi dignidad”.

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La versión que dan sus compañeros de grupo es diferente. “El lunes de la semana pasada, tuvimos una reunión para pedir a Guilarte más democracia interna y algunos cambios estructurales para que el grupo funcionase mejor. Como se negó, votamos y aprobamos por dos votos a uno cesar a la presidenta de forma temporal, pero siempre ofreciéndole la posibilidad de volver a ser presidenta”, explica a El Confidencial Paco Sierra. Según dijo el concejal públicamente, todavía este domingo, él y su compañera Noemí Martín le ofrecieron a Guilarte su apoyo a seguir como presidenta municipal y como candidata en unas primarias si aceptaba los cambios que le proponían.

"No queremos ser candidatos"

El partido tomó posicionamiento a favor de Guilarte y anunció el pasado jueves que abría un expediente de expulsión a Sierra por haber destituido a la primera “a espaldas de la dirección de Cs” y porque “ha intentado integrarse en las listas electorales de otras formaciones de cara a los próximos comicios municipales de 2023”, achacándole falta de compromiso con el partido.

Pero Sierra rechaza las acusaciones oficialistas y de la hasta ahora jefa de Ciudadanos en el ayuntamiento barcelonés. “Ni trama ni ‘golpe de Estado’. Lo que queremos es un cambio de rumbo en la organización, implicar más a las agrupaciones y a los afiliados, ilusionar a la gente. No queremos ser candidatos, sino tomar un rumbo diferente”, afirma. El veterano concejal pone sobre la mesa un dato para sustentar su versión: en mayo próximo abandona la política activa y vuelve a su despacho. Es una decisión que tomó hace varios meses y que confirmó a primeros de 2022 a El Confidencial. “Mi intención es volver al despacho, pero dejar a la lista de Ciudadanos con posibilidades de volver a tener grupo municipal propio tras las elecciones de 2023. Quiero irme con la conciencia tranquila y con la misma ilusión que tenía cuando me afilié a Ciudadanos en 2010”, subraya.

Foto: Acto político de JxCAT. (EFE/Quique García)

La historia de Ciudadanos en la capital catalana, la ciudad que vio nacer a este partido, anticipa lo que puede ser un desastre. Primero fue el propio Manuel Valls quien protagonizó una escisión, con la que se llevó también a Eva Parera. Y del grupo de Ciudadanos nacieron dos: Cs y Barcelona pel Canvi (que luego se transformó en Valents). El motivo de la discordia fue el apoyo que Valls dio a Ada Colau para ser elegida alcaldesa. Su razonamiento era que si Colau no resultaba elegida, sería el independentista Ernest Maragall (ERC), por lo que eligió “el mal menor”. Eso provocó un primer choque entre la dirección de la formación naranja y el político francés. A finales del verano de 2021, Valls renunció al acta de concejal y su sucesor, Òscar Benítez, siguió en las filas de Valents en lugar de optar por la oficialista de Ciudadanos. Apenas tres meses antes, Marilén Barceló abandonó Ciudadanos, pero no dejó el acta: no le permitieron engrosar el grupo de Valents, pero desde entonces ha apoyado a los dos concejales de este partido frente a Cs, por lo que el grupo inicial quedó dividido, desde la mitad de la legislatura, en dos bandos de tres ediles cada uno.

Pero ahora, los tres concejales de Ciudadanos han tenido otro encontronazo, que ha terminado con la renuncia de Guilarte. Hace apenas un mes, el exsocialista Celestino Corbacho, exalcalde de Hospitalet y expresidente de la Diputación, que la apoyaba en el grupo, anunció su jubilación y le sustituyó Noemí Martín, que se alineó enseguida con Paco Sierra. El conflicto alcanzó entonces cotas estratosféricas. En resumen, lo que hace cuatro años prometía ser una candidatura de gobierno para dirigir Barcelona, se ha quedado en agua de borrajas. A poco más de tres años, aquella iniciativa, que obtuvo seis concejales, solo conserva tres de ellos y puede estar a punto de perder otro.

La paradoja es que Fernando Carrera, el siguiente de la lista, que debe sustituir a Luz Guilarte, era de la ‘cuerda’ de Manuel Valls. Y, además, pasó a militar el año pasado en el PSC y hoy es asesor del primer teniente de alcalde, el socialista Jaume Collboni. Como número nueve de la candidatura, Carrera debe tomar el acta de concejal y ha de optar por una de las siguientes cuatro opciones: integrarse en el grupo municipal de Ciudadanos, lo que no parece factible; pasar a integrar el de Valents; pasar a concejal no adscrito, o renunciar al acta. Sea como sea, Ciudadanos ha quedado muy tocado en la capital catalana.

La lista de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona se ha deshecho como un azucarillo en el agua. De los seis concejales que atesoró el cabeza de lista Manuel Valls, solo quedan tres (que pueden ser dos en breve), sumidos en una gravísima crisis interna que ha puesto al partido naranja al borde de la desaparición. “Esto es un desastre”, resume un dirigente del partido naranja en conversación con El Confidencial. La hasta ahora líder de la formación en el consistorio, Luz Guilarte, anunció este lunes la renuncia al acta y a encabezar las listas de las municipales del 2023, con lo que el partido queda descabezado en la segunda ciudad española en importancia.

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