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Moe tenía en el Raval uno de los 10 mejores bares del mundo, pero olvidó que era un negocio
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"Llevábamos años sin ganar nada"

Moe tenía en el Raval uno de los 10 mejores bares del mundo, pero olvidó que era un negocio

La historia de Two Schmucks era un ejemplo de éxito mundial hace un mes. Ahora, casi todo su equipo ha dimitido y uno de sus creadores acusa a unos inversores internacionales de haberle arrebatado el negocio

Foto: Foto: Two Schmucks.
Foto: Two Schmucks.
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El bar de Moe olía a puro éxito hace solo unas semanas. Situado en la calle Joaquim Costa del barcelonés barrio del Raval, Two Schmucks era uno de los mayores ejemplos del cosmopolitismo de la Ciudad Condal. Moderno, internacional (casi todo se despachaba en inglés), 'instagrammer' y canalla, se había convertido en un clásico de los cócteles y el 'brunch'. Presumían de haber abierto otros dos espacios más en la misma calle, y su obra original acababa de ser nombrada el séptimo mejor bar del mundo. Pero todo saltó por los aires justo después de recibir el premio. Casi todo el equipo de Two Schmucks ha dimitido, y su jefe, Moe Aljaff, acaba de compartir un vídeo en sus redes sociales contando el fin del proyecto sin pelos en la lengua. ¿Qué pasó? Ya ni los negocios más 'underground' se libran de la sombra del mundo financiero.

El terremoto del Two Schmucks ya es uno de los mayores culebrones del año en el sector hostelero español. Muchos expertos en este mundo muestran estos días su sorpresa al descubrir, a través del trabajado vídeo de Aljaff, que el recién nombrado tercer mejor bar de España (solo otras dos coctelerías barcelonesas mejoraron su posición en la lista 'The World's 50 Best Bars', una organización en la que participan marcas de bebidas de todo el mundo, ofrecida a principios de octubre) había estallado. Pero aún más sorpresa había por la guerra por el entramado societario que la explicación dejaba al descubierto.

Foto: Paradiso está en el barrio del Born de Barcelona. (Instagram/@paradiso_barcelona)

Tras el estilo 'hipster', independiente y rebelde que vendía desde su apertura, el lugar se sostenía desde hacía tiempo con dinero llegado de Roland Nash, un inversor internacional conocido por liderar el fondo de capital riesgo VPE Capital. Un importante actor financiero con ramificaciones en Rusia y Emiratos Árabes Unidos y con una relación especial con Mubadala, el fondo soberano de EAU, principal accionista de Cepsa o el Manchester City. Ahora, mientras el vídeo de Aljaff en el que da su versión sobre lo ocurrido se hace viral, sus antiguos socios desmienten sus palabras e intentan salvar la imagen de los locales.

Desde El Confidencial, hemos contactado con todos los protagonistas de la historia, enzarzados en un cruce de acusaciones y versiones. Los que hasta hace nada eran socios, chocan ahora en muchas partes del relato, pero coinciden en algo que empieza a dejarse ver en muchos otros espacios similares: la pandemia ha acelerado el cambio en el negocio hostelero español. Y este caso es un ejemplo perfecto de ello.

El pequeño establecimiento familiar o de amigos con firma de autor se ha vuelto algo casi imposible de sostener y el que busca crear algo ha de tirar de grandes inversores con una visión muy diferente de los negocios. Las grandes fortunas se abren paso en la hostelería de las ciudades ante las dificultades de los pequeños emprendedores de mantener su apuesta a flote. Aunque no lo muestren superficialmente, ya de eso no se libran ni los mejores bares ni los más alternativos.

"Todo fue más o menos bien desde que abrimos, en 2017, hasta la pandemia. Entonces, yo, que era el que ponía el dinero en el bar (diga lo que diga Moe), les dije a Aljaff y a AJ, que eran los otros socios en ese momento, que no podía seguir cargando solo con los gastos cuando encima estaba todo cerrado. Me puse a buscar y di con Roland Nash, un inversor con muchos años de experiencia y carrera internacional y que es parte del 'venture capital' VPE Capital. Le contamos nuestro proyecto y lo que hacíamos y le convencimos para poner dinero, dándonos libertad absoluta". El que habla es James Bligh, uno de los fundadores de Two Schmucks y la parte de los creadores que sí se ha quedado en el negocio después de la estampida general. Su explicación choca en puntos clave con la de Aljaff, pero asegura tener todos los papeles para demostrar que su relato es el real.

Siguiendo los recuerdos de Bligh, las palabras de Moe tanto en su vídeo como en su entrevista con este periódico y los artículos aparecidos desde 2020, se ve que el dinero de Nash sentó bien al proyecto del Raval. "Claro, con lo mal que le ha ido a todo el mundo durante esta crisis, seguro que se han endeudado muchísimo. Pues no. Salieron adelante reforzados, de hecho, su segundo local, Two Schmucks on a Terrace, que funciona en la actualidad a pesar de las restricciones, gracias a una gran terraza y una oferta de desayunos y 'brunch', abrió hace un par de meses. Y acaban de conseguir el traspaso de un tercero, gracias a diversas fórmulas que dieron buenísimo resultado", contaba el medio especializado 'El Comidista' en enero de este año.

En el artículo se habla de 'merchandising' y apoyo de sus parroquianos, pero no se menciona la inversión extra. Eso sí, el momento de expansión empezó a cambiar poco después de aquel artículo. Si un punto clave fue la pandemia, otro no menos importante fue marzo de 2022, según Aljaff. Desde aquel instante, empezaron las hostilidades entre los socios.

Rusia, negocio y premios

Moe pone el cambio en ese instante porque, según él, con la guerra de Ucrania la postura de Nash con su negocio cambió. Lo que hasta ese momento había sido libertad absoluta para hacer lo que quisiera y aprobación general a sus formas de proceder, pasó a ser un control férreo. "Empezaron a controlar incluso las propinas, querían pagar mucho menos a los trabajadores, ponerlos en el salario mínimo, y que además no se pudieran llevar las propinas. Era una barbaridad", cuenta Aljaff.

Los inversores empezaron a intervenir, todo según Aljaff, hasta en la calidad de lo que se despachaba. Comenzaron a revisar la calidad de los productos e intentaron controlar su labor. "Aguantamos lo que pudimos, pero ya veía que habíamos cometido un error al dejar entrar a estos inversores en el negocio", añade. Entonces, descubrió que su participación se había diluido y que Nash controlaba todo, salvo una pequeña participación que mantenía Bligh. "No contraté a un abogado para que revisara el papeleo y creo que ese es el gran error que cometí y que quiero mostrar al mundo con mi vídeo. Si haces negocios con este tipo de personas, necesitas un abogado. Y lo cierto es que me ha escrito mucha gente diciendo que les ha pasado algo parecido".

La versión tanto de Nash como de Bligh difiere mucho de la de Aljaff en ese punto. Para el primero, que no para de repetir que no tiene nada que ver con la marcha del negocio, pese a ser señalado por Aljaff, la guerra no cambió nada y todo es una cuestión interna. Se apoya en lo que cuenta su ahora único socio. "Claro que Nash nos apoyó durante un tiempo porque el proyecto le gustaba, y sigue creyendo en él. Pero había un problema y es que el bar no había dado dinero y seguía sin darlo. Nada", comenta Bligh.

placeholder El interior de Two Schmucks. (Foto: Two Schmucks)
El interior de Two Schmucks. (Foto: Two Schmucks)

En ese lado del tablero, todos se defienden asegurando que Aljaff es un gran 'barman', pero un mal gestor de negocios. "Le dijimos que nos dejara la gestión financiera a nosotros y él se quedara con el resto, con un buen sueldo y siguiendo con su trabajo, que lo hacía bien. Pero no quiso. No se daba cuenta de que el bar no daba dinero y si seguíamos así, los inversores se iban a ir", recuerda. "Nash es una persona genial, pero obviamente es un hombre de negocios y si inviertes es para ganar dinero". Al final, la solución para todos fue la salida de Aljaff y dar una vuelta al funcionamiento de la coctelería del Raval.

Aunque descartan cambio alguno por lo ocurrido en Ucrania, lo que es cierto es que VPE tiene lazos importantes con Rusia. Es un fondo con un importante foco en la región de la antigua URSS. A día de hoy, tiene sede en la capital de Kazajistán y desde 2020 gestiona junto a otro socio turco el aeropuerto de Astana. Pero si buscamos por su nombre anterior, Verno Capital, la huella es mayor. Bajo esa nomenclatura, Google aún te muestra la sede que el fondo tenía en Moscú y se pueden encontrar noticias que cuentan cómo era un relevante actor para los inversores en la región. Sobre todo tenía, y sigue teniendo, un cliente especial, el fondo soberano de EAU, Mubadala, que confiaba en ellos para sus movimientos en Rusia hasta adquirir buena parte de la compañía. A día de hoy, eso sí, están mucho más enfocados en el Medio Oriente.

Bligh asegura que la inversión en Two Schmucks es una apuesta personal de Nash (un inversor que también aparece en papeles como los Offshore Leaks por su relación con Malta), no algo que se hiciera a través de VPE, por lo que resta importancia a todo lo que tiene que ver con el fondo. "No es cierto lo que dice Aljaff de que él y su mujer quisieran controlar todo. Él puso dinero y se quedó con la parte que le tocaba. Querían rentabilizar su inversión, y yo eso lo veo algo lógico. Yo también puse el dinero para el primer bar, metí mis ahorros en ello y me quedé con el 98% del negocio porque era el único que puso dinero. Pero no podía seguir así. Llevábamos años sin ganar nada", comenta. De nuevo el relato choca con la imagen vendida durante años de que era un local prácticamente levantado con las manos de Moe y sus amigos. "Él es muy bueno haciendo publicidad", deja caer Bligh.

Aljaff por su parte, defiende que la postura tomada por sus antiguos socios es la que se esperaba, aunque le da mucha pena. "Bligh lleva tiempo sin cogerme el teléfono y en ningún momento me avisó de lo que querían hacer. Si eramos socios debía haberlo hecho, quizá se podría haber reconducido. Pero bueno, ahora dirán que yo era mal manager y todas estas cosas para salvar la imagen".

¿De qué depende el mejor bar del mundo?

Tras el choque de acusaciones, la guerra por el séptimo mejor bar del mundo continúa y deja otra pregunta en el ambiente, ¿puede sobrevivir algo de autor como Two Schmucks a sus impulsores, a la imagen del local? La idea de los actuales inversores es que sí. Para hacerlo, han apostado por recuperar a una de las gestoras del local durante años que salió del negocio hace unos meses por discrepancias con la dirección. Con ella seguirá el nombre de siempre y la idea es continuar con el mismo estilo. Aljaff, por su parte, cree que se pierde la esencia. "Quieren pagar menos a los trabajadores y bajar la calidad de los productos, se perderá lo que era", añade.

Bligh es claro, dice que la idea gusta y el proyecto también. Mientras, intenta desligar esa idea de que el alma del local era Moe —"eso no es cierto, el alma eran Pom y Juliette, las chicas que manejaban el bar"— y asegura que la apuesta original continúa, pero hay que ganar dinero. "Montamos hasta tres locales en este tiempo, imagina la inversión, y no hemos visto aún nada de dinero. Los premios están muy bien, pero hay que ser rentables", añade.

Moe, por su parte, tiene como objetivo abrir un nuevo local en Estados Unidos, y está en periodo de prueba para ver si su idea funciona en alguna ciudad. "Esto es importante, porque me voy a traer a todos los que trabajaron conmigo en Barcelona y que ahora han dejado el bar. Quiero que trabajen aquí en el nuevo local que vamos a abrir. Aunque, eso sí, antes de nada quiero probar". Algo que, dice, tiene claro es que no volverá a confiar en inversores. "Eso ya lo he aprendido, si monto algo lo haré siendo el dueño de todo para evitar estos problemas. No quiero volver a pasar por algo así", termina.

El bar de Moe olía a puro éxito hace solo unas semanas. Situado en la calle Joaquim Costa del barcelonés barrio del Raval, Two Schmucks era uno de los mayores ejemplos del cosmopolitismo de la Ciudad Condal. Moderno, internacional (casi todo se despachaba en inglés), 'instagrammer' y canalla, se había convertido en un clásico de los cócteles y el 'brunch'. Presumían de haber abierto otros dos espacios más en la misma calle, y su obra original acababa de ser nombrada el séptimo mejor bar del mundo. Pero todo saltó por los aires justo después de recibir el premio. Casi todo el equipo de Two Schmucks ha dimitido, y su jefe, Moe Aljaff, acaba de compartir un vídeo en sus redes sociales contando el fin del proyecto sin pelos en la lengua. ¿Qué pasó? Ya ni los negocios más 'underground' se libran de la sombra del mundo financiero.

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